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Mostrando entradas de abril, 2025

Dr. Bloodmoney o cómo nos las apañamos después de la bomba, Philip K. Dick

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"Nuestro pequeño y frágil mundo, pensó Bonny tan penosamente reconstruido después de la Emergencia... nuestra insignificante sociedad, con nuestros maltratados libros escolares, nuestros cigarrillos "Deluxe", nuestros camiones a gasógeno. No podrá soportar un castigo como este, no podrá soportar lo que le está haciendo Bruno, o lo que parece que le está haciendo. Un golpe dirigido certeramente contra nosotros y desapareceremos, los animales inteligentes perecerán, todas las nuevas y extrañas especies desaparecerán tan repentinamente como aparecieron. Una verdadera lástima, se dijo tristemente. No es justo. Terry, el perro hablador, él también. Quizá fuimos demasiado ambiciosos, quizá no debíamos atrevernos a reconstruir y a permanecer. Sin embargo, creo que en su conjunto lo hicimos bastante bien, pensó. Estábamos vivos, hacíamos el amor y bebíamos el Cinco Estrellas de Gill, educábanos a nuestros hijos en la escuela con extrañísimas ventanas, editábamos nuestro News ...

Poesías, Fray Luis de León

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¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruïdo, y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido; Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio Moro, en jaspe sustentado! No cura si la fama canta con voz su nombre pregonera, ni cura si encarama la lengua lisonjera lo que condena la verdad sincera. ¿Qué presta a mi contento si soy del vano dedo señalado; si, en busca deste viento, ando desalentado con ansias vivas, con mortal cuidado? ¡Oh monte, oh fuente, oh río,! ¡Oh secreto seguro, deleitoso! Roto casi el navío, a vuestro almo reposo huyo de aqueste mar tempestuoso. Un no rompido sueño, un día puro, alegre, libre quiero; no quiero ver el ceño vanamente severo de a quien la sangre ensalza o el dinero. Despiértenme las aves con su cantar sabroso no aprendido; no los cuidados graves de que es siempre seguido el que al ajeno arbitrio está atenido. Vivir quiero conmigo, goz...

El amante bilingüe, Juan Marsé

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" Pero en vez de meterse en casa tomó el ascensor y bajó hasta la planta baja, dirigiéndose a la cafetería del edificio. Se instaló en la barra y pidió un vino, y luego otro y luego dos más. Estuvo allí hasta que cerraron el bar, solo, probando suerte en una máquina tragaperras que emitía una música fantasmagórica, una tonadilla artificiosa y sideral. Se sintió inesperadamente reconfortado, conformado a la propia falacia y al artificio electrónico y musical que manejaba, mientras una mano invisible palmeaba amistosamente su espalda, animándole: Si te conviertes en otro sin dejar de ser tú, ya nunca te sentirás solo". El amante bilingüe. Juan Marsé no tiene libro malo, y lo digo cuando apenas he leído toda la producción del Premio Cervantes. Frente a sus grandes novelas como Últimas tardes con Teresa, Si te dicen que caí o Un día volveré (mi novela favorita del novelista catalán), están otras obras que pueden parecer menores, sobre todo por su extensión, pero no dejan de forma...

El Pabellón de Oro, Yukio Mishima

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"Después estaba la belleza, una belleza que cristalizaba las discordias y las contradicciones, así como las faltas de armonía de cada elemento del conjunto, y, además, ¡una belleza que reinaba sobre todo ellos! Igual que el texto sagrado de un sutra es caligrafiado penosamente con un baño de purpurina de oro en la página azul oscuro de un códice, del mismo modo el Pabellón de Oro había sido edificado con purpurina de oro en el fondo de la interminable noche sin luz. Todavía ignoraba, sin embargo, si la belleza era el Pabellón de Oro en sí o si, más bien, era consustancial a la noche de la nada que envolvía al edificio. O quizás era ambas cosas. Es decir, la belleza era elemento individual y conjunto, era Pabellón de Oro y noche circundante".  El Pabellón de Oro. La primera reseña del blog no pudo ser la mejor pues todo empezó con una obra de uno de mis autores favoritos.  El color prohibido  de mi adorado Yukio Mishima fue la primera estación de este viaje de literatura. ...

Mishima. Biografía, John Nathan

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"De todos los pasajes inquietantes que hay en La casa de Kyoko es éste el que produce más desazón. En el joven que es un narcisista porque nunca puede estar seguro de que es real, en el narcisista que descubre en el dolor una dulce prueba de su existencia y que, por tanto, es también un masoquista, en el masoquista que imagina únicamente placer en su dolorosa muerte, y que espera de ella una prueba definitiva de su existencia, Mishima trazó un retrato inconfundible de sí mismo. La semejanza es sorprendente incluso en la confusión de Osamu entre la muerte como teatro y la muerte como realidad: Mishima no era menos actor de lo que pudiera serlo Osamu, y necesitaba también desesperadamente sentirse objeto de "feroz preocupación" en un drama de la existencia que él imaginaba no iba a acabar nunca. La confusión de Osamu entre muerte real y fantasía, el peligroso juego con la muerte verdadera, en el que toda realidad quedaba trasformada en un escenario sobre el que era él quie...