El sobrino del mago, C. S. Lewis

"El león abrió las fauces, pero no no salió ningún sonido; exhalaba, un largo y cálido aliento, que pareció balancear a todos los animales igual que el viento balancea una hilera de árboles. En las alturas, desde un punto situado más allá del velo de cielo azul que las ocultaba, las estrellas volvieron a cantar; era una música pura, serena e intrincada. Entonces se produjo un veloz fogonazo parecido a una llamarada —que no quemó a nadie— procedente del cielo o del mismo león, los niños sintieron que toda la sangre hormigueaba, y la voz más profunda e impetuosa que habían oído jamás empezó a decir:
—Narnia, Narnia, Narnia, despierta. Ama. Piensa. Habla. Sed Árboles Andantes. Sed Bestias Parlantes. Sed Aguas Divinas". El sobrino del mago.


Clive Slapes Lewis fue uno de los más grandes amigos de Tolkien. Entre los dos se forjó una relación muy estrecha unida por gustos literarios y su trabajo como profesores en Oxford. Miembros fundadores del grupo de escritores llamados los Inklings, que se reunían en el pub Eagle and child para comentar y leer sus obras. 

Influenciado por las obras de su amigo, Lewis incursionó también en la literatura. Tras su conversión al cristianismo (se unió a la Iglesia Anglicana), la mayoría de sus obras están fuertemente influenciadas por su recién adquirida fe. Conocidas son sus ensayos apologéticos cristianos como Mero cristianismo o Dios en el banquillo. En la ficción sus obras más reconocidas son Cartas del diablo a su sobrino y la Trilogía cósmica. 

Pero sin lugar a dudas por lo que Lewis ha entrado en la historia de la literatura por la puerta grande es sin duda gracias a su gran saga infantil de literatura fantástica Las Crónicas de Narnia. Historias maravillosas que trascurren en el fabuloso reino mágico de Narnia, lleno de criaturas legendarias y parajes increíbles. Lewis creó esta saga en 1950 con el primer libro de la saga El León, la bruja y el armario, el cual fue un rotundo éxito, gracias a su mezcla de aventura, fantasía y enseñanzas morales. Esto lo llevó a continuar la saga con otros seis libros, que fueron (y siguen siendo) parte importante de la literatura. 

Hay dos caminos posibles para adentrarse en el reino de Narnia. Una, la primeriza, que es leer los libros según su orden de publicación. Y la otra es leerlos siguiendo el orden cronológico de las historias. Esta segunda manera es la que ha acabado calando y las editoriales ordenan los libros de esta manera. Yo por tanto he seguido esta segunda manera, y he entrado al maravilloso reino de Narnia desde su misma concepción. Con mucho gusto os presento El primer libro de Las Crónicas de Narnia: El sobrino del mago de C. S. Lewis. ¡¡AVISO DE POSIBLES SPOILERS!!

La historia comienza en el Londres del siglo XIX donde Digory Kirke y Polly Plummer, dos niños vecinos se conocen de forma forma fortuita. Entre los dos surge una bonita amistad, sobretodo porque comparten la misma guardilla al tener sus casas contiguas. Un día movidos por la curiosidad infantil encuentran una habitación secreta la cual ocupa el tío de Digory, el estrafalario tío Andrew. 

Allí describirán que éste ha estado realizando unos extraños experimentos relacionados con unos singulares anillos, dos de color verde y otros dos de color amarillo. Los niños por accidente tomarán los anillos y al hacerlo serán trasportados a un bosque lleno de charcos. Los dos serán trasportados a varios mundos al meterse en los charcos y poniéndose los anillos. Por eso nombrarán al lugar el Bosque entre mundos. 

Uno de esos mundos será un lugar solitario y en ruinas, donde conocerán a la Reina Jadis. Este les contará que ella es la causante de la destrucción del lugar, llamado Charm, tras una guerra civil con su hermana y por utilizar la terrible "palabra deplorable", capaz de destruir todo. 

Los niños aterrados huirán pero por descuido se llevarán consigo a la Reina a nuestro mundo. Allí está será alabada por el tío Andrew, contento al descubrir que los anillos funcionan. La Reina desatará el caos en Londres , por lo que los niños tratarán devolverla al Bosque. Pero no solo volverán los niños y la Reina, también se irán con ellos el tío Andrew, Frank, un chofer y su caballo llamado Fresón. 

