Muerte en el Nilo, Agatha Christie

"El detective se frotó la nariz y habló con voz triste:
—Ocurre algo a bordo de este barco que me inquieta más de lo que me gustaría.
Race lo miró inquisitivamente.
—Imagíneselo —dijo Poirot—. Una persona, a quien llamaremos A, ha ofendido gravemente a otra, B. La persona B ansía vengarse y hace objeto a las otra de sus amenazas.
—¿Están A y B a bordo?
Poirot asistió.
—Precisamente.
—Y B, supongo en mujer.
—Exacto.
Race encendió un cigarrillo.
—Yo no me preocuparía. Las personas que dicen a todo el mundo lo que van a hacer generalmente no lo hacen.
—Y, en particular, ése es el caso de las mujeres. Sí, es verdad.
—¿Algo más?
—Sí, algo más. Ayer la persona A escapó de milagro de la muerte. Un tipo de muerte que bien podríamos denominar como accidente casual.
—¿Maquinado por B?
—No, ésa es precisamente la cuestión. B, probablemente no ha tenido nada que ver.
—Entonces fue un accidente.
—Así lo supongo yo también, pero no me gustan esa clase de accidentes.
—¿Está seguro de que B no se ha mezclado en esto?
—En absoluto.
—Bien. A veces hay coincidencias. ¿Quién es A? Una persona indeseable, sin duda, ¿verdad?
—Al contrario, A es una señora joven, encantadora y rica.
—Suena a folletín.
—Peut-être. Pero le digo a usted que no estoy tranquilo amigo mío. Si no me equivoco, y suelo no equivocarme.
Race sonrió bajo su bigote, en un gesto característico.
—... entonces hay motivos graves para inquietarse. Y, además, viene ahora usted a añadir, viene ahora usted a añadir otra complicación. Por lo que dice, hay un hombre a borde del Karnak que mata.
—Generalmente no mata a las señoras encantadoras.
Poirot meneó la cabeza insatisfecho.
—Tengo miedo, amigo mío —declaró—. Tengo miedo... Hoy he avisado a Mrs. Doyle, que es la amenazada, para que vaya con su marido a Jartum y que no regrese a este barco. Pero no han querido hacerlo. Ruego al cielo que podemos llegar a Shellal sin que suceda una catástrofe.
—¿No es usted demasiado pesimista?
El detective negó con la cabeza.
—Tengo miedo —dijo simplemente—. Sí, yo, Hércules Poirot, tengo miedo..." 
Muerte en el Nilo.



Qué gustazo es volver a leer a la gran dama del crimen, la señora de la intriga, la maestra del crimen, madam Agatha Christie, quien vuelve a traer uno de los casos más conocidos y complicados de su bigotudo detective Hércules Poirot, él cual deberá descubrir al culpable de varias muertes mientras disfruta de un viaje por las legendarias aguas del Nilo. Con muchísimo gusto os presento: Muerte en el Nilo de Agatha Christie.

La novela arranca con varios capítulos donde se nos van presentando una serie de personajes, incluido monsieur Poirot. Siendo los más relevantes tres de ellos: Linnet Ridgway, una dama con una gran fortuna  dotada de una extraordinaria belleza, encanto y una gran cabeza para las finanzas; Jaqueline de Bellefort su mejor amiga de origen francés, con un carácter muy apasionado y su prometido Simon Doyle, un hombre de baja estofa pero muy apuesto. Entre los tres se da un triángulo amoroso cuando Linnet y Simon se enamoran perdidamente y se casan, causando un profundo dolor en Jacqueline que solo alberga vengarse de su antigua amiga y su ex prometido. La casualidad quiere que el matrimonio Doyle viaje a Egipto de Luna de Miel, donde serán perseguidos por Jacqueline, y coincidan con lo demás personajes en un crucero por el Nilo. 

Lo que parece un viaje de placer, a excepción por el acoso de Jacqueline hacia los recién casados, donde Poirot y los demás viajeros disfrutarán de los imponentes monumentos del antiguo reino de los faraones, dará un giro funesto cuando se den una serie de catástrofes, entre ellas la muerte de Linnet Doyle. Parece que todo apunta a que su otrora amiga puede ser la responsable pero no todo es tan sencillo para el perfeccionista Hércules Poirot, quién pondrá a punto sus células grises para desentrañar el misterio. Pero todo dará un giro más vertiginoso cuando se sumen más muertes. 

Como es costumbre en las novelas de madam Agatha, el vario pinto grupo de personajes son de lo mejor de la novela. A parte de la muerta, el viudo y la amiga vengativa los demás pasajeros son: la encantadora señora Allerton y su pedante hijo Tim; Salome Otterbourn una estrafalaria novelista erótica y Rosalie su hija, de carácter áspero y frío; la señora Marie Van Schuyler, una anciana adinerada malhumorada, su prima pobre Cornelia Robson, simpática y amable, y la recta y eficiente Srta. Bowers la enfermera de la anciana; Ferguson, un joven comunista malencarado y reaccionario, el señor Richetti, un lenguaraz arqueólogo italiano, el doctor Bessner, tan alemán como cuadriculado y Andrew Pennigton, el fiduciario de Linnet quien aparece de forma repentina en Egipto para controlar a la pareja. También Poirot se encontrará con el coronel Race, un viejo conocido que le ayudará en la investigación, a quien conocimos en Cartas sobre la mesa.

Es en esta novela donde podemos ver los conocimientos arqueológicos que Christie tenía al acompañar a su segundo esposo, arqueólogo de profesión, en sus expediciones. Sus brillantes descripciones de lugares tan emblemáticos como el imponente templo de Abu Simbel hacen que nos sintamos allí con monsieur Poirot y el resto de viajeros, contemplado las milenarias maravillas faraónicas, comprando en los bazares y soportando el hostigamiento de camelleros, vendedores y niños menesterosos. 

Muerte en el Nilo es una de las mejores aventuras de Hércules Poirot. Este crimen puede comprarse con el crimen del Orient Express, por lo intrincado y complejo, pero no hay misterio irresoluble para nuestro encantadoramente soberbio detective de puntiagudos bigotes. Sin desvelar el enigma, la novela órbita sobre lo inhumano y desgastante que es el sentimiento de venganza, que convierte a quien lo corroe en un ser hueco, vacío de todo, llenando su alma de emociones nocivas, donde el odio, el rencor, el resentimiento y un deseo de muerte atroz, marchitan a la persona dejando solo un fantasma, una sombra oscura que absorbe toda luz a su alrededor. 

No puedo hablar más, tan solo decir que ha sido una magnífica lectura, como todas de la señora Agatha Christie, y os dejo a vosotros que os embarquéis por este crucero mortal por la milenarias aguas del inmortal Nilo y ver si sois capaces de descubrir al asesino antes que Hércules Poirot, ya os aviso que será difícil. Bon voyage mes amis.



Agatha Christie (1890-1976)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mala letra, Sara Mesa

Danza macabra, Stephen King

Paperbacks from hell, Grady Hendrix