El gran León de Dios, Taylor Caldwell
San Pablo de Tarso es una de las figuras principales del cristianismo. El causante de la expansión de la religión de Jesús de Nazaret por el mundo fue este ciudadano romano judío, que empezó como azote de esta nueva Fe, pasando por una experiencia espiritual que lo convirtió y lo motivó a cumplir las palabras del Mesías: "id por todo el mundo y proclamad el evangelio a toda criatura". Su labor evangelizadora, con ayuda de sus principales ayudante como San Lucas o San Bernabé, lo llevaron por las principales ciudades del mundo antiguo como Antioquía, Atenas, Jerusalén o Roma. Y como fue el primero que centro su predicación entre los gentiles (no judíos), sería conocido como el Apóstol de los gentiles. A través de sus cartas, que son parte importante del canon bíblico, San Pablo remodeló y configuró la doctrina cristiana y le dió la forma que sostiene los pilares del cristianismo en sus grandes confesiones.
Pues sobre este personaje clave de la historia, no solo cristiana, se elabora está deliciosa novela que se lee como una de viajes y aventuras. Esto es: El gran León de Dios, de Taylor Caldwell. Voy a relatar algunos pasajes de la vida del apóstol que no desvirtúa la lectura y no destripa nada.
En la próspera ciudad de Tarso, en la actual Turquía, en la casa de Hilel ben Boruch, un rico y afable judío romano, su esposa acaba de dar a luz su hijo a quien llamarán Saulo, Pablo para los romanos. El joven Saulo irá creciendo con un fervor religioso muy grande y con un enorme sentido de servicio a Dios.
La novela nos presenta a Saulo como una persona fiera, dura y algunas veces intransigente. Con un cabello rojizo leonino, Saulo se empapará de la doctrina judía y dedicará su vida al estudio y cumplimiento de los mandamientos de Dios dado al pueblo de Israel. Un personaje peculiar que le acompañará en su juventud será Aristo, su preceptor griego, cínico, descreído que le influirá con su filosofía humana.
Saulo en su joven adultez marcha a Jerusalén, la ciudad santa de Israel. Allí se maravillará con la grandiosidad del monumental Templo. Pero algo surge en la ciudad, un rumor de un extraño hombre que predice la venida del Reino de Dios y que sana a los enfermos y resucita a los muertos.
Saulo es principal testigo de la expansión de esta escisión judía tras la muerte de su líder, Jesús de Nazaret, con una maravillosa escena que retrata como siente el terremoto que causó la expiración en la cruz. Cómo fiel judío ve con ojos de odio el movimiento y será promotor del primer mártir cristiano, un joven llamado Esteban, cuando contempla su lapidación. A partir de eso será el azote de los nazarenos o cristianos, deteniendo a cuantos sea posible.
En su periplo como cazador de nazarenos, en un viaje a Damasco, tendrá lugar un momento clave en la historia del cristianismo en general y en la de Saulo en particular. Un resplandor arrojó en tierra al perseguidor y una voz le dijo: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Saulo, cegado por la luz le pregunto quién era y la voz contestó: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues".
A partir de aquí el odio contra los seguidores del Nazareno se tornará en un ardor por llevar la buena nueva a todos los rincones. La novela nos retrata como fue aquel momento, cómo afecto todas las convenciones del joven judío, desatando una tormenta en su fuero interno. Pero gracias a los compañeros de viaje que le ayudarán en su periplo misionero, logrará ganarse el corazón de sus hermanos cristianos y seran reconocidas sus dotes de misionero. Personas como José de Arimatea, Bernabé, Timoteo y el joven médico griego Lucas, serán las primeras piedras, que junto a Pedro y los apóstoles levantarán los pilares sobre las que se cimentará la futura Iglesia.
El Saulo de la novela es un ejemplo de cómo la fe moderada puede desbaratar al peor de los fanatismos. Cuando las primeras comunidades cristianas se van formando, pequeños focos de intransigencia e intolerancia se van dando, cosa que apena en gran medida al nuevo apóstol. Pablo hará lo posible para desterrar del corazón de los cristianos todo fanatismo a través de sus numerosas cartas que hoy siguen siendo influyentes para millones de cristianos en el mundo.
El otro gran atractivo de la novela es lo bien escrita que están los usos y costumbres de los ciudadanos de aquel tiempo. La autora describe con sencillez y minuciosidad las ciudades, los palacios y los banquetes. Por momentos te traslada a las atestadas calles de Jerusalén, los montes de Antioquía y los palacios de Tarso.
El gran León de Dios de Taylor Caldwell es una novela sencilla a la vez que amena. A pesar de la temática religiosa se puede leer como una novela de aventuras e incluso de viajes. Por ponerle un pero, he de decir que algunos datos históricos no son del exactos, pero se pueden perdonar como licencias poéticas. Pero fuera de eso es un libro muy entretenido y ameno, que nos traslada a un tiempo fascinante y a un momento clave de una de las principales confesiones religiosas del mundo. San Pablo de Tarso es un personaje fascinante, un ejemplo de transformación y sabiduría y sobretodo un ejemplo de amor al prójimo y veneración a Dios, en una palabra: un santo. Un libro maravilloso.
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