El brillo de las luciérnagas, Paul Pen

"Regresé a mí cuarto con el índice extendido frente a mi cara, la luciérnaga en la punta. Mi hermano roncaba. Abrí el cajón de mi mueble. Primero deposité en el nido de camiseta el resto de cáscara que había rescatado de la cama de la abuela.
—Por si vuelves—le dije al pollito que no estaba.
Después localicé el tarro grande en el que guardaba mis lápices de colores. Los dejé caer dentro del cajón. Metí a la luciérnaga en el interior del frasco vacío. Trató de buscar agarre en su nuevo mundo de límites transparentes, pero resbaló por el cristal sin conseguirlo. Metí un lápiz en el frasco para que el insecto tuviera dónde posarse. Lo agradeció con un chispazo de frío color verde.
No existe criatura más fascinante que aquella que es capaz de crear luz por sí misma."
El brillo de las luciérnagas.




No suelo dejarme encantar por los cantos de sirena de aquellos libros que todo el mundo recomienda con pasión exacerbada. Esos libros que acaparan los primeros puestos de los más vendidos y que tienen reseñas extremadamente positivas, siendo alabados por todo quisqui. Normalmente me producen un cierto rechazo nihilista todas esas alabanzas y suelo dejar pasar un tiempo prudencial para que se vaya a apagando el fuego pasional hacia ellos y entonces tirarme de cabeza en su lectura, aún a riesgo de estamparme los sesos contra el fondo. Puede que por culpa de sentirme único y detergente, y no bailar al son de la masa,  me pierda grandes obras maestras, pero normalmente lo malo gusta y en abundancia. Pues ese mismo me pasa con Paul Pen. Llevo leyendo su nombre en todas las listas de los bestsellers, uno de los autores más apreciados por el gran público, a quien le han otorgado el título de "el Stephen King español". Sin negarle el mérito, pues no había leído nada suyo, ese título, surgido de algún publicista sin escrúpulos, hacia que mis ojos sangraran como talla de la Virgen ante tamaña blasfema con el Rey.

No soy enemigo de la literatura llamada "popular", como bien atestigua este mi muy variado blog. Considero que el buen lector sabe disfrutar de un inmortal clásico como el Quijote, como de un misterio entretenido de madam Christie. Casualidades de la vida Pen estuvo promocionando su última novela en mi ciudad, la cual es una secuela de una de sus novelas más celebradas. Pues aprovechando la ocasión encontre esa novela y la compré gracias a una tarjeta regalo de un amigo y tengo que decir que ha sido una lectura extraña y encantadora a partes iguales. Una historia muy bien escrita, con bastantes misterios que invitan a seguir leyendo, pero que tiene algunas costuras que se deshilachan en cuanto uno le da alguna vuelta, cosa que no es mala, pero ha bajado la experiencia de mi lectura de algo espectacular a un: ha estado bien, me ha gustado. Dejemos eso para después y bajemos hacia el sótano con: El brillo de las luciérnagas de Paul Pen.

La narración recae en un chaval de diez años sin nombre que nos va contando su vida. Y qué vida. Para empezar lleva viviendo desde su nacimiento encerrado en un sótano junto a su familia. Y qué familia. Los miembros de su familia, padre, madre, hermano, hermana y abuela, todos sin nombre, decidieron enclaustrarse bajo tierra en ese sótano tras sobrevivir a un incendio que les ha desfigurado los rostros, siendo la más afectada la hermana quien oculta sus horribles cicatrices y un rostro sin nariz tras una máscara blanca. El niño no esta quemado por haber nacido bajo el sótano. Los primeros capítulos vamos viendo el día a día de la familia a traves de los ojos del niño. Con una rutina estricta dictada por el padre se va configurando la existencia de la familia. Se despiertan, hacen sus labores, desayunan, comen y cenan, se asean, toman los suplementos vitamínicos necesarios y por la noche ven cintas de video en una vieja televisión. El niño vive con normalidad el haber nacido en el sótano, crecer en el sótano, toda su vida es el sótano, no conoce otra cosa que el sótano. Sus padres y su abuela le van enseñado a base de los libros que tienen y el niño conoce lo que hay fuera, de los cuales su favorito es uno de insectos. El niño adora a los insectos y sobretodo las luciérnagas, esas criaturas que son capaces de desprender luz al final de sus abdómenes. Para el representan pequeños retazos del mundo que hay fuera y son portadoras de la luz del sol, que solo conoce por un halo de luz que desciende desde el techo y que da vida a su cactus. Las luciérnagas irán apareciendo de forma paulatina y el niño las ira recolectando en un bote para guardar su luz, escondiéndolo de su familia.

