Vida de Napoleón, Stendhal

"Napoleón tenía una corona ante los ojos y se dejaba deslumbrar por el esplendor de este juguete pasado de moda. Habría podido afianzar la República, o al menos el Gobierno de dos Cámaras; pero su única ambición era fundar una dinastía de reyes". Vida de Napoleón.

Henri Beyle, más conocido como Stendhal, es uno de esos nombres que son imprescindibles, a la hora de recitar a los grandes autores universales. Como en la letanía de los Santos, Stendhal está junto a otros "inmortales" como Balzac o Hugo, compatriotas y contemporáneos suyos. Con cuatro novelas, cimento las bases de la novela realista y fue uno de los primeros que dio profundidad psicológica a sus personajes. 

Y si a este nombre le sumamos el que puede ser uno de los personajes clave del siglo XIX, un hombre que puso patas arriba el viejo continente, amado y odiado a partes iguales. Y ese nombre es el del petit cabo, el emperador de los franceses, Napoleón Bonaparte. Pues no podemos más que aplaudir...o no, ya veremos.

De Napoleón se ha escrito largo y tendido. Ríos y ríos de tinta se han vertido para loar, denostar y deificar al corso más universal. A opinión mía, no fue más que un ser ávido de poder, que con un afán devorador arrastró a Europa a una serie de guerras para agrandar su persona como dueño y señor de todo. Pero aún así no puedo negar la fascinación que puede causar, pues es indudable la atracción que un solo hombre desprende, que igualó en hazañas y fama a Alejandro Magno, Julio César y Carlomagno. Un personaje controvertido, sin duda. Fascinante, desde luego.

Y por la magnitud del personaje, un observador de la vida como fue Stendhal, no pudo evitar la ocasión de escribir sobre Napoleón, al cual tuvo la oportunidad de conocer. Y así surgen dos libros incompletos, los cuales Stendhal se aleja de su oficio de novelista e intenta crear una especie de biografía, la cual más que narrar la vida y milagros del Emperador, zigzaguea entre el ensayo, las memorias y la biografía propiamente dicha. Vida de Napoleón y Memorias de Napoleón, son los dos proyectos incompletos del novelista francés, de los cuales he leído el primero y el segundo lo dejaré para más adelante. Y sin más preámbulos, Vida de Napoleón por Stendhal.

Escrita entre los años 1817 y 1818, mientras Napoleón se lamía las heridas, humillado, derrotado y desterrado en la pequeña isla de Santa Elena, Stendhal rememora una época que ya pasó, una idea que pudo poner a Francia y a Europa como modelo de libertad. Un sueño de grandeza el cual acabo cubierto de barro, pólvora y sangre. Stendhal aún cree que la empresa Napoleón puede llevar a Francia a ser la gran nación que pudo ser. Pero en su fuero interno sabe que era muy difícil. 

Stendhal reconoce los errores que la arrogancia y la poca altura (no va con segundas) política de Bonaparte. Que Napoleón tuvo la oportunidad de barrer para siempre al Antiguo Régimen, el cual si ayudó a cambiar, pero el brillo de los palacios y la pompa del Imperio, deslumbraron a un hombre, que antepuso su ambición personal a las mieles de un futuro libre e igualitario. 

También pone su dedo acusador sobre la cohorte de aduladores que fueron los ministros del Emperador, a los cuales no duda en tildar de ineptos, aprovechados y zalameros. Los cuales se valieron de la ambición del Emperador, regalándole los oídos, para expandir su propia ambición. Creando una aristocracia de cartón piedra, más descarada y falsa que la anterior.

Una parte muy interesante del libro es cuando se relata la invasión de España por parte del ejército napoleónico, el cual fue enfrentado por grupos de civiles armados y acabo en lo que se llamo Guerra de la Independencia. Stendhal por momentos no sabe si admira, repugna o ensalza al pueblo español. Lo mismo son un grupo aguerrido de valientes que lucha con la fuerza de un jabalí o es una banda de analfabetos besa rosarios que son incapaces de admirar las virtudes de Liberté, Égalite y Fraternité. 

Para finalizar he de decir que no es un libro fácil, no es lo que uno esperaría, a pesar de su forma de libro inacabado, la prosa de Stendhal es maravillosa, clara, concisa y al grano. Y un particular sentido del humor. Es el testimonio de un hombre que vio alzarse un personaje histórico de tamaño (de verdad no lo digo con segundas) calibre, hijo de su tiempo y que pudo engrandecer los ideales de la Revolución, pero acabo dejando los campos de Europa surcados de sangre por su ambición. Volveremos con Napoleón y Stendhal cuando lea las Memorias.


Henri Beyle Stendhal (1783-1842)

Napoleón Bonaparte, en franca decadencia (1769-1821)

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