David Gistau. El penúltimo negroni.

 Estos años maravillosos, protagonizados por una generación de futbolistas mágicos en el juego y predadores en la ambición serán también el punto de apoyo sobre el cual el fútbol español construirá su porvenir. Purgadas las flaquezas, selladas las debilidades psicológicas. Esa costumbre del éxito, que hasta el bostezo admite en ocasiones, y que desde hace ya mucho tiempo identificó a grandes clubes como el Real Madrid y el Barcelona, ha terminado su mudanza al equipo nacional. La de España ya es una camiseta que huele a leyenda.
                                                                                        "La triple corona". El mundo, 2 de julio de 2012

Pensado ahora, supongo que compusimos una estampa patética, observando los dos con infinita lástima al pajarito muerto como si acabáramos de matar a un boy scout con una bala perdida y diciéndonos cosas a lo William Munny: le quitas todo lo que podría haber sido este ruiseñor. Pero creo que ahí quedó bloqueada para siempre cualquier posibilidad de que yo acabara adquiriendo con los años afición a la caza. El ruiseñor de Cáceres hasta se me cruzó en las lecturas de los relatos africanos de Hemingway, como el Francis Macomber, igual que el pajarito de Caillou ha sacado a mi primogénito de algunos de los refugios mentales de la infancia.    
                                                                               "El pajarito de Caillou" XL Semanal, 13 de julio 2014

Yo no he sido un lector asiduo de periódicos. De echo siempre me ha resultado imposible pasar una pagina sin tener que desbaratarlo. Pero siempre me ha gustado el crujir de sus paginas y el intenso aroma de tinta, mezclado con el del café recién echo y el pan tostado. Esa imagen (en peligro de extinción) de señores mayores leyendo el Marca o el As, sentados en las barras de los bares, mientras remojan el gaznate con un carajillo de Baileys, tan tierna como castiza. 

Muchos de los escritores que admiro, por no decir idolatro, han ejercido una doble vida de novelistas y periodistas. De los "Doce", podría nombrar a Juan Marsé, que mientras narraba los amores de Teresa y el "Pijoaparte", colaboró en revistas como Por favor, donde realizó una serie de retratos de la fauna de la alta sociedad española en Señoras y señores; También el Nobel peruano Mario Vargas Llosa ejerció de periodistas, incluso hoy en día; pero de todos los que mejor compaginaron estas dos profesiones son Arturo Pérez-Reverte con sus Patentes de Corso y Truman Capote, que llego a combinarlas en esa obra maestra que es A sangre fría. Y no puedo dejar de hablar de el gran escritor que es Ernest Hemingway (él cual esta muy relacionado con el libro a reseñar), que supo moverse como nadie entre la novela, el cuento y el artículo periodístico.

Y a que viene esto, pues que el libro a reseñar ha sido una aproximación a lo que es en esencia el noble arte del artículo periodístico. Y quien mejor para mostrármelo que el tristemente desaparecido David Gistau. Y he decir que esta lectura ha sido una de las mejores del año. Un autentico deleite, que me ha echo apreciar a un autor (por desgracia muy tarde), que escribía como nadie, que con cada uno de los artículos que conforman esta antología, demuestran una soberbia inteligencia, un verdadero espíritu de amor a la vida y un uso del lenguaje maravilloso. Damos y caballas esto es David Gistau, el penúltimo negroni.

David Gistau nacido en la villa de Madrid en el año de nuestro Señor de 1970 y prematuramente fallecido en 2020 con apenas cuarenta y nueve años, fue un hombre que vivió y entendió la vida de manera muy personal. Y su escritura no iba a ser menos. Él escribía como "le daba la gana", sin concesiones, sin amiguismos, no vino para quedar bien con todo el mundo, vino a escribir lo que salían de sus entrañas, tanto si gustaban como si no. Yo de nombre no lo conocía, si no de vista, al haberlo visto en alguna tertulia matinal. Un hombre grande, de pelo y barbas rizadas, con un aspecto de patriarca bíblico como dijo Jiménez Losantos y  tierna sonrisa de gigante bonachón. Cuando me enteré de su muerte me dio pena, sobretodo por la edad tan joven y que cuatro niños se habían quedado sin padre. Y al salir este libro dude en comprarlo, pues no era un género que me interesara mucho. Pasaron los meses y al final decidí comprarlo y ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. 

