Cónclave, Robert Harris

Habemus papam. Tras el retorno a la casa del Padre por parte del Papa Francisco y su funeral, comenzó a ponerse en funcionamiento uno de los rituales más fascinantes de la Iglesia. El mundo mantuvo vista la mirada sin interrupción sobre la chimenea que anunciaría al nuevo Pastor de la cristiandad. Tras cuatro votaciones, el nuevo Sumo Pontífice, León XIV, saludó desde el balcón de las bendiciones de San Pedro a la grey del Señor. Solo queda desearle las mejores bendiciones y que sepa guiar a buen puerto la Santa Madre Iglesia.
Pero bueno, dejemos la beatería y centremos que esto no es la hoja parroquial si no un blog de libros. Y de eso precisamente vengo a hablar, de una novela que está bastante de moda pues recientemente se ha estrenado una adaptación fílmica con bastante éxito y encima ha coincidido con el acontecimiento que relata en la vida real. Si lo único que pudimos ver de la elección papal fue la procesión de los cardenales al son de la Letanía de los Santos y su juramento, antes de que el Maestro de Ceremonias Litúrgicas exclamé de forma imperativa: extra omnes, todos fuera, y las puertas de la capilla Sixtina se cerrarán, con este libro podremos adentrarnos en una de las ceremonias más secretas del mundo, en sus intrigas y movimientos para elegir al sucesor de san Pedro. Con mucho gusto os presento: Cónclave de Robert Harris. ¡¡AVISO DE POSIBLES SPOILERS!!
El Santo Padre ha muerto. La noticia retumba como un martillazo en los muros de la basílica vaticana. Jacopo Lomeli, decano del Colegio Cardenalicio, acude presto a los aposentos papales para cerciorarse la triste noticia. Al Papa ha fallecido a causa de un infarto mientras dormía. Realizados los rituales tras su muerte, como destruir el anillo del pescador y declarar sede vacante, comienza el cónclave. Venidos de todos los rincones el globo, los purpurados acuden a la llamada para elegir al nuevo Sumo Pontífice. Ya desde el mismo comienzo empieza a surgir cuatro posibles candidatos, los cuales vienen a representar las distintas corrientes que se mueven en el seno de la Iglesia. El primero es el italiano Aldo Bellini, Secretario de Estado del Vaticano y exarzobispo de Milán, el cual fue un cercano colaborador del finado papa, con quien compartía ideas progresistas muy cercanas. Se le considera un intelectual pero carente de liderazgo. Joseph Tremblay de origen canadiense, Camarlengo y arzobispo emerito de Quebec, mantiene un perfil más conservador pero moderado, con aparente ambición. Joshua Adeyemi, Cardenal Mayor Penitenciario, confesor del papa, exarzobispo de Lagos, de origen nigeria, tiene un especial carisma por considerarse el primer "papa negro", apoyado po sus compañeros africanos, pero mantiene una firme convicción contra los homosexuales. Y por ultimo se encuentra Godofredo Tedesco, Patriarca de Venecia, de fuerte carácter, lidera con firmeza el ala más conservadora de los cardenales que buscan un retroceso de los cambios traídos por el Concilio Vaticano II.
Establecidos ya los principales cardenales papables, se disponen a pasar la noche antes de la primera votación en la residencia de Santa Marta cuando ocurre algo insólito. Un hombre llamado Vincent Benítez acude a Roma argumentando que es un cardenal a pesar no estar en la lista. Lomeli habla con él y este le cuenta que Su Santidad lo nombró cardenal con una fórmula denominada in pectore, desde el corazón y lo hizo en secreto. Benítez fue nombrando arzobispo de Bagdad por el papa y cuando este quiso abandonar por un problema de salud, fue convocado al Vaticano para toma la púrpura. Lomeli queda sorprendido ante la revelación y a la vez atraído por el aura de bondad y fe que desprende el nuevo cardenal. Antes de irse a dormir para ganar fuerzas ante el reto de la primera votación, habla con el arzobispo Wozniak, Prefecto de la Casa Pontificia y cercano servidor del papa, él cual fue uno de los últimos que lo vio con vida y le dice que el papa había pedido la renuncia del cardenal Tremblay cosa que corrobora monseñor Morales, secretario del papa, él cual afirma que hubo un informe desfavorable para con el Camarlengo canadiense. Esta y otras revelaciones iran minando la moral y la tambaleante fe de Lomeli, quien siente un gran peso sobre sus ancianos hombros ante la trascendental tarea de liderar el cónclave y su responsabilidad personal de dar un digno sucesor de la cátedra de san Pedro.
