Héroes, Stephen Fry
Vuelve la mitología griega, una de mis grandes pasiones de la mano de un gran conocedor de los mitos y un autor que ha sabido modernizar y actualizar las antiguas historias de dioses y héroes, con un lenguaje sencillo, una narración vibrante y unos diálogos tronchantes. Vuelve Stephen Fry después de narrar el culebrón olímpico en Mythos, esta vez para darle el protagonismo a unos personajes extraordinarios que hicieron hazañas aún más extraordinarias. Con mucho gusto os presento: Héroes de Stephen Fry.
De los variopintos personajes que pululaban por los campos griegos, los que gozaban y aún gozan de un reconocimiento enorme son los héroes. Seres semi divinos que hicieron hazañas fabulosas y peligrosas donde otros habrían muerto a las primeras de cambio. Los distintos héroes fueron fuente de admiración e inspiración desde los tiempos en que las Musas inspiraban con sus cantos a los rapsodas que los ensalzaban en sus poemas. En ellos encontraban ejemplos a seguir de constancia, perseverancia, valentía, coraje, astucia y valor.
El libro empieza con el Padre de Todo, el Acumulador de nubes, Zeus señor del trueno, rey del Olimpo y fecundo padre de una progenie ingente de dioses y seres semidioses. Mientras Zeus y los olímpicos gobiernan el cielo, los mortales comienzan a tomar conciencia de su propia fortaleza e imbuidos por el calor del fuego entregado por el infortunado titán Prometeo, levantan reinos, cuidades-estado, guerrean y comercian a partes iguales. Pero no todo es prosperidad en los campos helenos. La oscuridad acecha en forma de criaturas monstruosas, fieras salvajes y destructoras que devoran, arrasan y masacran por donde pasan. Los monstruos hijos de Tifón y Equidna. Solo aquellos hombres y mujeres con capacidades extraordinarias podrán derrotarlos, así surgen los héroes.
Otro momento clave es un sueño profético de la diosa del matrimonio y reina del cielo Hera. Un sueño aterrador donde los gigantes suben al sagrado monte y intentan destruir a los dioses. Pero aparece la inesperada ayuda de Prometeo y un mortal descendiente de la estirpe de Perseo, quienes salvarán a los dioses.
A partir de aquí, Fry pasa a relatar las aventuras de los principales y más famosos héroes griegos.
El primero es Perseo el hijo de Zeus y la mortal Dánae que fue fecundada en una de las variopintas formas del lujurioso Zeus. Encerrada en una torre por el miedo de su padre a una profecía de que moriría a manos de un nieto, Zeus la fecundo con una lluvia dorada que traspaso la torre. El padre de Dánae asustado la encerró a ella y a su hijo en un baúl y los lanzó al mar. Salvados por intervención divina llegaron a un lugar sanos y salvos. Pero la gran hazaña de Perseo fue matar a Medusa. Medusa era una gorgona, una criatura monstruosa con cuerpo de mujer, cola de serpiente, cabellos de serpientes y una mirada mortal que petrificaba a quien miraba. Ayudado por los dioses que le dieron el casco de la invisibilidad de Hades, las sandalias voladoras de Hermes, un escudo brillante de Atenea.
El siguiente héroe es probablemente el más archiconocido de todos, sobre todo por su nombre romano. Heracles, Hércules para los romanos, fue el más admirado y aclamado héroe de todos los tiempos. Un ser de gran valor, fuerza brutal y aventuras maravillosas. Heracles nació de la unión de Zeus y la bella mujer Alcmena. Desde su misma infancia demostró una fuerza descomunal, capaz de levantar cosas inimaginables. Pero desde su misma concepción tuvo la mala suerte de que la mirada de la celosa y cornuda Hera, esposa de Zeus, se fijará en él y puso todas sus esfuerzos divinos en amargarle la vida. Cuando Heracles ya era un adulto enorme y apuesto, casado con su esposa y con varios hijos, Hera lo enloqueció haciéndolo matarlos con sus propias manos. Lleno de un remordimiento atroz, se puso al servicio de su primo el rey Euristeo. Este lo encomendó a hacer una serie de proezas, que dieron fama y gloria al fornido héroe.
