Las ratas, Miguel Delibes.

"En todo caso, el Nini sabía reír sin necesidad de jugársela al Furtivo. Durante las lunas de primavera, el niño gustaba de salir al campo y agazapado en las junqueras de la Ribera veía al raposo descender al prado a purgarse aprovechando el plenilunio que inundaba la cuenca de una irreal, fosforescente claridad lechosa. El zorro se comportaba espontáneamente, sin recelar su presencia. Pastaba cansinamente la rala hierba de la ribera y, de vez en cuando, erguía la hermosa cabeza y escuchaba atentamente durante un rato. Con frecuencia, el destello de la luna hacía relampaguear con un brillo verde claro sus rasgados ojos y, en esos casos, el animal parecía una sobrenatural aparición". Las ratas.


La España rural, tan mítica y mágica. Con sus tradiciones ancestrales, sus métodos arcaicos de leer las señales del tiempo y sus odios y amores a flor de piel, son fuente inagotable de inspiración para muchos novelistas y cineastas. Uno de los grandes retratistas de esa España fue sin lugar a dudas Miguel Delibes. 

El gran vallisoletano (junto a José de Zorrilla, Jorge Guillén o Rosa Chacel), fue el cronista de su Castilla natal. Narrador extraordinario, con uno de los mejores manejos del castellano que he leído, capaz de mezclar la alta literatura, con el lenguaje más rural y prosaico, gran defensor de la mezcolanza entre la ciudad y el campo y crítico infatigable del mal uso del progreso. Padre de una serie de personajes que ya forman parte del imaginario colectivo como el Azarias y su Milana bonita, Daniel el Mochuelo, Carmen y su esposo Mario, el señor Cayó o  Lorenzo el cazador.

Sus libros son una preciosa joya dentro del panorama literario patrio. Y el cine ha visto en ellos un espejo para adaptarlos, con la enorme película de Mario Camus, con las actuaciones magistrales de Alfredo Landa, Terele Pavez y Paco Rabal. 

Mi relación con la obra delibeniana comenzó con su obra más conocida: Los santos inocentes, un relato crudo, descarnado de las dos realidades que habitan en el medio rural, los desfavorecidos pobres trabajadores que sufren estoicamente las humillaciones y desprecios por parte de los señoritos. El segundo libro que leí de él fue El camino, un precioso cuento  de iniciación, el cual nos cuenta el despertar de un niño en un mundo ajeno al suyo y como se aferra a los buenos recuerdos. Y por último la novela a reseñar. Sin más preámbulos, esto es Las ratas.

La historia órbita entre los habitantes de un pueblo de la Castilla profunda. Para darle más verosimilitud a su pueblo Delibes dibuja un plano donde detalla los lugares claves de su historia. Un lugar anclado en el tiempo, donde todo a su alrededor muta pero él se mantiene inalterable. 

Los protagonistas principales son un padre y su hijo: el Tío Ratero y el Nini. Dos personajes que viven alejados del pueblo, pero en pleno contacto con sus habitantes. Ellos viven en cuevas, un lugar arcaico heredado por generaciones, el cual creará conflicto con los poderes fácticos del pueblo. El Ratero subsiste mediante la caza de los roedores que le dan nombre. Un hombre parco en palabras, huraño y firmé defensor de su modo de vida. El Nini es una de las mejores creaciones del maestro vallisoletano. Un pozo de sabiduría encerrado en un mozalbete de once años. Gran conocedor de su entorno y capaz de prever, con un soplo de viento y que santo célebre su onomástica, cuando lloverá. Tanta en su sapiencia que los labradores del pueblo consultarán al pequeño como si de un oráculo se tratase.

Los habitantes del pueblo son representaciones muy fidedignas de los que pueblan (o poblaban) los viejos pueblos de España. Ancianos que usan el refranero popular como saber ancestral. Mujeres reprimidas que vuelcan sus odios en lo que no comprenden. La eterna pugna entre los señores que creen que su potestad es infalible frente a los pobres labradores que llenan sus arcas con el sudor de sus espinazos. Y la taberna, como lugar de encuentro donde se calman las penas con una buena partida de dominó y chato de vino. 

Una sensación de tragedia se palpa en cada capítulo de la novela. Mientras se suceden los acontecimientos, y la trama viaja entre pasado y presente, se palpa en el aire un aroma rancio que acabará desatando un suceso trágico, que como una tormenta se irá formando poco a poco.

Las ratas es una de las obras desconocidas de Miguel Delibes, pero un completo tesoro que engarza su obra. Un canto de amor al campo, con sus vicisitudes. Una radiografía de esa España tan mágica como desconocida. Una maestría del lenguaje, con un narrador omnisciente de habla vulgar (en el buen sentido de la palabra), que más parece un anciano venerable que narra la historia a un público anónimo. En fin, una lectura maravillosa, que hace clara muestra del gran maestro literario que fue Miguel Delibes. 


Miguel Delibes (1920-2010)

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