La novela nos introduce de lleno en los entresijos del cónclave, mostrado como las intrigas, los movimientos, las puñaladas, los conflictos morales mueven la elección del papa. Porque aunque uno crea en la divina intervención del Espíritu Santo (que lo creo), es indudable la influencia de los hombres que conforman el Colegio Cardenalicio a la hora de elegir. Porque el ritual de elección del Sumo Pontífice es fascinante. Celebrando una tradición que se remonta a la Edad Media, cuando en una elección papal los cardenales no se ponían de acuerdo, se decidió que se encerrarán en una sala bajo llave, de donde procede su nombre en latín cum clave. Y así durante siglos los cardenales se han encerrado para deliberar, bajo el amparo de la inspiración del Espíritu Santo, y elegir por votación al nuevo papa. Y claro, los cardenales con más posibilidades tendrán que mover sus hilos para que su candidatura sea votada mayoritariamente.
Quien deberá bailar en este eclesiástico baile de intrigas será el cardenal decano Lomeli. El anciano cardenal italiano es el verdadero motor y soporte de la historia, pues él tendrá la dificil misión de que la elección sea la adecuada para el futuro de la Iglesia. Lomeli es un hombre que sufre, pues en su interior hay una pequeña batalla entre su disposición de salvaguardar el cónclave y una profunda crisis de fe que le hace replantearse si es digno para esta misión. Lomeli descubrirá hasta que punto la ambición de los hombres es capaz de llevarlos a hacer cosas cuestionables con tal de alcanzar el trono de san Pedro, pero también sabrá sobreponerse a las decepciones y tristes revelaciones con ayuda de la fe.
De los principales cardenales papables no hablaré mucho, pero si me gustaría decir como el autor nos presenta una interesante reflexión. Algunos de ellos como digo cometen actos no muy limpios para favorecerles a la hora de dirigir el voto de sus compañeros purpurados, pero al final quien resulta ser elegido tiene algo que ojos de la Iglesia no lo haría merecedor de ser elegido papa, pero, no es un pecado comparado con lo que hacen los otros, planteado la tesis de que mientras cumpla con los principales preceptos del mensaje de Jesús, como la misericordia, el amor, la ayuda al prójimo, la entrega y sobre todo un profundo amor a Dios y fidelidad a la Santa Madre Iglesia, no le impiden ser merecedor de ser pastor de la cristiandad.
La figura del difunto papa anónimo oculta la reconocible personalidad y pensamiento de Francisco, aunque el autor niegue cualquier parecido con él, es innegable que el personaje esta compuesto a partir del recientemente fallecido papa argentino. Pues nos lo presenta como un pontífice de fuerte carácter reformista, capaz de introducir elementos que puedan desafiar algunos de los convencionalismos más inamovibles de la tradición católica, cosa que hizo en vida Francisco, sin llegar a realizarlos, pues como diría el bueno de don Quijote: con la iglesia hemos topado, Sancho amigo.
Pero lo que sobresale de la lectura de la novela es la profunda y poderosa que resulta la fe en el corazón de los hombres. En momentos de duda, de zozobra, cuando uno se siente perdido, la fe nos ayuda, como la potente luz de los faros, a encontrar el buen camino. La novela se mueve magníficamente entre la reflexión religiosa del poder de la fe, con un ritmo de trhiller palaciego, lleno de giros y sorpresas, aunque algunas se pueden adivinar con facilidad. En fin una buena novela que se lee de un tirón, una oportunidad de conocer los entresijos de la ceremonia del cónclave, y una buena muestra de como la ambición no esta reñida con la fe. Para finalizar diré que algunas cosas que narra ocurrieron en la vida real, como unas coincidencias durante la misa anterior al cónclave y que tanto el nuevo papa como el de la novela coinciden en el número que lleva su nombre... causalidad, serendipia, don profético, intervención divina, solo Dios lo sabe.
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