1985, Anthony Burgess

"Mil novecientos ochenta y cuatro no es una profecía, sino más bien un testimonio de desesperación. No es una desesperación por el futuro de la humanidad, sino una desesperación personal por ser capaz de amar. Si Orwell hubiera amado a los hombres y las mujeres, O´Brien no habría sido capaz de tortura a Wisnton Smith. La gran mayoría de los hombres y mujeres parecen vacas que pacen, mientras Wisnton grita y se confirma la muerte de la libertad. Es una monstruosa parodia de la probabilidad humana." La muerte del amor.

"Bev asintió. Después de cenar, salió al patio. Ese corazón está débil, cuidado con él. Caminó sin rumbo por la hierba de nombre desconocido hasta llegar a esa zona del perímetro electrificado que estaba enmarcado por dos manzanos. Estarían allí mucho tiempo, y eso era un alivio. La luna, profanada por la política, con su poesía ahogada en el mar de las Tormentas, acababa de ascender en el cielo. Bev le dirigió una serie de palabras ininteligibles." 1985.



Cuando empecé este blog hablé de como 1984 fue la obra que me inicio en el amor por los libros y por la literatura. George Orwell me mostró con sus dos obras maestras lo gratificante, lo maravilloso y lo divertido que es sentarse en un buen sillón, o estar tumbado en la cama, o en una toalla en la playa, con un buen libro entre las manos, siendo absorbido por la lectura. El libro a reseñar esta estrechamente relacionado con la obra orweliana, pues sin ser una continuación directa, toma su nombre del año siguiente al que narra la historia de Wiston Smith. Una obra que se enmarca en el género de distópico, pero de manera particular tan característica de su autor. Sin más preámbulos esto es 1985 de Anthony Burgess.

El libro esta dividido en dos partes. La primera se trata de una serie de pequeños ensayos donde el autor discute la esencia de la novela de Orwell. En algunos, a través de entrevistas ficticias, se habla sobre el INGSOC, aquí traducido como Socing que es el partido que controla Oceanía, sobre la propia voluntad el Gran Hermano, si Orwell no intenta presagiar un futuro lejano si no que habla sobre su presente o sobre si el termino adecuado para el género sería "Utopía" acorde a la definición de santo Tomás Moro en vez de "Distopía". Burgess se presenta como un autentico conocedor de la novela y la propia persona de George Orwell. La segunda parte es en sí una novela sobre como imagina Burgess que se podría trasformar su Gran Bretaña natal.

En el año 1985, Gran Bretaña, se ha  convertido en un estado sindicalista, donde los sindicatos controlan todo poder, ejerciendo un derecho a huelga surrealista que hace que cualquier profesión pueda ir a la huelga, generando otras huelgas más. Bev Jones, un ex profesor que ve como su esposa muere calcinada en un hospital por no ser salvada por una huelga de bomberos, tiene que lidiar con una hija de trece años sexualmente adelantada y una sociedad que le oprime y obliga a pertenecer al sistema sindical. Tras su fuerte oposición se pondrá en marcha la maquinaria del Estado Sindical que tratará de devolver al redil a la oveja descarriada. 

Al igual que lo que opina que hizo Orwell, Burgess observa la sociedad de 1978 y imagina un futuro en donde los sindicatos han acaparado tanto poder que son capaces de controlar un país, convirtiéndolo en una suerte de dictadura donde los gobiernos están a merced de estos por el uso de la huelga. En la Inglaterra de 1985 cualquier oficio esta sindicado y cada trabajador también, el derecho a huelga adquiere un carácter casi sagrado, donde por la más insignificante causa se puede ir a la huelga. Bev, el protagonista, sacudido por el trauma de la muerte de su esposa, decide rebelarse, convirtiéndose primero en un esquirol, al acudir a su trabajo en una fábrica que esta en huelga, y luego en un vagabundo, un descastado de la sociedad asfixiante. Como en la más famosa novela de Burgess, aquí el estado también usará métodos drásticos para reeducar al disidente.

Otro elemento clave es la islamización de Inglaterra, que poco a poco va siendo reconvertida a la fe del Profeta, transformando una Londres llena de mezquitas. La hija de Bev acabará siendo una esposa más de un acaudalado jeque árabe. Es también notorio el humor ácido del autor, regalando momentos cómicos como la presencia del príncipe de Gales, aquí ya coronado como Carlos III. 

1985 es hija de su tiempo, un ejercicio de especulación sobre un futuro incierto de la mano de uno de los mejores autores del siglo XX. Burgess imagina como aquello que ve puede llegar a alcanzar poder y controlar la sociedad. El personaje de Bev, a diferencia del desdichado de Wiston Smith, sí lucha hasta el final para guardar su libertad como individuo, capaz de descarriarse del camino fijado y libre para ejercer su excentricidad. Es un canto a la disidencia con la certeza de que pocos logran cambiar las cosas. Anthony Burgess es injustamente conocido por su obra más celebrada La naranja mecánica una obra menor a ojos de su autor. Cierto es que la fuerza del libro, acompañado por la obra maestra que es la adaptación al cine de mano de Stanley Kubrick es incuestionable, un pequeño ejercicio de distopía futurista en donde se intenta controlar el libre albedrío mediante experimento de coacción mental y un protagonista-narrador de carisma arrollador la hacen inmortal, pero Burgess es más que Alex y sus drugos, es un autor con una inteligencia extraordinaria, un humor fino y cruel, un uso del lenguaje magistral, un sentido de ver el mundo desde el prisma de un católico desencantado con la obra divina. De él he leído, a parte de La naranja mecánica, que la devoré en un fin de semana; Enderby por dentro la primera de una serie de novelas protagonizadas por un poeta flatulento y encantadoramente triste que escribe en el retrete; Sinfonía Napoleónica una novelización de la vida del emperador francés, que se mueve al ritmo de la Sinfonía "Heroica" del divino divino Ludwing van, que es deliciosamente divertida. Un autor que es poco traducido al idioma de Cervantes y queda relegado a la segunda mano de forma inmerecido. 

1985 es un libro que se lee rápido, que puede servir de complemento a la obra de Orwell, como otro punto de vista. Burgess es un autor que no defrauda, me despido queridos hermanos y aquí os espero para otra sesión de ultraviolencia. 


Anthony Burgess (1917-1993)

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