Corre, Conejo, John Updike

"Ahora la música de la radio es relajante, lírica y sin interrupciones de anuncios, y, como procede primero de Harrisburg y luego Filadelfia, forma un haz sonoro por el que Conejo vuela infaliblemente. Ha roto la barrera de la fatiga y accedido a un mundo tranquilo y apagado donde nada importa mucho. La segunda parte de un partido de baloncesto le transportaba a ese mundo. No corres, como suele creer el público, para conseguir puntos, sino por ti mismo, con cierta ociosidad. Allí estabas, en ocasiones con la pelota en tus manos, y estaba el aro, aquel aro alto y perfecto con la bonita falda de la red. Estabas tú, sólo tú y ese aro festoneado, y a veces parecía bajar hasta la altura de tus labios, mientras que otras se mantenía alejado, duro, remoto y pequeño". Corre, Conejo.



¿Alguna vez habéis tenido la sensación de querer dejarlo todo atrás y salir corriendo? Pues eso precisamente es lo que hace el protagonista de una novela única, original, divertida y trágica, la historia de un hombre que no sabe cual es su lugar en el mundo, cual es su motivación y lo único que es capaz de hacer es salir corriendo. Sin más preámbulos esto es: Corre, Conejo de John Updike.

Harry "Conejo" Angstrom, antaño estrella juvenil del baloncesto, ahora soporta su gris y anodina existencia, mientras intenta sacar adelante a su mujer, Janice y su hijo de tres años, Nelson, trabajando de comercial puerta a puerta de productos del hogar. Siente que su hogar le asfixia, le oprime, le desgasta. Su mujer es una mujer que se pasa la mayor parte del tiempo anclada en un sillón enfrente del televisor, regando su pescuezo con litros de alcohol. No soporta más esa sensación y presa de una rotura mental, sale huyendo. Una huida hacia adelante, nunca antes tan real, en busca de oxigeno, como si de un náufrago se tratasé. Así arranca la novela.

A lo largo de la novela, Conejo orbita entre la búsqueda de aquello que le falta, aquello que logre deshacer su desazón existencial, con una serie de personajes que se le cruzan en su camino que ejercerán una influencia sobre él. Los principales son: Marty Tothero, Ruth Leonard y el reverendo Jack Eccles. Como si de un Ulises desnortado, estos tres caracteres tan diferentes entre sí, haran zozobrar la nave en su retorno a Itaca. 

Conejo Angstrom es un personaje entre trágico y cómico. Un personaje que intenta no dejarse derrotar por la gravedad de su propia existencia. Un nostálgico que es incapaz de dejar atrás su pasado como estrella colegial del baloncesto, no entiende su situación actual. No es un mal marido ni un mal padre, pero esta insatisfecho, perdido, derrotado. Es un hombre en una ebullición a punto de explotar. 

Marty Tothero se presenta como un viejo recuerdo de un tiempo mejor. Antiguo entrenador de Conejo, fue su primer valedor y el que veía un potencial asombroso en aquel desgarbado y alto joven. Ahora convertido en una sombra de si mismo, rozando la chochez, sirve a conejo como un momento de respiro en su peregrinaje hacia la nada.

El reverendo Eccles es enviado por los suegros de Conejo en busca del marido prófugo. Eccles es un auténtico hombre de fe, un cruzado del siglo XX con la sagrada misión de traer de vuelta al redil del sacramento matrimonial a la oveja perdida. A pesar de su fuerte empeño, entre los dos, Conejo y Eccles se forja una especie de amistad al amparo de un campo de golf. Pero bajo el alzacuellos se esconde un personaje complejo, que intenta soportar los embates de una fuerte duda en la fe.

Y por último esta Ruth. Esta mujer de profesión cuestionable, será la tabla de salvación de Conejo. Como una especie de Circe, pero sin la pretensiones amatorias de esta, servirá como una bolla que sirva de apoyo en el naufragio emocional de Conejo. Ella, tan ambigua como solicita, será la unica esperanza que pueda saborear nuestro errante protagonista.

El narrador de la novela nos habla en presente, como si un espectador de primera mano fuera narrando todo lo que sucede al instante. Un estilo entre culto y sencillo, una narración que se mueve al ritmo de las divagaciones mentales de los personajes, Updike es un autor excelente, que crea una historia, en apariencia sencilla, tan compleja como ridícula, tan cómica como trágica, tan humana como irreal.

Corre, conejo es uno de los libros que llevaba tiempo esperando a ser leídos, aguardando paciente en la librería. Y ha sido una sucesión de sensaciones. Empezando con fría indiferencia, pasando por un poco de aburrimiento, hasta llegar a una sorpresa que he ma dejado la boca abierta. La palabra sorpresa se queda corta, la lectura de la historia de Conejo Angstrom, que aveces me ha caído gordo, y otras me ha enternecido, me ha resultado deliciosa. John Updike es capaz de darle una dimensión casi de viaje épico en la huida de un hombre anodino, un hombre perdido. Una novela divertidamente triste. Un trocito de vida. Muy recomendable.



John Updike (1933-2009)

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