Yo maté a Kennedy, Manuel Vázquez Montalbán

"En la corte de los Kennedy coexisten eunucos dálmatas-acojonados en las arenas de Long Island-, caleseros de Nanterre, cocineros suizos (excelentes), un embajador soviético, pom pom girls de California, viudas de cinco guerras mundiales, dos objetores de conciencia australianos, un campeón mundial de ping-pong que ha traído su mesa predilecta, tres camiseros maricas que duermen en habitaciones separadas, un gaucho disecado regularmente por Ted (precoz taxidermista desde que Rose le regaló un equipo completo el dia de su comunión), un pelotari vasco cejijunto, media docena de cantantes suaves como un batido de vainilla, dos viejos marinos enamorados de dos gordísimas sirenas de Siracusa, diez defensores de derechos civiles con sus correspondientes defendidos, un sheriff malo, dos sheriffs buenos, un batería de jazz tuberculoso que se masturba en los retretes del todo Boston, un agricultor abisal especializado en injertos de alga Rosalind, un capador de polillas, un poeta concreto que cruje al andar, una virgen samoyeda que se perdió especializada en zonas erógenas, dos cantantes de jazz con cáncer de garganta, un defensa central del Manchester United y un interior izquierda del Manchester City, un filósofo alemán especializado en sí mismo (su mujer le precede por los pasillos pidiendo silencio a los que se le cruzan), dos presidentes de juntas de vecinos de Ankara, un primo hermano de Hitler, que se le parece mucho al andar y en la especial entonación de la palabra espátula, un meteorólogo, un domador de gallinas, un dentista florentino, príncipes enanos abandonados en los cubos de basura, un campeón de partidas simultáneas de ajedrez, el traductor de Oscar Wilde al ucraniano y la verdadera princesa Anastasia, definitiva baza legal que Occidente que se reserva para reclamar el trono de  la URSS, un segundo antes de la agresión nuclear" Yo maté a Kennedy.



La novela que va a ser reseñada, es la presentación de un personaje clave de la literatura patria. Un personaje que nació en un momento clave de nuestra historia, cuyas andanzas fueron en comparsa de los multiples cambios que la España de los años 70, 80 y 90, y que vió, a través de su mirada cínica, descreída y pesimista como se derrumbaban los cimientos de la dictadura y una joven e inexperta democracia nacía, sobre los escombros de viejas rencillas, años de represión y una ansia de libertad. Un personaje que sirvió a su autor, uno de los autores clave de nuestra literatura, para mostrar esa transformación, sin idealismo, ni entelequias, si no tal cual era, con sus luces y sus sombras. Damas y caballeros, esta es la primera novela de una saga clave de la literatura en la lengua de Cervantes, esto es: Yo maté a Kennedy de Manuel Vázquez Montalbán.  AVISO DE POSIBLES SPOILERS.

La novela está narrada en primera persona por alguien que dice ser un guardaespaldas del presidente de los Estados Unidos de América, John Fitzgerald Kennedy. A través de, como se dice en el subtitulo de la obra, las impresiones, observaciones y memorias del guardaespaldas, vamos viendo los pormenores de la vida cotidiana del presidente, su esposa, Jacqueline, sus hijos, la pleyade de siervos, embajadores y políticos que rondan alrededor del presidente. Nuestro protagonista/narrador, jamás se identifica como Pepe Carvalho, si no como un miembro de la CIA, de origen español. A lo largo de la novela vamos viendo como se va formando el complot que acabará con el magnicidio más relevante y misterioso del siglo XX. Carvalho, en calidad de agente de la CIA, se ve envuelto en la conspiración y será el encargado de llevar a cabo el asesinato.

Una de las parte más interesantes es como el guardaespaldas narra la vida del presidente y su sequito. Rebautizando la Casa Blanca como el Palacio de las Siete Galaxias, trasforma el palacio presidencial en una suerte de corte medieval, llena de aduladores, pelotas y servidores fieles. Kennedy se rige como un rey de talante tranquilo, sereno, yendo de la mano de la Primera Dama, Jacqueline, una matrona de gustos refinados, que habla francés y escribe poesía en secreto. Carvalho desarrolla una relación personal con ella, llegando a tener una suerte de amistad llena de confidencias.

La novela nos traslada a los años 60, una epoca convulsa en plena Guerra Fría, un momento de mutua desconfianza, en la que el miedo a una agresión por parte de la dos grandes potencias, es decir la URSS y los EEUU, acabará en un desastre nuclear de proporciones apocalipticas. La presidencia de Kennedy estuvo envuelta de algunos escandalos, como su posible affaire con la actriz Marilyn Monroe, o la crisis de los misiles cubanos, incluso un amago de en una intervención en Vietnam, pero también se dió un primer paso para la eliminación de leyes discriminatorias con la comunidad afroamericana. Muchas teorías han surgido para resolver los enigmas que rodean el magnicidio de Kennedy, las teorías de la conspiración siguen aún hoy en día sin dar una respuesta. Tambien se habla en la novela de como comenzó la carrera espacial, una lucha para ver quien conquistaba los confines espaciales. Con tantos para ambos bandos, la puesta en orbita del primer hombre para los sovieticos y organizar el primer viaje a la luna por parte americana.

Pero todo lo narrado no es tan fiel como pudiera parecer, esa "realidad" está pasada por el filtro del guardaespaldas, por lo tanto aquello que nos cuenta no es real, si no que está distorsionado, deformando, como envuelto por un aura de ensueño o pesadilla. 

A lo largo de la narración, Carvalho recuerda el pasado, cuando mantuvo una relación con Muriel, una atractiva mujer, intelectual de izquierdas, tan cambiante como la marea, con la cual tendrá una hija a la que apenas ve. Recuerda como la atracción, incluso una especie de amor, se acaba tornando en un desprecio mutuo.

La novela esta narrada en un estilo poético precioso, no por ello Montalbán esta reconocido como uno de nuestros mejores poetas. Frases que muestran a un hombre con el alma de un poeta, pero llena de un cinismo pesimista, una mirada sin esperanza en lo que le rodea. Carvalho, o el narrador, nos abre las puertas a sus impresiones, como ve el mundo, cosa que será caracteristica de la obra que narra las aventuras del detective, abarcando una buena parte del siglo XX español. Todo esta envuelto en un aura de ensoñación esperpéntica, con los personajes caricaturizados, dando un aire de irrealidad a esa fachada de contexto historico. Como si Carvalho, o el narrador, distorsionara a proposito sus propios recuerdos, como si de una extraña y alucinada pesadilla se tratase. 

Para quien busque una historia de detectives puede que salga un poco decepcionado, dado que la primera novela negra en si misma es Tatuaje, en la que se destacan todos los elementos que conformaban la obra del autor barcelones. Pero aún así, la lectura de Yo maté a Kennedy es una pequeña joya, de lectura rápida, lenguaje absolutamente delicioso, y una forma de adentrarse en la obra de un autor clave, un agudo observador de nuestro devenir y padre de un personaje indispensable de la literatura española. 


Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003)

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