29 balas y una nota de amor, Alfonso Egea

"El asesinato es seguramente la relación mas personal que un ser humano puede tener con otro, a veces incluso mas que el sexo, y como el sexo, las maneras también importan. Un disparo es un polvo rápido, impersonal, sin detalles y al bulto. Un arma blanca ya es otra cosa, pero sigue siendo algo poco intimo, sin sudor, sin aliento. Pero estrangular...Estrangular es distinto a todo lo demás. Estrangular a otro ser humano cuenta mucho mas del asesino de lo que el o ella misma desearía . Es un modo de matar muy privado, muy cercano, piel con piel. Notas como tus dedos abrazan todo el cuello". 29 balas y una nota de amor.



Una vez más, abrimos un nuevo archivo de nuestra crónica negra. Esta vez lo hacemos con el primer número de la colección de libros de no ficción y true crimen Sinficción. La que inaugura el repaso pormenarizado de aquellos casos más mediáticos, perversos e intrincados de la criminalística española. Porque el simple asesinato no llama la atención, si no va envuelto en situaciones rocambolescas o perturbadores. Los infames protagonistas de los libros de la serie comparten elementos que los hacen dignos merecedores de los análisis y la narración de sus vidas y pecados. Porque como digo, no son simples crímenes, si no que algunos rozan lo diabólico y lo macabro, otros la frialdad y la psicopatía y todos la maldad y el horror. Por desgracia las víctimas de estos asesinos, violadores y criminales, son protagonistas involuntarios, pues con sus muertes derramaron ríos de tinta. Y normalmente siempre quedan opacados o ensombrecidos, por la fascinación que desprenden aquellos que les arrebataron las vidas y quedan en un segundo plano. Por eso, estos libros, a parte de hablar sobre sus verdugos o torturadores, también se toman el tiempo de hablar sobre ellos, las víctimas, y les dan su sitio como lo que son, víctimas inocentes y también les dan la voz que les fueron arrebatadas. 

En esta primera obra, Alfonso Egea, otro mediático experto en sucesos (y paisano de un servidor), desmenuza, analiza y narra uno de los casos más extraños, fascinantes y macabros. Como un trío amoroso acabó en desgracia, dentro del gremio menos insospechado: la Guardia Urbana de Barcelona. Y sobre todo se nos da un retrato profundo y detallado de sus protagonistas: una femme fatale fría y embustera, un amante y colaborador necesario y un novio calumniado y asesinado. Damas y caballeros esto es; 29 balas y una nota de amor de Alfonso Egea.

Año 2017, en el pantano de Foix dos senderistas encuentran un coche completamente calcinado. Los policías que allí se personaron jamás creerían lo que dentro del coche iban a encontrar. Dentro, desmembrado, lo que parece son unos restos mortales de lo que antes era un ser humano. Gracias al encuentro de una placa en la columna pudo saberse a quién pertenecían esos restos. Pedro Rodríguez, de treinta y ocho años, perteneciente a la Guardia Urbana de Barcelona. Tras el descubrimiento, los Mossos tiraron del hilo y llegaron hasta la primera protagonista y el elemento unitario, de esta historia: Rosa Peral.

La novia también pertenece al mismo cuerpo policial que el finado. Tras una primer interrogatorio los agentes ya empezaron a vislumbrar en ella aspectos que no cuadran con una mujer que acaba de enterarse que han encontrado a su novio churrascado en el maletero de un coche. Y así empieza, una investigación ardua, compleja y llena de giros, que salto a los medios por su morbosidad y su maldad. Da comienzo "el crimen de la Guardia Urbana".

El otro protagonista de lo que acabo convirtiéndose en un triangulo amoroso mortal, Albert López, era, como no, también policía. Este hombre, de aspecto rudo, bestial, de hombros anchos, brazos fuertes y espesa barba, sería el elemento más enigmático del crimen. Por su doble calidad de posible ejecutor o colaborador necesario.

