La Primera Guerra Mundial contada para escépticos, Juan Eslava Galán

"La llamarán la Gran Guerra porque va a ser una guerra desmesurada, a una escala hasta entonces desconocida, con ejércitos de millones de hombres procedentes de los cinco continentes que caerán a millares cada día. Una guerra total que moviliza todos los recursos de las naciones implicadas (no solo militares, sino demográficos, industriales, científicos). Una guerra alimentada por las nuevas tecnologías [...] Una guerra para la que las industrias del mundo desarrollado producirán millones de máquinas de muerte que, con su terrible poder, conformarán los engranajes de una gigantesca picadora de carne que se va a alimentar de millones de hombres". 
La Primera Guerra Mundial contada para escépticos 




El muy querido visitante habitual de este blog don Juan Eslava Galán viene ésta vez para narrarnos uno de los acontecimientos que removieron para siempre los cimientos de la historia moderna. Una contienda bélica que alcanzó proporciones mundiales, segando millones de vidas y trasformó el paisaje geopolítico con consecuencias que aún hoy en día siguen vivas. La Gran Guerra que conmocionó al mundo entero es magistralmente narrada en: La Primera Guerra Mundial contada para escépticos de Juan Eslava Galán.

El principio del siglo XX parecía sonreír a los países del mundo, en especial a Europa y Estados Unidos. En los primeros años del siglo entrante se respiraba una tensa calma, adormecida por una aristocracia que vivía al amparo de los grandes Imperios y las nuevas potencias económicas, que disfrutaban un bon vivant frívolo gracias a una clase obrera que se mataba a destajo en infernales jornadas laborales. Los reyes de Europa, unidos en su mayoría por lazos familiares, establecían alianzas con las prósperas repúblicas y se repartían el pastel de las colonias africanas y asiáticas. Pero todo se fue al garete por un disparo.

El 28 de junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando, heredero al trono del imperio Austrohúngaro, es asesinado en un atentado junto a su esposa Sofía en Sarajevo, Bosnia, Serbia. Gavrilo Princip él autor del regicidio jamás imaginará el impacto que tendrá su acción terrorista. Los ecos del disparo recorrerán Europa como un eco siniestro.

En Viena, la capital del decadente imperio Austrohúngaro, donde los oropeles y los valses palaciegos acompañan al anciano emperador Francisco José I en la decrepitud, el disparo resuena con el estruendo de una explosión. La muerte del heredero conlleva una respuesta armada. Los altos mandos militares lanzan un ultimátum a Serbia, el cual es rechazado. Los austrohúngaros mueven primero, lanzan un bombardeo sobre Serbia. Alemania, nación aliada de Austria-Hungría acude en su ayuda y el imperio ruso lo hace por parte de Serbia donde viven muchos eslavos. En el avance alemán estos han invadido la neutral Bélgica violando varios tratados internacionales, cosa que moviliza al Reino Unido y Francia. La guerra ha comenzado. 

Lo que empezó siendo una cosa que implicaba a unas pocas naciones, fue elevándose a cotas que salpicaron a casi todos los países. Cómo en una fila de fichas de dominó, una acción hizo caer una ficha tras otra, sumando nación tras nación al conflicto. Dividido en dos grandes bloques, por un lado los Imperios Centrales, con la Alemania del káiser Guillermo II, la Austria-Hungría del emperador Francisco José I, el Imperio Otomano del sultán Mehmed V y el reino de Bulgaria del zar Fernando I. Y por otro lado Los Aliados, con el Reino Unido del rey Jorge V, el imperio ruso del zar Nicolás II, la República Francesa del presidente Georges Clemenceau y los Estados Unidos de América del presidente Woodrow Wilson. Sumando a estas las pequeñas potencias satélites que apoyaban a uno y otro bando y las colonias, obligadas por su condición de sumisión colonialista.

Esta conflicto alcanzó unos números vergonzantes de bajas, convirtiéndola hasta el momento en la guerra más sangrienta de la historia (superada con creces en la Segunda). La tremebunda maquinaria devora hombres que fue la contienda, trajo consigo unas mejoras armamentísticas que facilitaron el asesinato en masa de ambos bandos. La tecnología de guerra dio pasos agigantados creando maquinas y armas nuevas, como una infinidad de granadas, ametralladoras, cañones de largo alcance y los novedosos y monstruosos tanques y los terroríficos lanzallamas. Esta guerra demostró una vez más la increíble capacidad inventiva que tiene el ser humano si es para matarse entre sí. 

