Asesinato en el Orient Express, Agatha Christie

"—Ah mon Cher!—Bouc utilizó su tono más halagador-. Conozco su reputación. He oído algo sobre sus métodos. Éste es un caso ideal para usted. Examinar los antecedentes de toda esa gente, descubrir su bona fides, todo eso exige tiempo en innumerables molestias. Pero a mí me han informado de que lo han oído a usted decir con frecuencia que, para resolver un caso, no tiene más que recostarse en un sillón y reflexionar. Hágalo así. Interrogue a los viajeros del tren, examine el cadáver, examine los huellas que puede haber y luego..., bueno, ¡tengo fe en usted! Rescuéstese y reflexione. Utilice, como sé que dice a menudo, las células grises de su cerebro, ¡y todo quedará aclarado!
Se inclinó hacia delante, mirando de modo afectuoso a su amigo.
—Su fe me conmueve, amigo mío—manifestó Poirot emocionado—. Cómo usted dice, éste no puede ser un caso difícil. Yo mismo, anoche...Pero no hablemos de esto ahora. No puedo negar que este problema me intriga. No hace ni dos minutos estaba pensado en que nos esperaba muchas horas de aburrimiento mientras estuviéramos detenidos aquí y, de repente, llega a mis manos un intrincado problema.
¿Acepta entonces?—preguntó Bouc con ansiedad.
—C'est entundu. Me ocuparé de ello." Asesinato en el Orient Express.


¡Que absoluta maravilla! La gran dama del crimen nos presenta el GRAN caso de monsier Poirot, en la cual sus pequeñas células grises tendrán que ponerse al cien por cien. Damas y caballeros, suban a bordo y prepárense para el misterio en: Asesinato en el Orient Express.

Yo era conocedor del detective belga de puntiagudo bigote por la serie interpretada por el gran David Suchet, Agatha Christie'Poirot. También lo había visto en la enormes actuaciones del también enorme actor Peter Ustinov. De la autora ya había leído la magnífica Diez negritos, la cual considero que está a la altura de esta, y otro caso de Poirot, Asesinato en la calle Hickory, la cual no recuerdo. Esta tercera lectura ha sido completamente gratificante, un deleite, y la lectura del libro tiene su propia historia.

Dada la singularidad de la obra de madam Christie ha sido muy fácilmente adaptada al medio audiovisual. Sus complejos misterios y el carisma del detective belga, la hacen aderezo especial para el cine y la televisión. Sidney Lumet, uno de los directores más versátiles y artesanos del cine, además de un genial adaptador, padre de 12 hombres sin piedad, Serpico, Network y Tarde de perros entre otras muchas, dirigió la adaptación de la novela a reseñar, con un plantel de actores de primer nivel, entre los cuales estaban Sean Connery, Lauren Bacall, Ingrid Bergman y Albert Finney como Poirot. Y yo decidí que no vería la película hasta que leyera el libro y puedo decir que ha sido lo mejor que he echo. 

Hércules Poirot, célebre detective belga afincado en Inglaterra, viaja en el lujoso y célebre Orient Express. Una noche de ventisca, el tren interrumpe su recorrido por el temporal se verá envuelto en un intrincado asesinato y deberá resolver el crimen interrogando a los doce pasajeros.

El gran atractivo de la novela es el lugar donde transcurre. Un tren parado por la nieve, con un cadáver y doce sospechosos. Un espacio tan reducido lleva al detective de enhiesto bigote a moverse entre los compartimentos de los pasajeros e instalará una improvisada "sala de interrogatorios" en el vagón restaurante. Ese lugar común dentro de este género el aglutinar a personas en un lugar en concreto, como un palacio, castillo o cabaña en el bosque, del cual la señora Christie es una auténtica maestra.

Lo que convierte a Hércules Poirot en un detective único es su capacidad de deducción para resolver los crímenes. A diferencia de otros que se basan en la obtención de pruebas o utilizando sus conocimientos forenses, Poirot usa su amplio saber de la psique humana para llegar al fondo del asunto. Por eso la importancia que se le da al interrogatorio. Los pasajeros desfilarán en un desfile (valga la redundancia) de la vanidades, donde el detective tendrá que surfear entre las distintas personalidades. Los orgullos, miedos y prejuicios serán escudriñados por "las células grises" del detective y su aguda mirada. Lo que hace también única es su forma de resolverlos, con esas clásicas escenas donde todos los sospechosos se reúnen en un solo lugar, y Poirot, dando rienda suelta a su profunda vanidad, va desgranando poco a poco las claves a las cuales a llegado para descubrir quién, cómo y por qué, cometió el crimen. 

La galería de pasajeros, de lo más variopinta, será una muestra más de la gran capacidad imaginativa de madam Christie. Clases sociales distintas y nacionalidades tan separadas se encuentran en ese noble y famoso tren. La señora Hubbard, una madura norteamericana, tan impertinente como locuaz; los condes húngaros Andrenyi, él refinado y ella bella e introvertida; la princesa rusa Dragomiroff una vetusta aristócrata de grave talante y de una fealdad pasmosa; el coronel Arbuthnot, un militar inglés de agrio carácter; miss Debenham, una joven inglesa de un profundo atractivo y rapidez mental; el señor Hardman, un norteamericano distraído y resuelto; la señorita Ohlsson, misionera sueca temerosa y asustadiza; Foscarelli, un italoamericano simpático y parlanchín; la señorita Schmidt, la doncella de la princesa rusa, reservada y callada; el señor Ratchett, un hombre de negocios norteamericano, intrigante y de malos modales, su secretario Macqueen, atractivo y elegante y su criado inglés Masterman de finos modales británicos. Y por último el encargado del tren Pierre Michel.

A modo de "ayudantes", servirán al detective monsier Bouc, el director de la compañía del tren, tan divertido como ingenio y despistado y el doctor griego Constantine.

Leer a la señora Christie es un deleite, pues en su estilo sencillo, pero certero, hacen que su lectura sea amena, y si a eso le añadimos el gran talento para la creación de misterios la vuelven enteramente adictiva. En mi caso, conforme avanzaba la lectura, era incapaz de irme a dormir sin leer un poco más. 

Para finalizar, no puedo más que recomendar que se adentren en esta magnífica novela de misterios y acompañen al monsier Poriot en la resolución del caso. Y después, si quieren, vean la adaptación de Lumet, como complemento a la lectura. Au revoir mes amis.


Agatha Christie (1890-1976)

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