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Una película para cada año de tu vida, Alejandro G. Calvo

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"Al principio de todo solo hay oscuridad. También al final, imagino, imaginamos. En mis principios, por el contrario, solo hay páginas en blanco. Una senda que aún está por trazar. Barton Fink escribía en un cuartucho de un hotel decadente con una única foto clavada en la pared. Aquella foto funcionaba como una ventana, como una posibilidad, un sueño al que aspirar. Para escribir, como para todo, hay que abrir bien puertas y ventanas, aunque uno se arriesgue a qué se filtre un rato de luz y acabe ardiendo y convirtiéndose en cenizas, al igual que le ocurría al Drácula de Christopher Lee en la maravillosa (primera) película que le dedicó al conde el maestro Terence Fisher". Una película para cada año de tu vida. El cine me viene acompañando desde que tengo uso de razón. Mis primeros recuerdos me traen la imagen de mi yo niño plantado delante de la tele en casa de mis padres, contemplando embobado las deliciosas imágenes de los clásicos de Disney en VHS. Blancanieves y los siet...

La profecía, David Seltzer

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"Porque desde las entrañas mismas de la Tierra llegaba un sonido distante. Era el sonido de voces, que parecían humanas pero no lo eran, que se elevaban en devota cacofonía con la creciente potencia de la estrella. En cuevas, sótanos y campos abiertos se habían reunido. Eran los parteros del nacimiento, unos veinte mil seres. Con manos unidas y cabezas inclinadas, sus voces se elevaron hasta que la vibración pudo oírse y sentirse en todas partes. Era el sonido del OHM, que se elevaba hacia el cielo y también entraba en el núcleo prebíblico de la Tierra. Eran el sexto mes, el sexto día, la hora sexta". La profecía. En su magistral recorrido por  los libros de terror de bolsillo  Grady Hendrix engloba en un capítulo a los "niños siniestros". Que algo tan (en apariencia) inocente e inofensivo como un niño pueda resultar algo terrorífico o espantoso es una de las grandezas del género, pues resulta chocante la perversión de la infancia al convertir a un niño en un monstr...

La señora March, Virginia Feito

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"La señora March no creía que aquello les pegara lo más mínimo, aunque tampoco estaba segura de qué les pegaba. En lugar de inquietarla, aquella pregunta la intrigó: ¿quiénes eran? Antes de reían, discutían y conversaban hasta altas horas de la noche. Ella soltaba un chillido cuando él la besaba en la nuca, y chascaba la lengua fingiendo enfado cuando le daba una palmada en el trasero al salir del metro. ¿No? ¿O eran escenas que había sacado de películas y de libros? Miró de reojo a George, que masticaba enérgicamente sus champiñones salteados. ¿Quién era él?". La señora March. Este puede ser el libro que más confundido me ha dejado. Pero no en el mal sentido sino que la autora ha conseguido mantenerme en un estado de constante no saber que sería lo próximo que iba pasar en el siguiente capítulo, que cuando lo cerraba solo podía pensar: ¿qué acabó de leer? ¿Qué coño va a pasar a continuación? La novela ha sido un verdadero viaje al más oscuro y profundo pozo de degradación y ...

La forma del agua, Andrea Camilleri

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"Más que una nueva receta para preparar los pulpitos, el invento de la señora Elisa, la esposa del jefe superior de la policía, fue para el paladar de Montalbano una auténtica inspiración divina. Se sirvió por segunda vez un abundante plato y, cuando estaba a punto de terminar, aminoró el ritmo de la masticación para prolongar, aunque fuera por poco tiempo, el placer que el plato le estaba deparando. La señora Elisa lo contemplaba satisfecha: como toda buena cocinera, disfrutaba de la extasiada expresión del rostro de los comensales mientras saboreaban uno de sus platos. Y Montalbano, por la expresividad de su rostro, era uno de sus invitados preferidos. —Gracias, se lo agradezco muy de veras— le dijo el comisario al final, lanzando un suspiro. Los pulpitos habían obrado en parte una especie de milagro; pero sólo en parte, pues, aunque era cierto que ahora Montalbano se sentía en paz con Dios y con los hombres,no lo era menos que seguía sin estar en paz consigo mismo". La for...

Casino Royale, Ian Fleming

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"A Bond siempre le había gustado apostar. Le encantaba el seco barajado de las cartas y el constante drama sin énfasis de las figuras silenciosas que rodeaban las mesas verdes ble agradaba la comodidad firme y estudiada de las salas de juego y los casinos, los brazos bien acolchados de los sillones, el vaso de champán o whisky al alcance de la mano, la pausada y silenciosa atención de los buenos empleados. Le divertía la imparcialidad de la bola de la ruleta y de las cartas, y su eterna predisposición. Le complacía ser actor y espectador y, desde su silla, participar en los dramas y las decisiones de otros hombres, hasta que llegase el turno de pronunciar ese "sí" o ese"no" fundamentales, normalmente con un cincuenta por ciento de probabilidades". Casino Royale. El agente 007 James Bond es el arquetipo principal de la figura del agente secreto. El frío y seductor espía británico nacido de la genial mente de Ian Fleming gracias a sus experiencias como agent...

Lazarillo de Tormes

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"Y ansí me fui para mi amo, que esperándome estaba. Salimos de Salamanca, y, llegando a la puente, está a la entrada della un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el cielo mandome que llegase cerca del animal, y, allí puesto, me dijo: —Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro dél. Yo, simplemente, llegué, creyendo ser ansí; y como sintió la cabeza par de la piedra, afirmó recio la la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome: —Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber que el diablo.  Y río mucho la burla. Pareciome que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije entre mí: "Verdad dice éste, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer". ".  Lázaro de Tormes.  España puede sentir orgullosa por ser la cuna la novela moderna. Nunca supo el inmortal  Miguel de Cervantes ...

Ripley en peligro, Patricia Highsmith

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"Tom se rió en voz alta. ¡Juegos, juegos! Juegos seccretos y juegos evidentes. Juegos que parecían evidentes y que en realidad eran furtivos y secretos. Y como norma, los juegos más secretos quedaban tras las puertas cerradas. Y los afectados eran menos peones, jugando con algo que quedaba fuera de su control. Y así era.". Ripley en peligro. Cuanta tristeza me produce escribir esta reseña, pues significa despedirme de uno de mis personajes favoritos. Una novela que cierra un ciclo magistral protagonizado por un ser tan encantador como amoral, donde vuelve a demostrar porque es la gran creación de su autora. Tras verlo sobrevivir una y otra vez gracias a su falta de escrúpulos y su mente rápida y gélida, llegamos a un final que, aunque parezca un poco precipitado e incluso anticlimático, solo queda aplaudir. Sin más, os presento la última aventura protagonizada por Tom Ripley escrita por mi amada Patricia Highsmith. Esto es: Ripley en peligro de Patricia Highsmith. Tras los ac...