Los trabajos de Heracles. Inspirado por la astuta y cruel Hera, Euristeo lo mando a realizar unas misiones peligrosas. Matar al león de Nemea; matar a la Hidra de Lerma; cazar a la cierva de Cirene; capturar al jabalí de Erimanto; limpiar los establos del rey Augías; enfrentarse a las aves del Estínfalo; domar al toro de Creta; montar las yeguas de Diomedes; traer el cinturón de la reina amazona Hipólita; robar el ganado del gigante Gerión; coger las manzanas de las Hespérides y traer vivo a Cerbero el perro de tres cabezas guardián del Inframundo. Pero lo que no contaban era que Heracles tenía perseverancia y una moral inquebrantable, y con paciencia y fuerza bruta fue venciendo todos los obstáculos. Heracles fue quién cumplió la profecía al liberar a Prometeo de su castigo y los dos ayudaron a los dioses en la lucha contra los gigantes. Al final de su vida fue recompensado con la divinización llevado al Olimpo y casado con su hermana Hebe la diosa de la juventud.
Belerofonte hijo de Poseidón y la mortal Eurínome. La primera proeza de Belerofonte fue domar al fabuloso caballo alado Pegaso. Tras meses intentando domar al corcel, al final lo consiguió y surco los cielos a lomos de Pegaso. La fama de Belerofonte creció y le fue encomendado matar a la Quimera. Éste monstruo terrible con cabeza y cuerpo de león, una cabeza de carnero sobre el lomo y cola de serpiente, asolaba la tierra con las llamaradas que exhalaba por la boca. Belerofonte ideó un plan para acabar con la fiera. Tras esto la notoriedad se le fue subiendo a la cabeza y creyéndose un igual con los olímpicos, Belerofonte subió al divino monte a lomos de Pegaso. Zeus molesto ante tamaña blasfemia, mando un tabano que picó al caballo que corcoveo y lanzó al arrogante héroe al vacío. La caída fue brutal pero no mortal, el antaño matador de la Quimera y domador del caballo alado Belerofonte acabó sus días vagando por la tierra solo, desamparado y cojo.
Orfeo destacó más por su dotes artísticas que por su astucia o su fuerza. Nacido de la unión de Apolo dios de las artes y la musa de la poesía épica y la elocuencia Calíope, era normal que poseyera un don natural para el canto y la música. Al tañer su lira producía una música tan deliciosa y de su garganta salía un canto que amansaba a las bestias más fieras y encandilaba por igual a dioses y mortales. Orfeo tuvo el honor de participar en la expedición del vellocino, donde con su canto animó y ayudó a los argonautas. Pero la gran peripecia de Orfeo fue salvar (o al menos intentar) a su amada Eurídice. Tras un amor apasionado, su bella mujer murió al ser picada por una serpiente tras huir de Aristeo dios de los campos y las abejas. Orfeo dolido y desconsolado tocó una musica tan triste y melancólica que toda la tierra lloró su pérdida. Aconsejado por los dioses, Orfeo fue hasta el mismísimo Inframundo para traer de vuelta a su amada. Pero todo terminó de manera trágica.
Jasón realizó uno de los viajes míticos más conocidos de la mitología griega, junto al viaje del astuto Odiseo (Ulises). Instruido por el sabio centauro Quirón, demostró unas habilidades extraordinarias como héroe, astucia, liderazgo y fuerza de voluntad. La gran gesta de Jasón fue traer de vuelta el mítico vellocino de oro, la piel de un carnero fabuloso, que estaba en un lugar remoto y custodiado por un dragón que nunca duerme. Para ello mandó construir una nave sólida y robusta, el Argos y reclutó a un valeroso grupo de grandes héroes, entre los que estaban el valeroso Heracles, el músico Orfeo, el sabio consejero Néstor o los valientes gemelos Cástor y Polux. Un viaje lleno de peligros, amenazas y bestias legendarias.