Pues a pesar de que el niño no conoce otra cosa que el sótano, conforme va avanzando la narración comienzan a surgir en su interior una curiosidad por el mundo de arriba, por saber qué hay allí, pero sus padres le han dicho que no se le ha perdido nada y que debe llevar cuidado con una extraña criatura que acecha desde fuera, un monstruo que se cuela en el sótano y viene a llevarse a los niños que se portan mal, el hombre grillo. El ansia por salir de allí ira creciendo frente al miedo al hombre grillo, aumentada por las constantes dudas formadas por las evasivas de sus padres a no contestarle las preguntas que hace sobre allá arriba y la tensión que va subiendo entre su hermana y su familia.

Toda este malestar se forma con el acontecimiento con el que abre la novela. La hermana da a luz un bebé. Haciendo cálculos rápidos el único responsable de esa paternidad solo puede ser el padre, lo cual es el primero de los grandes enganches de la novela, que la vuelven de una turbiedad inquietante. Algo anda mal en esa familia, muchos son los interrogantes que se alzan ante su autoencierro: ¿por qué estan allí? ¿qué provocó el incendio que les desfiguró? ¿qué horror se oculta tras la máscara blanquecina de la hermana, como sí el rostro de un fantasma se tratará? ¿Por qué la familia trata con tanto desdén a la hermana? ¿De dónde sacan las provisiones que les han mantenido tanto tiempo allí? Esa es la gran baza de la novela. Pen va sembrando pequeños misterios que van enganchando al lector motivando el seguir leyendo. Puede ser un recurso barato pero es de lo más efectivo, en mi opinion. Brillante es también como la narración viaja en el tiempo justo al momento donde ocurrio la tragedia que motivo el encierro de la familia, en un crescendo de desgracias que me ha tenido más tenso que una vieja en una moto. Pero no todo es oro lo que reluce, hay partes del argumento bastante trilladas e incluso precipitadas.

El brillo de las luciérnagas me ha parecido una muy buena lectura, competentemente escrita, pero no es una historia perfecta. Primero resaltar lo bueno. Paul Pen escribe bien, correcto, sabe moverse con elegancia entre la primera persona y el narrador omnisciente con solvencia, gustándome más el segundo que el primero. Pen consigue transmitir el estado de normalidad con que el niño ve su vida en el sótano pues sus padres se han esforzado para que su existencia sea tan placentero allí abajo que no piensa en salir, pero la curiosidad va siendo inoculada en la mente del niño por su hermana. 

La hermana es, en mi opinión, la gran víctima de esta historia. La familia es incapaz de perdonar un accidente que tuvo el hermano mayor al caerse de la escalera y se abriera la cabeza mientras ella cuidaba de él. Lo que provocó que sufrirá un daño cerebral severo reduciéndolo a un niño grande que apenas sabe hablar y babea todo el tiempo. La familia culpa de la desgracia a la hermana volviéndose insostenible la relación entre ellos, convirtiendo a la hermana en una resentida y una amargada, sumado a tener que ocultar su rostro para no traumatizar a su hermano pequeño, lo cual la despersonaliza, volviéndola un ente sin sentimientos. Y para más inri está lo del embarazo y posterior parto. La madre y la abuela ven con alegría la llegada de ese niño, pero todo lo que rodea su existencia es de lo más siniestro, haciendo que la hermana aborrezca al bebé. 

