La señora March, Virginia Feito

"La señora March no creía que aquello les pegara lo más mínimo, aunque tampoco estaba segura de qué les pegaba. En lugar de inquietarla, aquella pregunta la intrigó: ¿quiénes eran? Antes de reían, discutían y conversaban hasta altas horas de la noche. Ella soltaba un chillido cuando él la besaba en la nuca, y chascaba la lengua fingiendo enfado cuando le daba una palmada en el trasero al salir del metro. ¿No? ¿O eran escenas que había sacado de películas y de libros? Miró de reojo a George, que masticaba enérgicamente sus champiñones salteados. ¿Quién era él?". La señora March.




Este puede ser el libro que más confundido me ha dejado. Pero no en el mal sentido sino que la autora ha conseguido mantenerme en un estado de constante no saber que sería lo próximo que iba pasar en el siguiente capítulo, que cuando lo cerraba solo podía pensar: ¿qué acabó de leer? ¿Qué coño va a pasar a continuación? La novela ha sido un verdadero viaje al más oscuro y profundo pozo de degradación y locura, con una protagonista que me ha producido una mezcla de compasión y rechazo a partes iguales. Sin más preámbulos os presento: La señora March de Virgina Feito.

Todo empieza con una conversación aparentemente cordial y banal. La señora March disfruta de una acomodada vida de clase alta, viviendo en la mejor zona de Nueva York gracias a la popularidad de su marido George March, quién ha cimentado una prospera carrera como escritor. Acaba de publicar su última novela resultando en un éxito rotundo. Todo el mundo habla del libro siendo aclamado a partes iguales por crítica y público. 

Pues sobre el libro precisamente están conversando la señora March y una dependienta de su pastelería favorita. Todo son parabienes para la novela de su marido por parte de la dependienta, la cual se enorgullece de conocer a la mujer del autor ante su hermana. La señora March oye los elogios al libro de su esposo con desdén pues ya está acostumbrada a oírlos, pero todo se tuerce cuando la dependienta suelta una terrible frase: "Es la primera vez que se inspira en usted para crear un personaje, ¿no? Esto produce una sensación de extrañeza y desasosiego en la señora March, pues no se había planteado eso. Y el lector de pregunta: ¿qué hay de malo en que se inspire en ella? 

Pues lo que desestabiliza a la señora March es que la protagonista del libro, que no ha leído pero conoce de qué va, es una prostituta llamada Johanna la cual es tan desgraciada, desagradable y poco atractiva que sus clientes pagan por no acostarse con ella. Que la dependienta, sin ninguna maldad, haya sacado la conclusión de que el personaje de Johanna está inspirado en la señora March, hace que todo el mundo alrededor de ella se tambaleé, dejándola en un estado de desolación bastante patético. 

A partir de ese comentario sin ninguna trascendencia en la historia comenzará un descenso a una vorágine de paranoia, locura y desconcierto, donde nunca sabremos que es real o es producto de la mente rota de la señora March. El mundo perfectamente construido, con todo el lujo mundano, la frivolidad de las cócteles y las reuniones de sociedad, un matrimonio estable en la medida de lo posible y un hijo al que querer y cuidar, se tambalea, se derrumba dejando tras de sí a una mujer destruida por la inseguridad y la paranoia, carcomida por unos traumas que vuelven a atormentar su espíritu. 

Porque todo lo que rodea a la señora March es pura fachada, pero una fachada falsa, endeble, artificial. La señora March ha ocultado tras la imagen de mujer elegante, buena anfitriona y con buenas relaciones, una vida de traumas y miedos infantiles. Criada en una familia pudiente con un padre distante y una madre que jamás mostró un mínimo de cariño por su hija, la que obligaba a no llamarla mamá, y siempre bajo la sombra de su hermana mayor, crearon una serie de carencias en la joven señora March, la cual desarrolló una personalidad extraña. La única que la trataba con cariño fue una criada latina, pero la niña agradecía sus gestos amorosos con golpes y mordiscos. 