Atalanta fue una mujer extraordinaria. Nacida de la unión entre dos mortales, su padre la repudió y abandonó en un monte por ser una mujer. Amamantada por una osa por intervención de la diosa Artemisa diosa de la caza, la niña creció y fue recogida por cazadores que la criaron. La joven Atalanta creció como una valiente y atinada cazadora, devota de Artemisa, tenía una velocidad asombrosa y un extraordinario manejo con el arco. Desde el mismo día de su nacimiento y durante toda su existencia, tuvo que lidiar con el menosprecio por el hecho de ser mujer. Cuando se apuntó a la expedición de la caza del jabalí de Calidon, los hombres tuvieron que tragarse su orgullo masculino ante las virtudes de semejante heroína.
Edipo es el arquetipo de héroe trágico (y un complejo sexual según Freud). Nacido con la maldición de matar a su padre y llacer con su madre, llevó una vida de altibajos. Si gran heroicidad fue derrotar a la enigmática Esfinge una criatura maligna con cuerpo de león, alas y cabeza de mujer que disfrutaba devorando a los incautos que pasaban por su dominio tras no poder resolver sus acertijos. Pero Edipo era de otra pasta y consiguió resolverlo y venció a la bestia. Tras esto la trágica vida de Edipo fue de mal en peor como lo contó en la oscura tragedia griega Edipo rey del inmortal Sófocles.
Y por último Fry nos relata las aventuras de el que para él es el más grande héroe griego junto a Heracles. Un semidiós lleno de grandes virtudes como la inteligencia, la valentía y agilidad. Jasón nació de la unión entre el rey Egeo y la mujer Etrea, pero se cree que su verdadero padre fue Poseidón. Teseo fue conocido por liberar Atenas del castigo impuesto por el de Creta Minos el cual consistía en entregar siete doncellas y siete jóvenes oara saciar el apetito del Minotauro, una horrible criatura mitad hombre mitad toro encerrado en un laberinto. Pero antes de eso realizó una serie de hazañas o trabajos en emulación de su admirado Heracles.
Cada héroe representa una cualidad muy acorde a su personalidad. Perseo la intrepidez, Heracles la fortaleza, Belerofonte la arrogancia, Orfeo la entrega, Jasón la valentía, Atalanta la perseverancia, Edipo la inteligencia y Teseo la astucia. Todos en mayor o menor medida vienen a encarnar las virtudes del ideal heroico, demostrando que a pesar de su condiciones de mortales albergan en su interior cualidades superiores dignas de los mismos dioses.
Pero como muy bien hace el autor, no representa a los héroes como seres unidimensionales, al contrario, los muestra con sus virtudes pero tambien con sus defectos. Donde mejor se muestra es en Heracles. A pesar de sus enormes cualidades, su colosal fuerza, su bravura y coraje, tambien es inconsciente, llevado por atroces arranques de ira que explotan en una voragine de sangre. Heracles a veces no piensa y asalta el trabajo correspondiente y lo encara con la seguridad que le dan sus poderosos músculos. Pero en otras afronta la situación sopesándola con antelación y calculando cual sera su siguiente movimiento. Como digo es colérico e incontrolable, pero cuando se le despeja la nube de ira de los ojos, al percatarse de lo que había hecho, una melancolía le invade y los remordimientos le atormentan.
Héroes de Stephen Fry es una delicia. Al igual que su predecesor, el autor trata los mitos con su estilo desenfadado, quitándoles esa patina de oro de los bellos salones de los palacios y los museos donde las estatuas y los tapices muestras los mitos con la solemnidad de los grandes artistas. Aquí se muestran con toda su crudeza la sangre derramada, las traiciones, los combates a vida o muerte. Y como es habitual en su autor no pueden faltar la flema británica con ese humor tan chispeante. Leer hablar a los dioses y los héroes como si de una sitcom inglesa es graciosísimo. Un libro muy divertido que sigue demostrando que a pesar de los siglos, los mitos siguen fascinado y entreteniendo a partes iguales, héroes que a pesar del mármol siguen más vivos que nunca.
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