La Gran Guerra también fue la primera que el frente se expandió no solo a tierra, donde las enormes trincheras horadaron la tierra, siendo ésta llamada "guerra de trincheras", si no que el cielo y el mar también fueron campos de batalla. Los cielos fueron surcados por los primeros aviones de combate y los inmensos dirigibles, y en los mares vieron lo mortíferos y eficaces que fueron los submarinos. También en esta guerra se utilizaron productos químicos en inhumanas tácticas de guerra química. 

Si las matanzas en el frente o los civiles alcanzados por los bombardeos no eran suficiente, una epidemia asoló a media humanidad hacia finales de la guerra. La mal llamada Gripe Española, denominada así por la cobertura mediática dada por la prensa española, fue una de las pandemias más mortíferas desde la Peste Negra.

Hablando de España, nosotros fuimos uno de los pocos países que no participaron en el conflicto declarándose neutral. Pero no por un espíritu pacifista, siendo la causa mas prácticas que altruistas. La España de Alfonso XIII estaba en una ruina galopante y encima bastante tenían con soportar la ineficacia de los políticos de entonces y la absurda guerra con Marruecos. Y como siempre, los españoles de su tiempo se dividieron en dos bandos, esa idiosincrasia cainita española de enfrentarse entre nosotros. Estaban los Aliadófilos, los que apoyaban a las potencias aliadas y los Germanófilos, los que apoyaban a los imperios. Eslava Galán nos cuenta el gracioso caso real del jamón apostado por los parroquianos de la barbería el Siglo en Jaén, que no pudieron comerse porque la guerra duró más de los esperado y el sacrosanto jamón acabó más duro que una piedra. Cómo nota curiosa y desconocida, Alfonso XIII inició una campaña de redención de cautivos que ayudó a muchos prisioneros de guerra. 

Algunos personajes históricos toman relevancia durante el conflicto y se pasean por las páginas del libro. Empezando por el as del cielo Manfred von Richthofen, el barón rojo; la sensual espía Mata Hari; el aventurero T. E. Lawrence, mejor conocido como Lawrence de Arabia; el revolucionario líder bolchevique Vladimir Ilich Ulianov Lenin; el siniestro monje Grigori Rasputin. También deambulan por el frente un joven cabo austriaco aspirante a pintor llamado Adolf Hitler y otro joven cabo italiano Benito Mussolini, quienes serán protagonistas de excepción en el futuro conflicto.

Lo que en principio parecía que iba a durar unos meses acabó alargándose a unos cuatro años, regando los campos de batallas de sangre y cadáveres. Una generación de hombres perdieron la vida por culpa de unos poderosos que llevados por el odio, arrastraron a unos inocentes a una masacre sin precendentes. El 11 de noviembre de 1918 Alemania aceptó la derrota y la paz volvió a reinar en el mundo. Las naciones victoriosas no fueron magnánimas y castigaron con dureza a Alemania con unas condiciones que la abocaban a una ruina segura. Una generación de alemanes rumió su venganza que acabo culminando en el auge de Hitler y la consecuente Segunda Guerra Mundial.

La Primera Guerra Mundial contada para escépticos vuelve a ser otro magnífico libro del bueno de don Juan Eslava Galán. Una vez más con su estilo ágil y bien documentado, su ironía afilada y su enorme manejo del relato, el bueno de Eslava Galán nos narra las consecuencias que el conflicto tuvo no solo en Europa, si no en el mundo. Los grandes imperios (a excepción del Reino Unido) cayeron ante las potencias aliadas, dejando a su paso un rosario de nuevos países que comenzaron su andadura en solitario.  Tambien nos narra como la revolución en Rusia trastocó al imperio y acabó transformado en la URSS, pero, como no podía ser de otra manera, el bueno de Eslava Galán ha dedicado un libro propio a éste suceso que ya está siendo devorado por mí voraz apetito lector. Otro punto más para afianzar mi afición, por no decir admiración, por este enorme escritor y sabio divulgador. Bravo.

Cómo complemento al libro os recomiendo el visionado de un documental magnífico llamado Apocalipsis. La Primera Guerra Mundial, una recreación del material grabado de la época con una coloración que vuelve las imágenes aún más cercanas y crudas. El blanco y negro da cierto alejamiento cinematográfico, pero cuando las ves en color todo se vuelve un poco más real y por lo tanto más desgarrador. Lo podréis encontrar íntegro, en muy buena calidad y doblado al español en Youtube.


Juan Eslava Galán (1947-)

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