Alabaster, Osamu Tezuka
En esta vida no solo de novelas vive el hombre, si no de toda cosa que puede ser leída. Por eso, una de las cosas que más satisfacción me causa, es leer un buen comic. Es más, yo desarrolle un buen ritmo de lectura a edad temprana, gracias a las divertidas aventuras de un par de ineptos agentes secretos. De hecho me enorgullezco de poseer una colección bastante completa de tebeos de Mortadelo y Filemón, algunos de ellos con el precio en pesetas.
Con el correr de los años descubrí que al otro lado del charco, en tierras niponas, había una industria tan famosa y querida como el Manga. Yo no soy muy lector de Manga, pues soy muy escrupuloso a la hora de elegir el material con el que quemarme la vista leyendo. Por eso soy fanático acérrimo de solo tres mangas en concreto. El primero es el brutal, oscuro y perverso Berserk, del tristemente fallecido Kentaro Miura. Un viaje de venganza y sangre protagonizado por el atormentado Guts en su busqueda de aquel que le arruinó la vida. He disfrutado la travesía de un variopinto grupo de piratas en One Piece de Eichiro Oda. Las andanzas de Luffy "el Sombrero de paja" y sus nakamas es una experiencia en sí misma. Y he empezado a degustar un perverso y trepidante thriller criminal como es Monster de Naoki Urosawa.
Pero, para ir dando paso ya a la obra en cuestión que me pongo muy pesado, por encima de todos estos mangakas, hay uno que destaca por ser el pilar central donde se cimenta toda la obra manga de Japón. Un hombre que desbordaba tecnica, manejo de la historia y sobretodo imaginación. Un trabajador incansable, que creó un estilo propio y reconocible, inspiró a miles de mangakas y, en su lecho de muerte solo pidió que, por favor le dejaran trabajar. Por ello se le conoce como "el dios del Manga". Me estoy refiriendo a Osamu Tezuka.
Osamu Tezuka es como su adorado Walt Disney. Los dos no inventaron lo que les reporto fama inmortal, Tezuka el manga, Disney los dibujos animados, pero si supieron darles una importancia tal, que hoy no existirían las dos industrias sin sus aportaciones. Tezuka elevó el manga a cotas de calidad nunca vistas. Desarrollo las historias, sacándolas de simples viñetas continuistas y simples, aportando un lenguaje visual cercano al cine, su segunda pasión, dibujando escenas de gran movimiento, siendo algunas casi secuencias animadas. Su estilo, entre caricaturesco y realista, con esos grandes ojos tan suyos, que crearon escuela. Su obra se puede identificar en dos ramas bastante diferenciadas. Por un lado las infantiles o fantásticas, mangas que se nutren de la fantasía y la ciencia-ficción, tales como Kimba, el león blanco, La princesa caballero, Black Jack o su personaje estrella Astroboy. Y por otro unas obras más serias, que sin abandonar su estilo Tezuka, tocan temas más graves y reflexivos, inclusos perversos. No por ello se les conocen como "Tezuka oscuro". Obras como Buda, Adolf, MW o su obra maestra Fénix.
Pues de esta vertiente oscura, que otra vez me estoy poniendo pesado, fue el primer Tezuka que cayó en mis manos. Una historia digna de la mejor película de ciencia-ficción de serie B, con todo el respeto del mundo. Sin más preámbulos esto es: Alabaster de Osamu Tezuka. ¡¡AVISO DE POSIBLES SPOILERS!!
Una oscura figura, envuelta en un oscuro traje negro llega a un acantilado. Un hombre oscuro de aviesas intenciones, le cuenta a uno de sus secuaces su origen. James Block era un atleta que rozaba el éxito con sus victorias deportivas. Todo le sonríe en la vida. Pero una mujer le ha robado el corazón, pero está se lo arranca y lo pisotea en el suelo al rechazarlo por una razón estúpida: su color de piel. Block es negro. Éste, cegado por una ira incontrolable, intenta matarla, pero al verse descubierto huye, roba un coche y con tan mala suerte que atropella a un hombre. Condenado a prisión allí conoce a un hombre que dice ser científico y que ha creado un rayo capaz de volver invisible lo visible. Con su ansia de venganza sale de prisión y encuentra el laboratorio. Al probar el rayo, todo sale mal y su cuerpo no se vuelve del todo invisible, transformándolo en un especie de monstruo deforme donde se le ven sus venas. Cegado por el odio y la venganza, Block toma la decisión de destruir todo lo hermoso del mundo, llamándose Alabaster.
Aquí empieza una historia trepidante donde prima una sensación de perversidad y maldad. Todo esta impregnado de un terror subyacente, personalizado en un malvado y terrible Alabaster, que desprende un aura maligna llena de odio. Por momentos me ha recordado a esas antiguas peliculas de la Universal, donde la ciencia es usada para el mal, controlada por un ser malvado. Las dos inspiraciones más plausibles podrían ser El fantasma de la opera de Gaston Leroux y El hombre invisible de H. G. Wells. La primera por el odio de la belleza por parte de villano y la otra por el mal uso de la ciencia para malignas intenciones.
Alabaster crea una organización terrorista donde se dedica a sembrar el terror. Desde un ominoso castillo anclado en un mortal acantilado, dirige sus operaciones de asesinato, secuestro y extorsión. Con una pequeña banda, encabezada por Sansuke, un joven intrépido y perspicaz, el cual empieza a dudar cuando entra en escena Ami, una chica que obsesiona a Alabaster. Tezuka no escatima en mostrar las atrocidades que comete Alabaster. Hay muertes cruentas, torturas y momentos aterradores.
Por otro lado, la ley contrata a el prestigioso Lock Holmes, un investigador del FBI, maestro del disfraz y dueño de un atractivo atrayente. Pero tras su bella apariencia se oculta un pérfido y ambicioso hombre, que es capaz de pisotear a quien sea con tal de obtener sus fines.
La trama se mueve con una tensión ascendente. El juego del gato y el ratón entre los policias que intentaran evitar los crímenes de Alabaster, Holmes viendo como saca partido de las situaciones, Sansuke dudando poco a poco y Ami siendo manipulada mientras su hermano Kanihei hará lo posible para salvarla de las garras de Alabaster. Este es un verdadero villano. Un ser con el alma podrida y ponzoñosa, que desprecia lo bello, Volcando sus oscuros deseos en una cruzada terrorista para borrar la belleza del mundo, llevará su locura a momentos que dan autentico miedo.
Con esta obra Tezuka demostró lo capaz de que era de crear historias de corte más oscuro, dibujando escena de un terror físico que asusta y espanta. Una historia trepidante, llena de giros y sorpresas, donde los personajes maduran y evolucionan. Una seña de identidad del maestro es meter pequeños gags de humor, para destensar la situación. Pero cuando se pone serio, lo hace, y mucho.
Para ir finalizando, Alabaster es una obra no muy conocida del dios del manga, pero es una buena representación de esa etapa oscura. Una historia muy cinematográfica, tensa y trepidante. Un personaje central tan atrayente como malvado y unos personajes secundarios muy bien definidos. Este es mi primer Tezuka y me ha gustado bastante, muy recomendable.
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