Los artículos de Gistau son maravillosos, ejemplos de que el periodismo puede ser escrito con la mejor literatura. En ellos el periodista habla, como decía, de lo que le daba la gana. Un análisis sobre la situación socio-política española, unas palabras sobre el ultimo partido del Real Madrid, hasta incluso una crónica de guerra. Una característica en sus artículos son las constantes referencias a la llamada "cultura popular". Los Simpsons, Juego de Tronos, Astérix o Tintín se pasean por sus líneas, mostrando un gran conocimiento de ella. Junto a ellas están las referencias a Conrad, Salinger, Chaves Nogales, nombres de gustos más "intelectuales".

El gran referente de Gistau en el periodismo fue Francisco Umbral. El dandy de nuestras letras fue su padre espiritual. Del maestro aprendió que cualquier cosa servía para llenar el "puto folio", que había que ser claro y no llenarlo de florituras innecesarias. Directo y al grano y sobre todo que no hay que hacer rehenes y si hace falta quemar las naves. Otro autor al que se le ha comparado (siempre las comparaciones son odiosas), es el ESCRITOR con todas las letras: Ernest Hemingway. Los dos compartieron aficiones tales como la caza, el boxeo y sobretodo la literatura. Que pena su producción literaria fuera tan escasa. De echo se va a reeditar una de sus pocas novelas Ruido de fondo y ardo en deseos de hincarle el diente.

El penúltimo negroni nos presenta varios, capítulos o secciones, donde se da una muestra antológica de los "mejores" artículos publicados en ABC, La razón y XL Semanal. Incluso se recupera uno de sus primeros artículos publicados en Paisajes desde el tren, una revista que ofrecía RENFE para sus pasajeros. Ahora pasaré a hablar brevemente sobre cada una de las secciones del libro.

Rosebaud (Sobre el tiempo no perdido pero pasado). El libro nos saluda con una selección de artículos donde se nos muestra al hombre detrás del periodista. David Gistau se abre en canal y nos habla del reto de la paternidad, de los viejos recuerdos de infancia, como aquel donde casi conoció al torero El Yiyo; de cuan distintas eran las calles de "aquel Madrid" visto a los ojos de un niño, mientras las bombas etarras estallaban a lo lejos; un encuentro casual en el ascensor con el padre de Mafalda; la autentica magia vista en las botas de Juanito Maravilla. Pero sobre todo, como nació en el un atroz miedo a la muerte al nacer su primer hijo, (Gistau tuvo cuatro hijos), al pensar constantemente en la prematura muerte de su padre. La sola idea de que sus hijos tuvieran que soportar su perdida le atormentaba, pues sabía de primera mano lo malo que es para un niño vivir sin la figura paterna. Por desgracia el destino tiene un sentido del humor bastante cruel.

Gistau, desecandenado (Al abordaje de una España no tan lejana) y Rocanrol reglamentario (Ni un cabo suelto). Una de la grandes especialidades de Gistau era la política. Muchas de sus intervenciones televisivas fueron analizando la situación política española, tan compleja y extraña como única. Y como bien reza el primer título el periodista ofrece un ejercicio de libertad absoluta. Es un francotirador certero e inmisericorde, que tiene una bala con el nombre grabada para todos. Las siglas no le interesan, la ideología le resulta indiferente. Los palos se dan por igual tanto a derecha como a izquierda, pues el buen hacer del buen periodista debe radicar en, la equidistancia, algo que muchas veces es imposible, dada nuestra esencia de sangre caliente. Bien es cierto que muchos aspectos de Gistau pueden llevar a reconocerlo como una persona "conservadora", entre muchas comillas, y si que es verdad que Gistau defiende valores que para muchos pueden ser anticuados, pero sin caer en ese extremismo patriótico tan casposo que caen algunos. Personajes de la política como los presidentes Zapatero, Rajoy y Sánchez, Albert Rivera o Pablo Iglesias, inclusive sus majestades Juan Carlos I y Felipe VI, son analizados por la aguda mirada de Gistau, que fue (en mi opinión), uno de los mejores analistas políticas de la prensa patria. Una voz critica, justa, inteligente y totalmente independiente, cualidades tan poco dadas hoy en día.