La paranoia y la locura son los demonios que perturban a la señora March. La protagonista y también nosotros los lectores, somos incapaces de discernir que es real y que no. La mente de la señora March comienza a difuminar la fina línea de la realidad, y de pronto vemos a través de los ojos perturbados de la protagonista cucarachas que aparecen de pronto, moscas, y palomas muertas y ensangrentadas en la bañera. Pero pronto todo escala a cotas insoportables pues la señora March ve mujeres sangrientas, y el nombre Johanna la prostituta del libro de su marido le atrona en los oídos. 

Otro de los pensamientos paranoicos que la vuelven loca es que entre los papeles de su marido encuentra un recorte de periódico sobre la desaparición de una chica. La señora March se obsesiona con el caso, sobre todo cuando encuentra a la chica muerte y que ella era de una zona cercana a donde el editor de su marido tiene una cabaña. Una idea inquietante y peligrosa comienza a roer el cerebro dañado de la señora March: ¿tendrá algo que ver su marido con ese asesinato?

La señora March es un personaje que ha despertado en mi sentimientos encontrados. Por un lado una tristeza ante el patetismo y la indefensión que desprende su viaje al infierno de la locura. Pero por otro lado he sentido un rechazo ante algunas actitudes, pensamientos y acciones que la vuelven peligrosa. Pero también reconozco que la autora ha sabido construir un personaje complejo y atormentado, frívolo y frágil, paranoico y peligroso. Una cosa que me ha resultado muy curioso es como despersonaliza a la protagonista al no llamarla nunca por su nombre de pila, siendo tan solo nombrado por el narrada en al final de la novela. 

Otros personajes interesantes son George March el triunfa escritor y marido de la señora March, el cual se muestra despreocupado ante todo lo que ocurre. Pero con los ojos de la señora March lo vemos envuelto una ambigüedad que te hace dudar sobre él. Jonathan el hijo del matrimonio es un niño de aspecto pajizo con grandes ojeras a quien su padre llama Poe. Su personalidad es taciturna y silenciosa, pasando todo su tiempo en el colegio, su habitación o jugando con el hijo de la vecina de arriba. Martha es la sirvienta del matrimonio, a la cual la señora March teme y respeta a partes iguales. 

La señora March ha conseguido mantenerme en alerta, no sabía que iba a pasar a continuación y cuando lo leía conseguía dejarme boquiabierto, estupefacto, asombrado. Virgina Feito mantiene la tensión en todo lo alto y cuando menos lo esperas te suelta un sopapo que te deja totalmente desorientado. Tiene una capacidad de sorprender asombrosa, con un desconcierto continuo que vuelve la historia adictiva, en mi caso el aliciente para seguir leyendo era la duda de saber con que locura me iba a encontrar. El estilo de la autora es elegante, salpicado con descripciones muy detallistas sobre los distintos modelitos que luce la señora March.

Pero el único pero que le pongo, es en cuanto a algunas cosas que he leído en la crítica y la prensa. Cuando fue publicada no paraba de leer artículos y criticas donde comparaban a la autora con mi adorada Patricia Highsmith. Pues siento decir que las comparaciones son odiosas y en este caso más. No pueden estar a más años luz la inquietante y magnífica obra de la creadora de Tom Ripley con la emergente carrera de Virginia Feito. Compararlas es conocer muy poco el estilo y la fuerza creadora de Patricia Highsmith. Virginia Feito es un autora con mucho potencial, lo ha demostrado con creces, pues escribe con un estilo excelente, sabe manejar el tempo narrativo, su forma de narrar es muy cinematográfica ganando puntos por ello y si le tengo que reconocer una cierta mala leche a la hora de narrar episodios bastante macabros y chocantes, demostrando una mente mordazmente retorcida. Ahí si podría encontrar un paralelismos con Highsmith, pero por lo demás, lo siento pero no. 

En definitiva, el libro me ha gustado una barbaridad. No podía dejar de leerlo, queriendo saber más y más y más, para satisfacer mi morbosa curiosidad. Quería ver hasta donde era capaz de arrastrar la paranoia a la sufrida señora March, cual sería la próxima escena estrafalaria y perturbadora. Por momentos me ha producido una sonrisa macabra y otras un desasosiego en el estómago. Un libro que te atrapa y no te suelta. Una inquietante maravilla. Una delicia perturbadora. 

 

Virginia Feito (1988-)

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