Tras los pasos de Ripley, Patricia Highsmith
El mal atrae. Entrar en historias donde los más macabro y terrible del ser humano se dan la mano suelen hacer las delicias de infinidad de personas. No por ello el género negro, el policíaco y en estos últimos tiempos el true crimen gozan de una popularidad inmensa. Personajes malvados, crueles e inmorales son los que más atractivo despiertan entre los aficionados de la ficción más oscura. Seres tan abyectos como el exquisito y sibarita caníbal el doctor Hannibal Lecter, el yuppie psicópata Patrick Bateman o el siniestro y monstruoso perfumista Jean-Baptiste Grenouille. Algunos personajes no han salido de la mente de un novelista en estado de gracia, si no que la maldita realidad, que siempre supera con creces a la mejor ficción, ha dado nacimiento a historias tan oscuras y horribles que son imposibles de creer. El mejor ejemplo podría ser Jean-Claude Romand, el hombre que llevo demasiado lejos sus mentiras, cuya historia fue tan espléndidamente narrada por el enorme Emmanuele Carrère.
Ejemplos como estos hay muchos, pero si habría que hablar de un personaje abyecto, amoral y sin escrúpulos que se ha forjado un nombre en la literatura, a través de una serie de novelas brillantes escritas por una novelista deliciosamente macabra y genial, solo podría ser el encantador y astuto Tom Ripley y su autora, mi adorada (todo el mundo en pie) Patricia Highsmith.
Con muchísimo os gusto os presento: Tras los pasos de Ripley de Patricia Highsmith. Pero antes un poco de contexto sobre el personaje estrella de la Reina del suspense.
Las andanzas de Tom Ripley comenzaron en la espléndida primera novela: El talento de Mr. Ripley, cuando era un don nadie que mal vivía con pequeñas estafas, hasta que fue requerido por un hombre rico quien le encargó una misión: ir a Italia para traer de vuelta a su díscolo y despilfarrador hijo, Dickie Greenleaf. Allí Tom se hará amigo de Dickie y su novia Marge, y descubrirá los placeres del bon vivant, los buenos caldos italianos y el esplendor del lujo. Pero una serie de acontecimientos le llevarán a cruzar los límites de la moralidad para no abandonar ese estilo de vida.
En la segunda novela, La mascara de Ripley, nos encontramos a un Tom Ripley asentando en Francia, viviendo una vida de rico al casarse con una joven rica parisina, Heloise, en una lujosa mansión llamada Belle Ombre, dedicado al dolce far niente. Pero no todo será limpio como parece. Tras su fachada de rico ocioso se oculta una oscuro negocio de falsificación de arte, donde con la ayuda del que se convertirá en su colaborador más fiel Reeves Minot, se dedicarán a mover una serie de cuadros de un misterioso pintor llamado Derwatt.
En El amigo americano Highsmith nos regala la que puede ser la mejor del ciclo, seguida muy de cerca por la primera. Reeves ofrece a Ripley uno cuantiosa suma de dinero por realizar un par de asesinatos, pero Tom lo rechaza. Pero cuando un hombre llamado Jonathan Trevanny lo insulta en una fiesta, la mente retorcida de Ripley se pondrá en marcha y comenzará un macabro juego orquestado y manejado por Ripley.
Y por último llegamos a la penúltima novela, Tras los pasos de Ripley, donde la autora nos presentará una faceta poco conocida de nuestro amoral protagonista: el altruismo.
Todo empieza cuando Tom Ripley, encuentra a un muchacho en un bar, este le llama poderosamente la atención. Los dos se conocen y el chico le dice que trabaja en Francia como jardinero. Pero la mente inquieta y suspicaz de Tom le hará sospechar. Ganándose la confianza del chico descubrirá que se trata de Frank Pierson, hijo de un magnate norteamericano, que está huyendo de su hogar. Tom tomará cariño al joven y lo protegerá al descubrir que lo están siguiendo.
A partir de ahí la relación entre los dos se volverá muy estrecha, donde Tom verá un reflejo de su yo joven reflejado en Frank y hará lo que sea para ayudarlo y eso los llevará a viajar hasta el Berlín dividido por el Muro, todo esto enfocado para encarrilar al muchacho y que este vuelva a casa.
Como en la mayoría de las novelas de Patricia Highsmith la tensión se puede cortar con un cuchillo. Nunca sabes que puede pasar en el siguiente capítulo. En los viajes de Tom y Frank hay una aparente tranquilidad, pero en el ambiente se respira una inquietud que tensa los nervios. La narración pausada de pronto puede saltar por los aires en cualquier momento, con los giros típicos de la autora.
Tom Ripley, nuestro protagonista, vuelve a sorprendernos con una cualidad desconocida de su persona. La autora nos ha presentado a un hombre ambicioso, taimado, amoral, mentiroso, calculador, encantador, camaleónico, estafador y sí, asesino. Pero aquí con la experiencia de conocer a Frank, un joven que oculta algo, Tom se ve reflejado en el chico. Recuerda todo el periplo que ha pasado desde que su vida cambiara para siempre en Italia, hasta llegar a su plácido presente en su mansión de lujo, con su querida esposa y sus chanchullos de arte. Al ver el desamparo y la admiración que Frank siente por él, le tomará cariño y lo mantendrá bajo su ala y lo protegerá cueste lo cueste.
Frank por su parte es un joven atormentado que toma a Ripley como un ejemplo a seguir, un mentor y un protector. Siendo un adolescente, apenas sabe como dirigir sus pensamientos y sus acciones, pues ésta en esa epoca de la vida donde todo es confusión. Tom guiará al joven para que abandone todo derrotismo y vuelva con su familia, pero dos cosas atormentan al joven Frank Pierson, una es Teresa, una chica de la que esta perdidamente enamorado pero que ella no muestra interés y la otra un oscuro secreto que le corroe las entrañas.
Otros personajes relevantes en la novela son Heloise, la naif y adorable mujer de Tom; Reeves Minot el colaborador habitual de Tom en sus chanchullos de arte y Eric Lanz un simpático estafador que ayudará a Tom y a Frank en su estancia berlinesa.
Tras los pasos de Ripley la cuarta novela de saga de Tom Ripley, se podría decir que es la menos vertiginosa del ciclo. Bien es cierto que la autora consigue mantener el interés constantemente gracias a su manejo del suspense y la psicología de los personajes. Por momentos la acción puede parecer pausada, tranquila, pero es una trampa, pues como es natural en una autora experta en tensar el ánimo del lector, y todo puede dar un giro cuando menos lo espera uno. Tom Ripley sigue siendo igual de encantador como de amoral, pero en este caso lo vemos capaz de preocuparse de alguien más que no sea él mismo. Una novela que te mantiene enganchado a pesar de su ritmo pausado, pues es, en mi caso, era tal la curiosidad por lo que podría pasar, que no podía dejar de leer. Doña Highsmith como siempre impecable y maravillosa. Pronto le tocará el turno a la última de las novelas del amoralmente encantador Tom Ripley.
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