Intentado llevar a Jadis de vuelta a Charn, se confundirán de charco el cual les llevará a un lugar totalmente oscuro. Pero de pronto oirán una música como nunca antes había escuchado. Conforme la música los envolvía, verían que todo tomaba forma, las estrellas surgían en la oscuridad y un enorme sol, llenaría el paisaje con su calida y joven luz. En ese paisaje baldío verían un enorme y majestuoso león, cuya melena resplandecía como el oro. Pero lo más maravilloso es que las fauces del bello gran felino eran el origen de esa música fabulosa. No eran un rugido, era una especie de canto, único y melodioso, de el cual parecía hacer crecer todo a su paso. 

Todo cobraba vida al solemne paso del león y su canto. Los árboles, las plantas, las montañas, los ríos, las nubes, incluso los animales, surgían de la misma tierra, nacidos de la voluntad del león. Cuando todo parecía estar creado, el león tomará a dos animales de cada especie y les dará el don del habla, llamándolos Bestias Parlantes. Tras esto, el león mando llamar a las criaturas fantásticas, como enanos, faunos, hijas del río. Aslan, el nombre del león les dio ese reino para ellos, serían sus guardianes y cuidadores. Y le dio un nombre: Narnia. 

Todos los que vieron ese espectáculo de creación de vida quedaron maravillados. Todos, menos Jadis. Está vio la oportunidad de volver a dominar otro mundo y por ello huyó. Fresón, el caballo también obtuvo el don del habla. Frank fue sin duda el más beneficiado de todos pues Alsan, lo nombró a él y a su mujer, Helen la cual trajo a Narnia, rey y reina de Narnia.

Aslan les dijo a los niños que, como ellos habían traído el mal a Narnia, osea Jadis, ellos tendrían que solucionarlo. Por eso les encomienda una misión. Traer una manzana. Con la ayuda del caballo, ahora llamado Volante pues Aslan le concede alas, llegarán al lugar más lejano de Narnia. 

Allí Digory encontrará un hermoso árbol del cual tomará la fruta. Pero Jadis intentará hacerle comerla y llevarle un trozo a su madre moribunda. Pero el niño, firme en su misión, no caerá en la tentación y le llevarán el fruto al león. Éste les dirá de plantarlo, del cual crecerá un árbol majestuoso que servirá de barrera contra Jadis, la cual al comer su fruto lo repudia. 

Aslan devolverá a los niños a su mundo no sin antes darle una manza a Digory para que sane a su madre en agradecimiento. Los niños volverán a Londres y la madre de Digory recuperará la salud. Con los años, Digory se trasladará al campo a vivir y allí plantará las semillas de la manzana. Del árbol resultante vivirá varios años hasta que un rayo lo destruye. Digory, ya mayor y convertido en profesor, lo usará para crear un armario.

El sobrino del mago es una lectura deliciosa. Creo que no hace falta decir lo mucho que me gusta la literatura infantil. Las respectivas reseñas de los cuentos de Andersen y los Grimm lo avalan. El propio autor declaró: algún día serás lo suficientemente mayor como para comenzar de nuevo a leer cuentos de hadas.

Lewis utilizó su obra para la apología al cristianismo de una manera sencilla, accesible y muy acertada. La metáfora de la creación según la doctrina cristiana, con Aslan como dios creador, con el mundo y sus criaturas surgidas del candor de su aliento y su canto. Los nuevos reyes hombres coronados como Adán y Eva. Jadis y la manzana, clara referencia al demonio, la te tentación y el pecado. Pero también la fortaleza de la fe, reflejada en la bondad de Digory y Polly. 

C. S. Lewis creó un mundo fantástico, divertido, con un lenguaje sencillo y sobretodo supo reflejar su cristianismo en una metáfora preciosa sobre la bondad de Dios y su amor infinito a su criaturas. Tenía una deuda pendiente con este grandísimo autor, gran amigo del padre de la Tierra Media, y ha sido una maravilla. Grandes ganas tengo de volver al mágico reino de Narnia. Seguro que ese armario me dará alguna respuesta de como volver. 


Clive Slapes Lewis (1898-1963)

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