Muerte bajo el sol, Agatha Christie

"En el hueco de al lado, Hércules Poirot movió la cabeza con pesar. Otra persona se habría alejado con cierto reparo de allí para no oír la conversación. Pero no así Poirot. Él no tenía reparos de aquella clase cuando se presentaba la ocasión.
—Además—explicaba a su amigo Hastings, algún tiempo después—se trataba de un asesinato.
—Pero el asesinato no había ocurrido todavía—replicó Hastings.
—Pero, mon cher, a esas alturas estaba clarísimo que sucedería—suspiró Hércules Poirot.
—Entonces ¿por qué no los detuvo?
Y volviendo a suspirar, Hércules Poirot repitió algo que ya había dicho en Egipto: que si una persona está decidida a cometer un asesinato, no es fácil impedírselo. Él no se culpaba por lo que habla sucedido. Fue, según él, algo inevitable". Muerte bajo el sol.



¡Pero que maravilla! Otra vez vuelve la gran dama del crimen, madame Agatha Christie nos vuelve a regalar otro misterioso crimen que solo puede ser resuelto por el perspicaz detective belga de puntiagudos bigotes. Con mucha alegría os presento: Muerte bajo el sol de Agatha Christie.

Con título original más apropiado Evil under the sun, osea, Maldad bajo sol, coge el nombre en español de una adaptación fílmica protagonizada por el enorme actor Peter Ustinov y j dirigida por Guy Hamilton, que habia evitado ver como hice con la película de Sydney Lumet. 

Hércules Poirot necesita una vacaciones, por lo tanto se traslada al hotel Jolly Roger en una isla situada frente la bahía de Leathercombe. Un lugar paradisíaco, bañado por un sol cálido y abrasador y rodeado por un mar azul cristalino. Pero como ocurrió en el Jardín del Edén, el mal entró en ese trozo de paraíso. Un asesinato rompe la quietud del hotel y todos los huéspedes serán, en mayor o menor medida, sospechosos. Hércules Poirot tendrá que poner en marcha sus "células grises" para resolverlo.

A diferencia del caso del Orient Express, donde allí el escenario era cerrado entre vagones, aquí Poirot deberá moverse, siempre y cuando no se manche los zapatos, por esos espléndidos paisajes. 

Y como en todas sus novelas, la señora Christie nos trae un grupo variopinto de personajes, tanto víctima como sospechosos. Empezando por la pareja formada por Patrick Redfern, un hombre joven y atractivo y Christine Redfern, una mujer frágil y delicada; el matrimonio estadounidense Gardener, ella tan locuaz y él tan calzonazos; Horace Platt, un plomizo industrial; Stephen Lane un fanático reverendo; el mayor Barry, incansable contador de batallas, la señorita Emily Brewster, una muchacha enérgica; la señorita Rosamund Darnley, una modista muy inteligente; y el frío e imperturbable Capitán Kenneth Marshall, su hija Linda y su esposa, la exuberante y atrayente Arlena Marshall.

Los policías que se ocupan del caso y se ayudan en las pesquisas del detective belga serán el avispado inspector Colgate (que seguro tienen una sonrisa brillante...gracias conozco la salida) y el serio coronel Wetson.

Muerte bajo el sol es una absoluta delicia. Para ser el segundo libro que leo protagonizado por monseir Poirot, y cuarto de la autora, me ha fascinado. Como dije en la anterior reseña, me fascina lo bien entramada que está la trama, el enigma está tan bien planteado que he sido incapaz de descifrarlo. Los interrogatorios sirven a la autora para crear algunas pistas, tanto para  Poirot, como para los lectores, y que los personajes se muestren como son o actúen de forma magistral. En las dos lecturas he ido devanándome los sesos para saber quién es el asesino, pero la única solución que he visto ha sido seguir leyendo para llegar al final y siempre son tan sorprendentemente satisfactorios, que solo queda decir: que buena que es la señora Christie. Y que bueno es, por supuesto monsier Poirot. Podría hablar más sobre la novela, pero sería destripar el misterio y eso es un crimen de lesa humanidad. Simplemente decir que es un gustazo leer los libros de madame Agatha Christie, porque se leen de un plumazo y se disfrutan muchísimo. ¡Bravo! 


Agatha Christie (1890-1976)

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