Cuentos tradicionales de Japón

Despues de frotrarselos con las manos para poder ver lo que había más allá de aquella luz blanca, los abrió y halló ante sí un gran palacio de coral. Era imponente y precioso. A un lado y a otro de su persona pasaban bancos de peces plateados y dorados cuyas palabras también podía entender. Hablaban de preparar un banquete para un invitado de excepción que estaban llegando para presentar sus respetos al rey. "El pescador de Urashuma Tarõ".

Una mañana, cuando salió a segar la hierba en el campo, encontró una grulla atrapada en una tramps hecha de hojas de bambú. Estaba cogida por las patas y batía las alas desesperadamente. El hombre sintió pena del ave y la liberó cortando con cuidado las hojas de la trampa. La grulla escapó inmediatamente hacia el cielo y, tras dibujar unos círculos encima de la cabeza del hombre como si estuviera saludándole con agradecimiento, se alejó volando. "La esposa grulla".

Japón es un imán de atracción irresistible. Desde la lejana tierra del sol naciente llega una cultura tan única y particular, que fascina a los ojos asombrados occidentales. Yo mismo me siento fascinado por su cultura, tan ancestral e inamovible. Me encanta la obra del director Akira Kurosawa, la obra del dios de la animación Hayao Miyazaki y mis dos mangas favoritos son Berserk y One Piece de Kentaro Miura y Eichiro Oda respectivamente. Y uno de mis escritores favoritos es el maravillo y espléndido Yukio Mishima, con el cual comenzó este blog

La literatura japonesa es interesante. Nacida de una tradición oral rica que engloba una serie de mitos y leyendas que servían para dar una explicación a todo lo que les rodeaba. Desde aquellos relatos narrados por las Kataribe, las cuentacuentos niponas, pasando por La historia de Genji de Murasaki Shikibu, la novela más antigua de la humanidad, hasta llegar a los autores capitales como Natsume Soseki, Ryunosuke Akutagawa, Junichiro Tanazaki, Yukio Mishima, Haruki Murakami, Banana Yoshimoto, Susaku Endo, Kobo Abe y los premios nobel Yasunari Kawabata y Kenzubaro Oe. 

Pues de esa tradición cuentística trata el libro a reseñar. Una recopilación de una serie de cuentos tradicionales, extraídos de las narraciones de tiempos remotos, que han pasado de abuelos a padres y de padres a hijos. Esto es: Cuentos tradicionales de Japón.

Los cuentos son parte fundamental de todas las culturas. Es algo inherente a cualquier sociedad, el hecho de narrar historias, pues a través de ellas cuentan sus propias ideas, sus miedos, sus esperanzas y sus interpretaciones a todo lo que les rodea. Es mitica la figura del "cuenta cuentos", aquella persona que se sentaba al calor del fuego, y rodeado de un publico ávido de historias, le escuchaban con toda la atención del mundo. También son una buena herramienta a la hora de trasmitir una idea o moraleja, para tratar de dar una lección que debe ser aprendida. 

Pues Japón también se encargaría, a través de los siglos de llevar una tradición, tan rica como emocionante, primero a traves de vía oral hasta acabar siendo recopiladas para que no se perderían en la niebla del tiempo. En esta reseña hablare de un libro que hace una selección de cuentos, algunos muy antiguos, seleccionados por Kayoko Takagi, profesora de lengua y literatura japonesa en la Universidad Autónoma de Madrid. Esto es: Cuentos tradicionales de Japón.

Estas narraciones eran narradas por los llamados kataribe que eran recitadores, tanto mujeres como hombres los cuales adecentaban las veladas con sus historias de espíritus, yokais, fantasmas y doncellas. Muchos de estos proceden de una recopilación titulada Konjaku Monogatarishu o "Antología de cuentos del pasado", escritos sobre el siglo XI. El libro reúne treinta y dos cuentos, algunos de longitud de una página y otros de seis, pequeñas piezas que nos muestran el fascinante y fantástico folklore japonés, y también como, a pesar de la lejanía de un continente a otro, se repiten algunos tropos o temas.

