La larga marcha, Stephen King

"La multitud aplaudía monótonamente. Garraty imaginó cómo será hacer sería yacer en un silencio similar al de la mayor y más polvorienta biblioteca, rendido a sueños interminables y absurdos tras unos párpados sellados, eternamente vestido con el traje de los domingos. Ninguna preocupación sobre dinero, éxito, temor, alegría, dolor, lástima, sexo o amor. Absolutamente ninguna. Sin padre, madre, novia o amante. Los muertos son huérfanos. Sin más compañía que el silencio. El final de la agonía a moverse, de la larga pesadilla de seguir carrera adelante. El cuerpo en paz, quietud y orden. La oscuridad perfecta de la muerte". La larga marcha.

Stephen King es un titán de la literatura, un autor con una imaginación interminable, una escritura imparable y un ansia voraz de narrar historias. Muchos le acusan de ser un autor sin ninguna calidad literaria, que es un escritor demasiado "comercial". Lo que no son capaces de ver es a un hombre con un gran conocimiento sobre el oficio de escribir, que maneja con soltura cualquier técnica narrativa y un buen manejo del dialogo y el lenguaje. Bien es cierto que se le pude achacar varias "pegas", como que la longitud de sus obras a veces es innecesaria, que se podrían contar en menos páginas; que recicla demasiado sus novelas y cae en volver a contar la misma historia. Pero lo que es indudable es que es uno de los autores más leídos y sobre todo queridos y nos ha regalado obras y personajes que forman parte de la cultura popular. Pero bueno no he venido a felar salvajemente el miembro del Rey del terror, si no a reseñar una de sus novelas más originales y rompedoras, una historia de supervivencia. Señoras y señores, en el día de Hallowen se presenta con su indiscutible amo con: La larga marcha de Stephen King.

Mi relación con el autor de Maine es ambivalente. Hace años lo llegue a considerar como uno de mis autores favoritos, cuando fue sustituido por mi amado Juan Marsé. Quedé fascinado y aterrado a partes iguales, cuando leí Misery la oscura historia del mayor miedo de un personaje conocido: el amor constante de un fan fanático. Recuerdo leerlo en la cama y temblar solo de pensar en que apareciera por la puerta la encantadora Annie Wilkes. De aquí salió una gran película, dirigida por Rob Reiner, con unas actuaciones enormes de James Caan y Kathy Bates. Al tiempo leí una de sus obras más conocidas, El resplandor la del cual solo recuerdo que se me hizo un poco pesada. Cierto es que yo iba un poco contaminado por la adaptación, que es una versión personal del director, que hizo Stanley Kubrick (por quien guardo enorme devoción), con Jake Nicholson y Shelly Duval. La película y el libro solo comparten los nombres de los personajes y el del ominoso hotel Overlook, pero son totalmente distintas a la hora de desarrollar la historia y llegar a la conclusión. Quizá, algún día, haga una relectura. 

Después de mucho tiempo sin leerlo, cayó en mis manos una lectura conjunta de un libro suyo de cuentos y otro de su hijo Joe Hill. Los libros son El umbral de la noche y Fantasmas. El libro de Hill es una muestra del viejo dicho de "de casta le viene al galgo", Hill es digno hijo de su padre y se ha mostrado como un autor magnifico. El libro de su padre, se convirtió en uno de mis favoritos, esas primerizas historias terroríficas muestran a un King lleno de fuerza e imaginación. "El último turno", "Camiones", "Campo de batalla" o "Los chicos del maíz" son una muestra de la gran inventiva del autor. Es uno de los mejores libros suyos que he leído. Tras esto volvía leer otro libro de relatos Después del anochecer, otra muestra de la gran maestría en el arte del relato de terror. He de decir que es en los cuentos y relatos donde se mejor se ve lo gran escritor que es Stephen King.

