León el africano, Amin Maalouf
El viaje, como motivo literario tiene mucho atractivo. La narración de un viaje es un elemento capital para una buena historia. El retorno a casa de Ulises, la búsqueda del vellocino por los Argonautas o el cabalgar por tierras españolas por el Caballero de la Triste Figura y su escudero, son historias universales.
El personaje de la novela a reseñar no es fruto de la mente de un autor, si no que caminó por la tierra, hace muchos años. Y hizo de su vida un viaje, fue un constante morador del camino, un apátrida sin rumbo. Un personaje oscurecido por la historia, pero que ejerció una notable influencia en las capitales más importantes entre los siglos XV y XVI. En la primera reseña del año os presento: León el Africano de Amin Maalouf. ¡AVISO DE POSIBLES SPOILERS!
Hasan, el hijo de Mohamed el alamín, conocido también como Juan León de Médicis o León el Africano nacido en los estertores del otrora gran reino nazarí de Granada, tendrá como sino la travesía, en busca del enriquecimiento a través del recorrido por el mundo. Desde Granada, hasta Fez, pasando por la África más profunda, la Constantinopla de los otomanos, El Cairo de los mamelucos y la Roma de los papas, Hasan irá contemplando, con los ojos de un humanista, los cambios que se establecían en el mundo y las diferencias entre las culturas musulmanas y cristianas.
La novela esta escrita en primera persona por el propio Hasan, en una larga misiva dirigida en forma de memorias para su hijo. Con la tranquilidad de la vejez, Hasan se da a labor de rememorar su recorrido vital y entregárselo a su hijo como testimonio de una vida de viaje y contemplación de una epoca tan convulsa como el Renacimiento, un momento de la historia donde los avances en la ciencia aún perduran, el arte fue elevado a lo sublime y el mundo expandía sus tierras, se daban la mano con las guerras en Europa, la expansión del Imperio Otomano y la gran crisis de la cristiandad. Dividida en cuatro partes, titulados con las grandes ciudades donde residió Hasan: Granada, Fez, El Cairo y Roma, a lo largo del relato se cruzan en su camino varios personajes historicos que enriquecerán el relato.
Hasan, nace en Granada, durante los ultimos coletazos del reino a la sombra de la Alhambra. Usando los recuerdos que de la ciudad albergan sus padres, Mohamed y Salma, Hasan nos muestra una vibrante ciudad, llena de cultura y sabiduría, pero que la decadencia se cierne sobre ella, por la mala gestión de sus reyes y la amenaza de los cristianos. Hasan nos cuenta como son sus padres, su relación tormentosa y friccionada por la segunda mujer de Mohamed, una cristiana convertida llamada Warda, quién le da una hija, Mariam. Granada se presenta con un aire de nostalgia. Una ciudad boyante, el ultimo esplendor de las taifas. Tambien se nos muestra el temor ante la perdida de la ciudad a manos de las tropas castellanas, y la conquista de los Reyes Católicos. Un personaje interesante de esta época es Astaghfirullah, el jeque. Un hombre de fe inquebrantable, este orondo y enorme viejo sabio, dedica largas diatribas en el sermón de la mezquita, soltando dardos aquellos que no respetan la ley de Dios y el Profeta.
Tras la entrega de Granada por parte de Boabdil, último rey nazarí a Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, la familia de Hasan toma la triste decisión de dejar su patria, será el comienzo del eterno viaje que será la vida de Hasan. Granada quedará para siempre como el lugar donde albergan los recuerdos de los viejos tiempos. El ansia del retorno vuelven a Hasan en un Ulises perpetuo, que se mueve en un viaje sin fin, pero cuyo final nunca será Itaca. Buscando una vida mejor, la familia se instala en Fez, la capital musulmana de Marruecos. Allí nos narrará sus años infantiles, mezclados con los juegos de niños y los años de formación en la madrasa. Hasan relata Fez como la ciudad de los exiliados. Cientos de granadinos, tanto musulmanes como judíos, se asentaron huidos por la expulsión de Granada en busca de una libertad que les era imposible en su tierra. Fez se presenta como un lugar donde las gentes pueden llegar a encontrar un porvenir para los suyos. Dos personajes seran claves para el joven Hasan, que alcanzará el título de alfaquí. Por un lado estará su amigo en sus correrías infantiles, Harún el Hurón. Este joven, despierto y avispado, le entregará una amistad que durará con los años y le mostrará las calles de Fez. Y por otro Jali, su tío materno, quien le mostrará la labor de diplomático y será el que despierte el afán de recorrer el globo, en compañia de sus viajes hacia el África como embajador del sultán de Fez.