En los cuentos japoneses, lo cotidiano y lo fantástico conviven de la mano, en una fusión en la que todo es posible. Criaturas del folklore como los yokais, los onis y los kappas se mueven en el mismo mundo que los agricultores, los campesinos y los samuráis. La magia y la fantasía están al alcance de la mano. Normalmente comienzan con un escenario reconocible para los japoneses, como una aldea en una montaña, una lujosa mansión o un espléndido palacio. Son lugares normales y corrientes que de pronto se ven sorprendidos por algún elemento fantástico, que detona la trama. Un ejemplo podría ser Momotaro, el chico melocotón. Una pareja de ancianos, que viven en una aldea, un día encuentran un melocotón de grandes proporciones flotando en un río, el cual llevan a casa para degustar tal inmenso y dulce manjar. Al abrilo, descubren en su interior un bebé, el cual adoptan y crían como un hijo al que llaman Momotaro. A partir del cuento, de corta extensión, vemos crecer al niño hasta llegar a su legendario viaje al país de los oni, los demonios o ogros que abundan en las historias niponas. Una situación tangible, como una aldea, acaba en una épica historia. Eso es muy habitual en los cuentos, de cualquier lugar, el trasladar lo mágico a lo real, el cual desborda la imaginación de los que los disfrutan, deseando poder vivirlo en sus propias carnes.

Momotaro.


Otro elemento es el carácter de fábula de los cuentos. No tanto por su capacidad moralizante con una moraleja, que lo tienen, si no más por como los animales toman la palabra y se vuelven protagonistas de muchas historias. Algunas, como El mono y el cangrejo es una entretenida historia de venganza animal o El comienzo del horoscopo se nos cuenta como fueron elegidos los animales que representan el calendario. Tambien se dan los cuentos donde animales se casan y tienen una relación con los humanos. La trasmutación animal/humano es muy habitual en la literatura japonesa. Casos como en El yerno serpiente, La hermana pájaro blanco o la esposa grulla.

La esposa grulla.


En estos cuentos se da el elemento natural de que la mayoría de ellos tienen un final triste. El fin de lo bueno, la belleza que perece a merced de las garras del cruel tiempo, es tan propio de los japoneses, que adoran como la primavera es sucumbida ante el gélido invierno. Pues estos cuentos siempre tienen una misma estructura. Una persona, se encuentra con otra, se enamoran, se casan y forman un hogar, una familia feliz, pero todo se tuerce con el descubrimiento de que un animal se ha trasformado en humano, el cual termina con una nota melancólica sostenida en lo alto, donde la felicidad vuela por la ventana. 

Cómo es habitual en los cuentos, los roles maniqueos de buenos y malos se muestran muy bien definidos. Normalmente las criaturas malignas como los mencionados onis, los crueles ogros devoradores de personas, o los espíritus malignos que traen la desgracia a los que se cruzan en su camino. Pero también los seres humanos también son capaces de hacer cosas malévolas. Un "villano" típico podría ser la madrastra, figura oscura en muchos cuentos, tanto occidentales como orientales. Una mujer egoísta que lleva a cabo pérfidos males contra los inocentes hijos de sus esposos. Por el otro lado los personajes "buenos", son en su mayoría los hijos sufridos que utilizan sus ingenios para acabar con la mala influencia de sus madrastras. O pobres desgracias que de pronto, por obra de una buena acción, ven recompensado su buen hacer con riquezas.

   La mujer de la nieve.


En definitiva Cuentos tradicionales de Japón es una deliciosa antología, que nos da una pequeña muestra de una cultura tan antigua, como fascinante. Una serie de cuentos que fueron narrados hace cientos de años y se guardaron en la memoria colectiva, formando a generaciones de niños, enriqueciendo sus mentes con historias maravillosas repletas de seres fantásticos. La lectura es amena, divertida y entretenida, que se lee en un suspiro y con una sonrisa. Un rosario de pequeñas joyas de la literatura popular, que expande nuestra percepción del mundo, al acercarnos a una perspectiva distinta de nuestros cuentos populares, pero con algunas similitudes palpables. Un libro delicioso y memorable. 

El pescador de Urashima Tarõ.

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