Y ahora, quizás llevado por esta fecha tan tenebrosa, decidí volver a leer algo de King. Tras mucho ojear y consumido por las dudas, me fije en uno que tenía un nombre y un argumento que llamaron poderosamente mi atención. En unos Estados Unidos transformados en una dictadura militar y autoritaria, se produce un acontecimiento que paraliza al país entero: La larga marcha. Esta competición consta de un grupo de 100 jóvenes, elegidos al azar, que deben marchar en una carrera a pie, por un premio a elegir, pero con una condición: no deben parar en ningún momento y si lo hacen, tras tres avisos, serán eliminados, literalmente, siendo abatidos a tiros por los soldados que custodian la carrera. La novela ira narrando la carrera, centrándose en uno de los marchadores Ray Garraty, el cual ira soportando una odisea de dolor, locura, alucinaciones y miedo.

La novela es agobiante, King consigue trasmitir el cansancio de los marchadores, el dolor de los pies, el agarrotamiento de los músculos, el sudor empapando cada partícula de la ropa, el estremecimiento del estómago. Y sobre todo la tensión de los disparos y el pánico paranoico a los avisos. Uno se siente participe de la carrera, en mi caso sentía tal tensión y tal agobio que podía llegar a tener en mi cuerpo los síntomas que padecen los marchadores. King es un dios cruel, que conforme avanza el relato, van eliminando a los marchadores, como ese sádico niño que aplasta, con despiadada lentitud, una hilera de hormigas con el dedo. Es agónico, es desesperante, es aterrador, es magnifico. La atmósfera que se respira es insoportable, con un clima que atormenta a los jóvenes con extremados momentos de sol y fuertes lluvias heladas. Y de fondo, como una broma macabra, los aplausos, vítores y gritos de una muchedumbre, que se torna una horrible masa informe y salvaje, sedienta de sangre.

Pero dentro de ese infierno, aún hay cabida para la amistad y la esperanza. Ray, en su avance, logra mantener una suerte de hermandad con varios chicos, como el cínico McVries, el honesto Baker, el arrogante frágil Olson, el agresivo Parker y otros, formando "Los Mosqueteros". También pasaran por allí Scramm, un incansable joven casado y Barkovicht, el sádico y cruel enemigo de todos. Pero sobre todos ellos se alza Scrabbin, un chaval extraño y macabro, que ejercerá una obsesión sobre Ray, por su extraño comportamiento.

Ray es un chaval joven, y como tal empieza la marcha lleno de entusiasmo, fuerza y confianza. El es el héroe local, pues tiene el "honor" de representar a su localidad al principio de la Marcha. Alberga el sueño de que ganará el premio y sustentará todas sus fuerzas en el recuerdo de su madre y sobre todo en la figura de Jan, su novia. Ella será su bálsamo reconfortante, su hilo de esperanza, el recuerdo constante de su imagen insufla alas a su maltrecho y dolorido cuerpo. Pero irá pasando por una montaña rusa de emociones, saltando de una apabullante euforia a una desesperanza abrumadora.

No se nos dan muchos datos sobre la situación de los Estados Unidos, pero si se pueden sacar algunas conclusiones, la mayoría espeluznantes. Se nos dice que la persona en la que recae el control del país es alguien a quien llaman El Comandante, un hombre de largos bigotes y alegre semblante. El Comandante aparece en varias ocasiones a lo largo de la novela, sobre todo al principio de esta, donde se presenta al comienzo de la carrera y arenga a los muchachos.

Por otro lado se puede comprobar que la férrea dictadura usa el acontecimiento como un divertido cruel y sangriento, un "pan y circo" modernos, como forma de control de la población. Una población que se comporta como una masa enfervorecida, con una sed de sangre enloquecida, que aplaude cada asesinato.

Este libro, fue publicado por King, bajo el seudónimo de Richard Bachman. Bajo este nombre, King sacó su vena más brutal, creando obras como El fugitivo, Posesión, Maleficio. King buscaba una forma de poder explorar otros temas, ver si estás historias vendían sin el atractivo de su nombre y durante mucho tiempo fue un gran misterio quién se encontraba bajo ese seudónimo.

La larga marcha es una novela envolvente, atrapante y excitante. Un ejercicio de narración sin pausa, que nos lleva hasta la extenuación, una historia apasionante que nos pone al límite, pues, ¿Seríais capaces de aguantar sin desfallecer toda la Larga Marcha?

Stephen King (1947-)

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