Tras esto se verá obligado a exiliarse de Fez, y llegará a El Cairo, la antigua ciudad de los faraones y ahora en poder de los mamelucos. En la ciudad a orilla del Nilo, Hasan verá como el poder otomano comienza a engrandecerse y se traslada a la capital turca. Constantinopla es el lugar donde Oriente y Occidente se mezclan, el cruce de las dos grandes civilizaciones. Hasan ansia que los otomanos liberen algún día su amada Granada. Durante uno de sus viajes visitará las ciudades sagradas del islam, Medina y La Meca. En un momento dado, será raptado por corsarios cristianos.
Cuando se percatan de la erudición y las dotes diplomaticas del capturado, fue llevado al castillo Sant´Angelo. Allí conocerá al papa León X, quien sorprendido por el saber del granadino, lo convertirá al cristianismo, amparandolo bajo su familia, llamándolo Juan León de Médicis. En Roma verá las intrigas papales y como los lideres de la iglesia influenciaban en las cortes europeas. Pero también vera la enorme explosión artistica que se dio en Roma, por el mecenazgo de la familia Médicis. Al igual que en los lugares donde ha estado, personajes serán claves en su periplo romano. Julio de Médicis, futuro papa Clemente VII, vera en Hasan un enorme cofre de sabiduría y volverá a usar sus dotes de diplomático. Y Juan de Médicis, su primo, condotiero papal y jefe de la temible banda de mercenarios las Bandas Negras, será clave para su devenir. También estará Hans, un monje luterano. Cuando los enfrentamientos entre Carlos V, rey de España y Francisco I de Francia, alcanzan Roma y se desencadena un horrible saqueo, tan cruel como sangriento, Hassa deberá, una vez más emprender el camino.
León el Africano es un libro sobre el camino, sobre el viaje, sobre el exilio. Hasan, es un eterno exiliado, que busca un constante cambio de lugar, un hogar. Pero también es el afán de ver mundo, de conocer sus mentes, sus culturas, sus ciudades, aspirar aromas nuevos, degustar manjares exoticos y empaparse de la idiosincrasia de la tierra a descubrir. No en vano, la obra por la que es conocido Hasan es su Descripción del África es un estudio sobre el norte de aquel continente, desconocido y fascinante en aquella época.
Hasan no solo encuentra sabiduría en su periplo, también hay tiempo para el amor. Varias mujeres se cruzarán en su camino, llenado su corazón del amor más entregado y la pasión más tierna. Serán amores que como las estaciones, al principio delicado, luego calido y al final dejaran el recuerdo con un suave susurro. Fruto de estas relaciones nacerán tres hijos, dos niñas y un niño.
La novela es un ejemplo maravilloso del género historico. Como el autor despeja las nieblas de la historia y le da voz a un personaje oscurecido y misterioso y es él mismo quien nos relata su ciclo vital, de forma amena y bella al mismo tiempo. La aparición de personajes de la historia la hace mucho más verosímil, ya que esas personas clave de su tiempo, saltan de los cuadros y se tornan vivos, con voz propia. Otra clave de la novela es, como ocurre en la novela de Pamuk, es la distancia que hay entre la cristiandad y el islam, como estas dos religiones mantienen su influencia en los lugares donde es mayoritario su culto. Hasan es el puente que une a las dos confesiones, un hombre que supo entender que las creencias, más que dividir, lo que deberían en unir a los pueblos en la comprensión y el respeto, ya que lo que las hace buenas y necesarias son sus buenas intenciones de amor y paz. Pero también critica como el fanatismo desvirtúa el mensaje, llevándolo a oscuros lugares de odio y muerte. La religión en si es necesaria, pero los hombres la corrompen con su fanatismo. Y Hasan lo comprueba en sus carnes.
Estamos ante una novela que es ya un clásico contemporáneo, Amin Maalouf hila un relato lleno de humanismo, amor al viaje y poesía en cada párrafo. Una delicia de lectura. Que mejor manera de empezar el año. Bravo.
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