La forma del agua, Andrea Camilleri

"Más que una nueva receta para preparar los pulpitos, el invento de la señora Elisa, la esposa del jefe superior de la policía, fue para el paladar de Montalbano una auténtica inspiración divina. Se sirvió por segunda vez un abundante plato y, cuando estaba a punto de terminar, aminoró el ritmo de la masticación para prolongar, aunque fuera por poco tiempo, el placer que el plato le estaba deparando. La señora Elisa lo contemplaba satisfecha: como toda buena cocinera, disfrutaba de la extasiada expresión del rostro de los comensales mientras saboreaban uno de sus platos. Y Montalbano, por la expresividad de su rostro, era uno de sus invitados preferidos.

—Gracias, se lo agradezco muy de veras— le dijo el comisario al final, lanzando un suspiro.

Los pulpitos habían obrado en parte una especie de milagro; pero sólo en parte, pues, aunque era cierto que ahora Montalbano se sentía en paz con Dios y con los hombres,no lo era menos que seguía sin estar en paz consigo mismo". La forma del agua,





Una de las cosas que más me gustan es ver series de detectives con mi padre. Él es quién me han introducido en la afición por estas historias de crímenes donde los detectives más inteligentes y sagaces tendrán que poner a prueba sus capacidades para descubrir al culpable. Mi padre no es de mucho leer pero las adaptaciones de grandes clásicos del género, como las serie de Poirot o El padre Brown son sus favoritas. 

Yo disfruto el doble leyendo las novelas y viendo las series. Otra de las que más nos gustan son la serie de casos protagonizados por el comisario Salvo Montalbano, un policía italiano serio y reflexivo, con acciones poco ortodoxas y un gran gusto la buena comida. Ahora vengo a hablaros de su versión primigenia, osea literaria, pues he leído la primera novela protagonizada por el comisario de Vigàta escrita por el genial y tristemente desaparecido Andrea Camilleri. Con mucho gusto os presento: La forma del agua de Andrea Camilleri.

En un descampado donde impera la droga y la prostitución aparece muerto Silvio Luparello, un conocido y estimado aristócrata e ingeniero metido en política dentro de un coche. Parece que ha muerto tras mantener relaciones sexuales. A Montalbano le encargan descubrir porque se encontraba en ese lugar el ingenierio, quién fue la última persona que lo vio y debe hacerlo con la mayor discreción dada la posición social del finado. Montalbano comenzará una investigación donde tirando del hilo descubrirá una compleja trama donde el abuso, el sexo y el poder se dan la mano. 

Salvo Montalbano es un hombre de principios. Tiene dos pasiones en la vida, disfrutar de un buen plato de comida, sobre todo si se lo prepara la buena de Avelina, la madre de un delincuente que el comisario ha detenido, y la otro es su novia Livia, la cual vive fuera de Vigàta. Montalbano tiene un caracter simpatico, incluso sarcastico, con una mala leche surgida cuando sus subordinados le tocan las narices, cosa que el autor acompaña con un lenguaje vulgar que resulta divertidísimo. Ver a Montalbano cagarse en la madre que parió a quien corresponda es de lo mejor de la novela. Montalbano tiene una particular forma de investigar, usando maneras inusuales cuanto menos, no le importa bajar al barro y mancharse las manos para descubrir al asesino. Incansable hasta la extenuación no parará hasta descubrir que se esconde tras la muerte del ingeniero. Pero lo más insólito del comisario es que será capaz de manipular e incluso saltarse las normas para su beneficio.  

Otros personajes que le acompañan el servicial inspector Fazio, el doctor Pasquano, el forense gruñón, Gegè, un delincuente que fue amigo en la infancia del comisario y le ayuda en sus investigaciones y Nicolò Zito, un periodista con ideas de izquierda gran amigo del comisario. También aparece Ingrid Sjöström una sensual mujer sueca. 

La forma del agua es una novela deliciosa. El señor Camilleri escribe que da gusto, con unas frases sencillas que ni son recargadas ni son parcas en palabras, tienen lo que hay que tener, ni les falta ni les sobra una palabra. Camilleri sabe que la resolución del caso es lo que mantiene la trama, que consigue mantener con maestría la atención, con algún que otro giro que, en mi caso me han dejado boquiabierto. 

Pero tras una muerte en apariencia anodina y fortuita, la novela esconde una cruda y acida critica a aquellas personas que se ocultan tras una fachada de honradez y honorabilidad, mientras en sus vidas privadas impera la corrupción moral mas baja y abyecta, donde los instintos mas basicos mueven sus vidas. El difunto Lupparello es la representación de esa gente, pues mientras Montalbano avanza en la investigación va descendiendo a una degradación moral repugnante. Pero la otra gran critica es lo cruel y despiadado que es el mundo de la politica, pues la muerte del honorable ingenierio desata una lucha intestina entre sus colaboradores y allegados para ver quien se llevará el trozo más grande del pastel dejado por el muerto. Y de fondo planea el peligroso fantasma de la mafia siciliana.

El libro se lee en un suspiro y te engancha desde el principio, y se nota el gran amor que el autor tenía por la obra del gran Manuel Vazquez Montalbán y personaje Pepe Carvalho, pues el comisario Montalbano y sus casos son un homenaje esplendido al detective barcelonés. Ya estoy deseando seguir leyendo los siguientes casos del comisario. 


Andrea Camilleri (1925-2019)

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