El exorcismo de mi mejor amiga, Grady Hendrix
Desde que William Peter Blatty publicará su magnífica novela El Exorcista y luego el director William Friedkin realizará una adaptación espléndida, el tema de la posesión demoníaca se ha convertido en un tema recurrente para las historias de terror, junto a las casas encantadas, los fantasmas y los asesinos seriales. Algo que parecía de tiempos remotos como los poseídos puede producir un terror escalofriante ante la irrupción de un elemento diabólico en pleno siglo XX o XXI.
Pues sobre este tema Grady Hendrix, el considerado como superstar de las letras estadounidenses viene a narrarnos una historia de una posesión demoníaca bastante particular. Un autor con varias novelas que se ha consagrado como una de las voces propias y únicas del panorama literario de terror junto a Joe Hill, Paul Tremblay, Stephen Graham Jones, Catriona Ward y Mariana Enríquez. Una vuelta de tuerca sobre el tema del exorcismo en una novela encantadoramente aterradora y macabramente divertida. Con mucho gusto os presento: El exorcismo de mi mejor amiga de Grady Hendrix.
Los marchosos años 80. La novela comienza con la fiesta de cumpleaños de Abby Rivers. La chica vive con obsesión el reciente estreno de la película E. T. El extraterrestre de Steven Spielberg. Ha preparado la fiesta con sumo detalle, pero para su desgracia ninguna de sus compañeras acude. Cuando ya está apunto de hundirse en la mísera de la aceptación de ser una don nadie en la escuela aparece una chica, Gretchen Lang. A partir de ahí serán las mejores amigas.
Las dos se complementan a la perfección. Comparten gustos, se entienden a la perfección, no son nada la una sin la otra. Todos los días Abby recoge a Gretchen en su casa y van juntas a la escuela en su coche, el cual llaman cariñosamente "Conejito de la suerte", al son de las canciones de Phil Collins y Eye the Tiger. Las dos quedan impresionadas ante la belleza de Richard Chamberlain en la serie El pájaro espino. Ellas viven su amistad basada en TASL: "Todo Amor Sin Lesbianismo". Junto a ellas forman amistad con Margaret, una chica fornida y sarcástica y Glee, una chica tímida y enjuta. Las cuatro va a pasar un finde semana en la casa de verano de una de ellas. Una de ellas propone tomar LSD. Tras una experiencia extraña, Abby comenzará a notar que su amiga del alma Gretchen comienza a tener comportamientos extraños.
Es aquí donde empiezan las cosas aterradoras. Gretchen siente que alguien le toca por la espalda, sufre horribles pesadillas que la dejan exhausta, su aspecto cada vez se va volviendo más demacrado, desprendiendo un olor desagradable y su ánimo cambia entre la desesperación, la cólera y la paranoia.
Una de las cosas que hace más entrañable la amistad entre Abby y Gretchen. Las dos pertenecen a estratos sociales distintos. Gretchen es de familia bien, vive en una de las zonas más elitistas de la zona. Sin embargo la familia de Abby es menos privilegiada, ella va al instituto gracias a una beca y se paga sus cosas con un trabajo después de clases. Pero otra cosa que les une es el poco aprecio que sienten a hacia sus padres. Los padres de Abby no le hacen caso, su padre por ser un pobre pusilánime y su madre por ser más distante y siempre estar trabajando. Y los de Gretchen son un matrimonio ultra religioso que sobre protegen a su hija.
Dos elementos son clave de la novela. Por lado hay una magnífica mezcla entre el terror y el humor. Los componentes terroríficos funcionan a la perfección, pues el autor sabe perfectamente manejar la tensión con maestría, narrando escenas perturbadoras que en lecturas nocturnas me han producido algún que otro repelús. Pero no es una novela totalmente de terror, pues la comedia también tiene su sitio. Para destensar el ambiente hay momentos de risa. Y el otro gran elemento es la ambientación. La novela respira y desprende años 80 por cada uno de sus poros. La vestimenta, la música, las películas, los coches, múltiples referencias a la cultura pop ochentera nos trasladan a esa época.
El exorcismo de mi mejor amiga de Grady Hendrix ha sido un absoluto deleite. He reído, he sufrido, me lo he pasado pipa con sus diálogos, he amado con fervor a las dos protagonistas, pues el autor consigue que les cojas cariño. La novela es un cúmulo de sensaciones: divertida, aterradora, dulce, cruda, ha sido como ver una película de aquellos años, rodada en super 8. Un canto de amor a la amistad, pues la relación de Abby y Gretchen es maravillosa, unas amigas inseparables que solo el demonio podrá poner a prueba. Tenía muchísimas ganas de leer a Hendrix y la verdad es que ha sido un verdadero gustazo. Nunca antes me había divertido tanto con una posesión demoníaca. Novelón sin parangón.
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