Cómo ser Norman Mailer (Sobre la cultura, sucedáneos y allegados). Norman Mailer, uno de los escritores fundamentales para entender al nuevo periodismo literario, junto a Truman Capote, es usado aquí como referencia para lo que intentaba alcanzar Gistau a golpe de artículo. Y en un artículo de igual título, el periodista nos da una clase de como se ha de escribir, basándose en su propio criterio, al mirar el reflejo que desprende una novela escrita por Mailer. En los artículos que comprenden esta sección Gistau dirige su mirada a la cultura, en general, hablando temas tan diversos como el cine de Clint Eastwood, el juicio de Michael Jackson, la actuación del Chikilicuatre en Eurovisión, Salinger en su falsa fobia social, etc, etc. Un amor eterno hacia su "padre", literario y espiritual que fue Umbral y una preciosa reflexión sobre el "buen" Chaves Nogales. David Gistau era una muestra del verdadero hombre culto, que es capaz de hablar de Los Soprano, pasando por la poesía de Leopoldo María Panero y la música de Loquillo.

Psicosis en Chamartín y en el cuadrilátero (Sobre el Madrí y algún deporte más). No recuerdo quién lo dijo, pero oí en un programa de radio deportivo, que un buen periodista tenía que dar muestras claras de su afiliación a algún equipo de fútbol. En mi opinión eso mas que beneficiar perjudica, pues muestra la poca equidistancia que se tiene y las criticas siempre o serán tibias o falsas. Pero Gistau demostró que se puede ser madridista y no caer en el fanatismo. El fútbol y el boxeo fueron dos grandes pasiones en la vida de Gistau. Grandes artículos escribió por la apoteósicas victorias de la Selección Española, al conquistar dos Eurocopas y un Mundial consecutivos. Y son de gran emoción los artículos que relatan las conquistas de las cuatro ultimas Champions del Madrí, para mí como madridista, rememorar esos partidos me han llenado de alegría. Pero no solo se habla del Real, por aquí pasan Messi, las rastas de Neymar, LaMota más allá de Toro salvaje, la tranquilidad de Zidane frente a la explosión de Maradona. Y una mención especial al articulo dedicado a la muerte de esa enorme futbolista y bellísima persona Enrique Castro Quini.

Figurante de guerra (Sobre el resto del mundo y un "intento fallido"). Como muchos otros, David Gistau escuchó la llamada de la aventura y partió hacia las zonas de conflicto activo. Afincándose en Pakistán, allí fue testigo y cronista para La Razón de la guerra entre los Estados Unidos y las milicias terroristas en busca de Osama Bin Laden en Afganistán. Y como siempre, la realidad supera la ficción. La experiencia de la guerra no fue muy agradable para él. Gistau hace de narrador en primera persona, acompañado de otros dos periodistas, una mujer y un hombre argentinos, del conflicto. El capítulo comienza con un recuerdo sobre como afecto al mundo los atentados del 11-S, con un titulo muy significativo ¿Dónde estabas tú, ese día?, pues por desgracia, siempre se recuerda esos malditos días. Nos relata la relación con los contrabandistas de la frontera de Afganistán, sus infructuosos intentos de cruzarla, los problemas de no llevar la barba que luego luciría y un episodio entre triste y entrañable donde disputan un partido de futbol. Un intento de recuperar la normalidad, entre los tiros y las bombas, con el corazón de un niño, pegando patadas a un balón.

El puto folio del columnista. Y por ultimo se nos muestran toda la idiosincrasia del periodista. Una selección de todas y cada una de las filias y fobias que conformaban su mundo. El microcosmos de un oso pardo de apetito voraz, de un hombre de gran sabiduría capaz de hablar de cualquier cosa. Un primer articulo recuperado de cuando perfilaba los Paisajes desde el tren. Gistau fue un gran observador, tanto de esta España nuestra, tan compleja y querida, llena de contradicciones, pasiones y rencores, Gistau escudriñó con lupa la cultura, tan al alcance de la mano por un clic, demostrando que tan disfrutable es una película de Tarantino, como un libro de Salinger, un comic de Astérix o un episodio de Los Soprano. Estos artículos son una declaración de amor a la vida, que con tanta pasión vivió, pero que con rapidez se le escapó. 

Y aquí acaba este repaso a este magnifico libro, una de las sorpresas del año sin duda, que pena que haya surgido en circunstancias tan tristes. Es una pena que descubriera a David Gistau por su muerte, encontrarme con un magnifico escritor, un cronista del mundo que le toco vivir, siempre con la libertad, la sinceridad y la calidad. Un gran hombre, que por azares del destino, no llego a convertirse en nuestro Hemingway. Espero con ansias que salga la reedición de su novela y seguir disfrutando de este enorme escritor. Este es mi sentido homenaje desde la admiración hacia David Gistau, descansa en paz.

 David Gistau (1970-2020)                                                                                                  


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