Mañana en la batalla piensa en mí, Javier Marías
"Nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda. Nadie piensa nunca que nadie vaya a morir en el momento más inadecuado a pesar de que eso sucede todo el tiempo, y creemos que nadie que no esté previsto habrá de morir junto a nosotros" Mañana en la batalla piensa en mí.
Que Javier Marías es uno de los mejores escritores del panorama, no solo español si no mundial, es una cosa archiconocida y no voy a ser yo el que venga a descubrirlo. Con cada palabra escrita, cada relato, novela, ensayo, articulo el escritor madrileño ha ido levantando una reputación literaria que lo ha elevado a la categoría de figura imprescindible en las letras universales. ¡Larga vida al rey de Redonda!.
Mi relación con la obra de Marías empezó con la lectura de un librito llamado Vidas escritas, donde habla de una serie escritores, escribiendo sobre su vida y describiendo una fotografías correspondientes de cada autor. La siguiente lectura fue Cuando fui mortal, una colección soberbia de relatos
La novela ha reseñar, escrita y publicada en el año 1994 fue galardonada con el premio Rómulo Gallegos, siendo el primer autor español en obtenerlo. Sin que esto sea un spoiler (de hecho en la breve sinopsis se comenta), comienza con un hombre acostado en una cama junto a una mujer que acabara falleciendo. Lo que parecía como una noche especial entre dos amantes acaba tornándose en una situación trágica. Víctor Francés, un escritor para otros, lo que vulgarmente se llama "negro", comienza una relación con Marta Téllez una mujer casada, y los dos acuerdan una cita clandestina al amparo de la noche en casa de ella, aprovechando que el marido esta en Londres por un viaje de trabajo.. Las cavilaciones del protagonista conjugan todo el relato, en un fluir de pensamiento que bambolea entre el pasado y el presente. Nuestro protagonista deberá hacer lo imposible, primero, para poder asimilar la muerte de su "amante", y segundo, como se las verá y se las deseara para salir de la casa de ella en mitad de la noche. Lo que sigue son las idas y venidas de Francés por el entorno de la finada, en un morboso sentido de la curiosidad.
Lo más fascinante de la novela es como, de una simple premisa, Marías es capaz de crear un relato tan intenso como trepidante. A través del monologo interior del protagonista, se va conjugando el hilo narrativo, donde el narrador se permite parar la historia y dar rienda suelta a sus pensamientos. Dudas, miedos, recuerdos y frases llenas de cinismo, configuran la personalidad de Víctor Francés. Nuestro protagonista destila un aire de dura melancolía, desprende un aura fascinadora, atrayente. Un hombre que se ve envuelto una situación extraña y por ello se siente como un extraño, como si una mano del destino con un sentido el humor bastante oscuro, le hubiera colocado allí para mortificarlo. Es un superviviente, como decía antes un autor para otros que debe sobrevivir aceptando encargos mediocres tales como corregir novelas de principiantes, escribir guiones de series que nadie ve o redactar discursos para altas personalidades carentes de rapidez. Uno de estos últimos encargos tendrán que ver con el rey emérito, al cual se referirá como "el Solo" o "The Only One", en un capitulo tan delirante como surrealista donde mantendrá una conversación con el emérito sobre cine.
Otro elemento que hace que la novela sea deslumbrante es la mezcla que tiene de géneros. Por momentos parecerá que estamos leyendo una obra pura de terror psicológico como una hipnótica historia del mejor cine negro. Javier Marías es un maestro en la mezcla de géneros, nacido seguramente de la conocida cinefilia del autor. Cinefilia que demuestra en varios momentos donde se nombras películas clásicas de titanes del cine como Orson Welles. A colación de Wells, María comparte otro amor con el director de Ciudadano Kane, el bardo inmortal, William Shakespeare. Pues la preciosa frase que da titulo a la novela viene de Ricardo III: "Mañana en la batalla piensa en mí, y caiga tu espada sin filo: ¡Desespera y muere! " Una frase muy acorde con la situación que vive nuestro protagonista pues debe pensar constantemente en la mujer que yace en la cama, mientras lidia con su propia batalla.
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