Entre ella y el niño va surgiendo una complicidad que le servirá a ella para sembrar la duda y que empiece a desconfiar de todo lo que digas sus padres. Los razonamientos que la famila han intentado inculcar al niño sobre que todo lo bueno está abajo y lo de fuera es malo, va siendo derribado por la hermana, quién vuelva su odio hacia la familia en sus intentos de convencer al niño para salir.

La familia es el otro gran misterio de la novela. El padre, la madre y la abuela ocultan un secreto, algo tan escandaloso e inconfesable que les ha movido a dejarlo todo y esconderse en el sótano. El padre es autoritario, todo debe estar bajo su total control, pero trata con cariño a sus dos hijos varones. La madre no deja de ser una madre, cariñosa y severa al mismo tiempo, es la que ve con antelación las ansias del niño por salir afuera. La abuela, ciega tras el incidente, reza constantemente con un rosario que siempre lleva, un viejo recuerdo de su vida pasada, y ella le enseña al niño que debe dar gracias por todo lo que tienen a aquel que está allí arriba. El pobre hermano es una criatura babeante, un niño grande que disfruta viendo las cintas junto a su padre, silbando con su labios partido una melodía machacona e imitando el canto de la grillos para atormentar a su hermano pequeño.

El niño es eso, un niño. La curiosidad a esa edad es infinita, queriendo saberlo todo con el ansia de alguien perdido en un desierto y que solo ansia saciar su apremiante sed. A pesar de solo conocer las cuatro paredes del sótano y lo que les cuenta sus padres, el niño siente que aquello que le ocultan debe ser un lugar maravilloso, un lugar donde disfrutar del calor del sol sobre la piel, el suave viento meciendo su cabello, el sonido del mar rompiendo sobre las rocas y poder ver los miles de insectos que pueblan el mundo. 

Como digo la novela me ha gustado bastante, por no decir mucho. Entiendo perfectamente porque Paul Pen es uno de los escritores más vendidos y apreciados del momento. Es un autor que tiene algo que a mí me encanta que es la originalidad. Viendo su producción literaria se ve que tiene una gran inventiva a la hora de crear sus historias, lo cual me ha recordado a otros dos autores que me han gustado mucho como Pablo Rivero y Virginia Feito, porque aportan frescura a la literatura actual con historias que se salen de lo común. Pen sabe crear una premisa atractiva, misteriosa e inquietante formando un thriller lleno de enigmas que solo piden seguir leyendo.

Pero... como digo hay pequeñas partes del argumento que pueden chirriar. Todo lo relacionado con lo que provoca que la familia se exilie al sótano es bastante inverosímil. La familia se enfrenta a algo que haría les destruiría para siempre y no se les ocurre otra cosa que desaparecer del mundo ¡para siempre! No huyen, si no que todo el mundo pa' bajo. Puede resultar algo drástico o incluso exagerado. Luego lo que menos me ha gustado es descubrir como la familia se quemó. Toda la novela nos cuentan las horribles deformaciones que causó el fuego y claro uno no para de preguntarse que leche les pasó. Y cuando lo descubres es como: pues vale. Y para mí lo peor es como trata a la hermana. Ella es despreciada, culpada, maltratada, y sí, abusada, obligada a ocultar su rostro como castigo. La familia le reprocha constantemente ser la culpable de la regresión del hermano y querer perjudicar a la familia, lo cual es bastante entendible.

En fin, la novela como digo me ha gustado bastante, ha sido una lectura bastante adictiva, me han gustado bastante la premisa y los personajes, los pequeños misterios que envuelven la historia y una premisa original y eso se agradece. No es una novela perfecta, pero es una novela que se deja leer. Quería quitarme la espina de leer a Paul Pen y ha sido una muy buena primera toma de contacto.


Paul Pen (1979-)

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