Crímenes bestiales, Patricia Highsmith

Lo que más le gustaba era tomarse al sol, en compañía de su ama, en una de las largas tumbonas de la lona, en la terraza de su casa. Pero a Ming no le gustaban aquellas personas que su ama invitaba a veces a su casa, personas que pasaban allí la noche, personas a montones que se quedaban hasta altas horas de la noche, comiendo y bebiendo, poniendo discos y tocando el piano, personas, a fin de cuentas, que lo alejaban de Elaine. Personas que le pisaban las zarpas, personas que a veces lo agarraban por la espalda, de manera que Ming no podía hacer nada para evitarlo, y tenía que agitar violentamente el cuerpo y luchar para liberarse, personas que para acariciarlo lo tocaban con rudeza, personas que cerraban puertas, aquí o allá, dejándolo a él encerrado. ¡Gente! Ming detestaba a la gente. Elaine era la única persona a quien quería. Elaine lo amaba y lo comprendía. "La mayor presa de Ming".


John escuchaba atentamente. Sí, ya que viviría en la granja durante un mes, y quería ayudar a sus tíos. Dijo:
—Comen muchísimo, ¿verdad? He visto que muchas de ellas incluso tienen el pico desgastado. 
Ernie se echó a reír y dijo:
—No. Se les ha recortado el pico. Si no lo hubiéramos hecho, se picotearían entre sí, por entre los alambres de las jaulas. En la primera remesa que compré, dos de ellas de escaparon y poco faltó para que se mataran a picotazos. Ahora, les recorto el pico, siguiendo las normas de un manual. 
—Y, en cierta ocasión, un pollo comenzó a comerse a otro —dijo Helen—. Canibalismo.
Soltó una risita nerviosa y añadió:
—¿Habías oído hablar de canibalismo entre pollos, John?
—No.
—Nuestros pollos están locos —advirtió Helen.
Locos. John sonrió un poco. Quizá Helen tuviera razón. Los sonidos que producían aquellas aves eran propios de seres enloquecidos. "El día del ajuste de cuentas" 



Desde que aquel mono decidió erguirse sobre dos patas, la relación con animales pasó de una igualdad entre especies a la hegemonía del ser humano sobre ellos por el simple hecho de pensar. Porque ese el problema, a pesar de nuestra racionalidad (entrar en X o en Instagram demuestran que es más bien nula) no dejamos de ser animales con la arrogancia de creernos superiores. Por eso muchas veces el trato con los animales suele ser cruel y hasta cierto punto desproporcionado. Sin querer pretender dar un discurso animalista porque se suele caer en un dogmatismo aberrante, hay veces que los que se portan mal con los animales merecerían algún escarmiento. 

Y quién mejor que mi adorada y siempre brillante Patricia Highsmith  para escribir unos cuentos macabros donde gatos, ratas o hámsters se toman la revancha ante despiadados seres humanos. Historias de venganzas bestiales escritos con la siempre inquietante ironía de la autora que te deja con una sonrisa culposa. Y lo que es más chocante, consigue que desees que el castigo al humano cuanto más sangriento y doloroso mejor. Sin más y con muchísimo gusto os presento: Crimenes bestiales de Patricia Highsmith.

Para el encanto de los supersticiosos (entre los que me incluyo) trece son los cuentos que componen el libro y pasaré a hablar de ellos de brevemente. 

La absolutamente última actuación de Corista.

Corista es la elefante protagonista que nos narra su vida como la absoluta estrella del zoo. Todos los que acuden solo quieren ver su majestuosa talla y los más afortunados podrán dar paseos sobre su grupa. Corista es feliz y siente el cariño de la gente, sobre todo de Steve su cuidador, que la trata con un amor especial. Pero todo cambia cuando Cliff sustituye a Steve para el cuidado de Corista. Todo se torcerá cuando el maltrato de Cliff se sobrepase ante la paciencia de la elefanta y acabará malamente para el cuidador. 