Ya tenemos a los tres protagonistas de este culebrón de sexo, celos y muertes. Rosa Peral, la fría y calculadora mujer fatal. Envuelta en un aire de atracción sensual, y poseedora de atributos manipuladores. Albert López, el celoso y brutal amante. De parcos modales y manejos agresivos. Y por último Pedro Rodríguez, el finado. Un hombre a todas luces buena persona, cuyo crimen fue amar a quién no debía y que, no solo llevaron a la muerte, si no que se las ingeniaron para difamar y ensuciar su imagen. 

Los dos amantes fueron prontamente detenidos, por las sospechas de que, tras confusas y contradictorias versiones los ponían en el foco del asesinato. Por qué sí, Pedro fue asesinado, desmembrado y quemado. Y la investigación se vio de pronto con una historia de amores rotos, fuertes impulsos sexuales y constantes infidelidades. Lo que estaba claro es que los dos sabían más de lo que callaban, y que los dos eran responsables de la muerte de Pedro.

Alfonso Egea narra, con un gusto exquisito y lenguaje excelente todos los pormenores del caso. Como cada interrogatorio era más increíble que el anterior, como las mentiras iban subiendo en intensidad y fantasía. Pero sobre todo se centra en los personajes. Como personas, aparentemente normales pueden llegar a este tipo de extremos, llevados por los instintos más primarios y ancestrales. Porque, aunque queramos, seguimos siendo animales, y por mucho raciocinio y lenguaje, los instintos son huracanes de los que es imposible escapar.

Rosa Peral es un personaje fascinante. Una mujer que desprende atracción. De una belleza natural incontestable, esta mujer fue capaz incluso de revolucionar los centros penitenciarios donde ha estado, siendo trasladada en varias ocasiones. El libro se dedica a descifrar la personalidad de esta villana de telenovela turca. Sus mentiras, sus manipulaciones, sus trasformaciones para parecer lo que no es, pasando de ser una mujer de aspecto imponente, de tía echa pa´lante, a un ser frágil y destrozada por los maltratos y los celos de los hombres. Pero fue su soberbia lo que le acabó costando la libertad. Este caso me recuerda a otro (del que espero que escriban un libro de la colección) con las mismas características, una mujer manipuladora, un amante servicial y mano ejecutora y un pobre desgraciado muerto. El caso de la "viuda negra de Patraix", esta relatado en el libro Territorio negro de Manuel Marlasca y Luis Rendueles, un libro magnífico que recoge diez casos criminales actuales patrios.

Las conclusiones a las que se llegó fue que, sin ningún tipo de dudas, Rosa Peral y Albert López acabaron con la vida de Pedro Rodríguez. Y que después de esto trataron por todos los medios ocultar el crimen y llenarlo de falsas apariencias de un ajuste de cuentas. Por lo tanto, los dos ex policías fueron condenados a 20 y 25 años de cárcel. Actualmente cumplen condena Rosa en la prisión Mas d´Enric y Albert en la prisión de Quatre Camins, los dos en Cataluña.

—Rosa—la interrumpió la jueza—, ya que estamos en el día 2 de mayo. ¿A qué hora regresa Albert a su casa? —Era mediodía. La una, las doce, no lo recuerdo exactamente. Nada más llegar me preguntó si había tocado la mochila. Le mentí y le dije que no, pero sí lo había hecho y la llegué a levantar y había un chorreón de sangre debajo. Albert la cogió y la metió dentro del coche de Pedro, en elasiento de atrás, y entonces me dijo "por la noche vas a hacer lo que yo te diga, y ahora sobre todo no llames a nadie. Si te llaman tú contesta. Yo voy a mirar tus mensajes, voy a ver tus llamadas. No quiero llamadas que no sean de tu entorno. Y quiero que cuentes que Pedro se ha enfadado y se ha ido".



Alfonso Egea (1976-)


 Albert López (1980-) y Rosa Peral (1984-)

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