La venganza de Djemal.

Djemal es un orgulloso camello, que le gusta pacer tranquilamente pero trabaja para el cruel y despreciable camellero Mahmet. Este lo trata a palos y solo lo quiere para que lleve a los turistas y ganar dinero. Los demás camelleros odian a Mahmet por sus ansias avariciosas y por como maltrata al camello. Cuando se va a dar una carrera de camellos, las malas artes de Mahmet acabarán trágicamente para desahogó de Djemal y el regocijo de los camelleros. 


Allí estaba yo, cargando con Bubsy.

El viejo perro Barón tiene que aguantar la odiosa compañía de Bubsy, el amigo de su amo un escritor finado. Barón no soporta a los amigos de Bubsy y solo quiere volver a estar con Marion la pareja de su amo. 


La mayor presa de "Ming".

Ming es un gato que disfruta estando junto a su ama Elaine. Esta y su pareja Teddie disfrutan de unas vacaciones en yate por la costa mexicana. Las fricciones entre el gato y Teddie irán en aumento, cuando el hombre intente lanzarla por la borda. La venganza del felino será terrible. 


La muerte de la temporada de trufas.

Sansón es un orgulloso cerdo trufero, que disfruta saliendo al campo junto su dueño en busca del preciado fruto de la tierra. Pero hay un inconveniente, su dueño, Emile, no lo recompensa con un mísero trocito del suculento manjar trufero, si no que le da trozos de queso duro. Cuando su amo lo lleve a participar en una competición de buscar trufas, el hambre voraz por ellas volverá al cerdo contra el hombre. 


La rata más valiente de Venecia.

Unos niños que viven en un palacio veneciano que guardan sus padres mientras los dueños están fuera, encuentra una rata. Movidos por un sadismo infantil le cortarán las orejas y las patas delanteras al pobre animal. Esta huirá nadando entre los canales y se esconderá en un lugar seguro. Allí se fortalecerá hasta alcanzar una fuerza prodigiosa y una fiereza tal que asusta a perro y gatos más grandes que ella. Con su figura tullida la rata acabará otra vez en el palacio y allí, de una forma bastante macabra, obtendrá su venganza. 


El caballo máquina.

Fanny es una yegua tranquila que disfruta de la tranquila vida en la granja de su dueña Bess. Pero hay dos elementos que perturban la paz de la buena señora. Su sobrino Harry y su insoportable mujer Marylou. Harry no para de insistir que lo mejor para su tía es vender la granja y las tierras e irse a un lugar más confortable en la ciudad. Pero ante la terquedad de la buena mujer, su sobrino y su mujer prepararán un plan para solucionar sus problemas de un plumazo. Con lo que no contarán es que Fanny y el destino tendrán otros planes. Este es uno de los relatos más made in Highsmith. 


El día del ajuste de cuentas.

John llega al hogar de sus tíos Ernie y Helen. Ernie orgulloso le enseña su lucrativo negocio. John asiste a una escena espantosa: hacinadas en pequeñas jaulas sin apenas espacio hay una infinidad de gallinas. De un color blanco mortecino y casi peladas las pobre aves permanecen constantemente despiertas iluminadas por potentes luces. Esto lo hace Ernie por haber leído que la mejor época de la puesta de huevos es en primavera, por eso las somete en una vigila ininterrumpida. John comprobará que la relación entre su tío y su joven esposa ha ido deteriorándose por la obsesión de John ganar más dinero. El final se desencadenará cuando las gallinas ponga a prueba el afilado de sus picos.


Notas de una cucaracha respetable.

Este es el más curioso de todos los relatos del libro. Aquí asistimos estupefactos a la lectura de una narración en primera personas de nada menos que uno de los seres más desagradables que caminan por la tierra, y no es un político: ¡una cucaracha! El susodicho insecto nos cuenta lo mal que se siente ante la decadencia del hotel donde mora junto a sus innumerables familiares y esposas desde hace varias generaciones. Para sorpresa nuestra el bicho de presenta como un ser respetable y refinado, con gusto por la buena comida y asqueado por los yonkis que pululan por el hotel, mostrando una imagen totalmente alejada de bichos asquerosos rodeados de basura y suciedad. Para su fortuna un inquilino del hotel horrorizado ante el lugar decidirá marcharse siendo esta una gran oportunidad de la cuchara para cambiar de aires. 


Eddie y los robos del mono.

Jane y Rose son dos rateras que tiene una arma secreta para entrar en las casa que roban sin saltar alarmas o romper ventanas: un mono sapajú llamado Eddie al que han entrenado para colarse y abrir las puertas desde dentro. Rosa adora a Eddie y este a ella, pero Jane no lo soporta. Tras un robo que sale mal las dos amigas se pelearán y Jane se llevará a Eddie a su apartamento. Cuando la frustración de Jane lleve a tratar mal al pobre mono, está será la última vez que le ponga una mano encima. 


Los hámster contra los Webster.

Jerry se ha mudado junto a su mujer Betty y su hijo Larry a una casa con campo por su mala salud. En la inmensa parcela decidirá construir una enorme piscina. Cuando su madre le compre un par de hamsters la obsesión del niño por estos pequeños  animales le llevará a pasar de tener una pareja a un ejército de roedores. Para liberarlos los soltará en la parcela donde harán miles de agujeros entorpeciendo el trabajo de los obreros de la piscina. Entonces se desencadenará una batalla entre el padre de Larry y los innumerables animalillos afelpados y de filosos dientecitos. 


Harry, el hurón.

Roland tiene una posesión a la que guarda un especial cariño, su hurón Harry. Tras comprarlo a un hombre que le aconseja que le dé de comer carne cruda por su gusto por la sangre, Roland lo llevará a casa a las afueras de París. A su madre no le gustará la criatura peluda y alargada, pero en quien sí despertará una gran animadversión será al viejo Antoine el chófer de su madre. Las cosas se irán poniendo más siniestras cuando Roland asista horrorizado al ataque del hurón a Antoine en el bosque. ¿Qué hará Roland para que nadie sepa lo que ha visto? Esta es una de las inquietudes de poca moralidad preferidas de la autora.


Paseo en chivo.

En el último relato vemos al chico Billy él cual es una estrella de un espectáculo, donde es aclamado por la multitud. Cuando su dueño intenté venderlo dos veces y las dos veces sea devuelto gracias a la formidable cabezonería del chivo, el final lo pondrá los soberbios cuernos de Billy quién cuando se vea libre irá en busca de otros pastos más verdes. 


Crímenes bestiales es una obrita menor dentro de la grandísima producción de la reina del suspense, pero tiene todos los ingredientes que pululan por sus historias: la sangre y la venganza. Pero está vez en de personas amorales sin ningún escrúpulo, encontramos animales siendo maltratados por los humanos y claro, esto en manos de la madre del encantador y amoral Tom Ripley no puede quedar impune. Highsmith consigue hacerte empatizar con las criaturas e inocular un deseo malsano para que paguen por sus maldades. Hay momentos escabrosos y repugnantes pues la autora no se corta a la hora de castigar a los seres humanos con una crueldad digna de una diosa vengativa, lo que será del gusto de los más misántropos. 

Pero no solo los relatos van sobre el sufrimiento animal, también vemos un abanico de seres humanos que oscilan por la delgada línea de lo moral, capaces de hacer cualquier cosa, dejándose llevar por el irresistible viento de la ambición y desatando las más bajas pasiones. 

Un librito macabramente delicioso que sirve para comprobar la maestría de Patricia Highsmith en el relato y un cruel recordatorio de que es más fácil fiarse de un animal que de un ser humano. Siempre y cuando no les tocamos las narices claro. 


Patricia Highsmith (1921-1995)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mala letra, Sara Mesa

Danza macabra, Stephen King

Paperbacks from hell, Grady Hendrix