Las madres, Carmen Mola

"¿Quién eres?, es la primera pregunta que le asalta a ella. Su rostro, pese a la muerte, está como congelado en un último instante de vida y de dolor. La barba descuidada, sucia de sangre como barro, la boca entreabierta en ese rictus que trae a la memoria de Elena el cuadro de Bacon, como si su última exhalación hubiera sido un grito. Los ojos tienen el velo grisáceo de la muerte, pero siguen abiertos, mirando ¿qué? Quizá a quien le hizo esto. Debe de rondar los treinta años, puede que algunos más, está desnudo y atado a una silla. Una metálica, como la de cualquier terraza de bar, ríos de sangre seca ensucian las patas. Su sexo cuelga débil entre las piernas abiertas. Justo encima de él, empieza la cicatriz que asciende hasta el esternón. Mal cosida, la rigidez del cadáver ha destensado los puntos y, por debajo de la carne inflamada, se atisba su interior. Esta fue la razón por la que se avisó a los expertos en explosivos. ¿Qué hay dentro de ese cuerpo?". Las madres. 




Conforme Dante, en compañía del poeta romano Virgilio, va descendido por los círculos del Infierno los horrores que va contemplando son más terribles y espantosos. Así podríamos comparar cada nueva novela de la inspectora Elena Blanco y su equipo de la BAC. Si el caso de la novia gitana donde los conocimos fue un terremoto de emociones, con las siguientes, la Red Púrpura y La Nena, fue sumergirse en un pozo de maldad del que sus protagonistas, y los lectores, no saldarán igual que entraron. Pues en la penúltima novela los Carmen Mola no se van a ahorrar escenas truculentas y giros inesperados, en una historia que pondrá delante de Blanco y su equipo la primera semilla de un enemigo tan poderoso como peligroso. Con mucho gusto os presento: Las madres de Carmen Mola.

En el depósito de la Grúa Municipal Mediodía II de Madrid aparece en una destartalada furgoneta el cadáver de un hombre. Pero lo que hace que encarguen el caso a la Brigada de Análisis de Casos en las heridas que presenta: una enorme herida que baja desde la garganta hasta el pubis, en un horrendo costurón cosido de forma burda y chapucera con un grueso hilo, apenas oculta que lo han eviscerado. Pero lo más macabro no acaba ahí, pues dentro del cuerpo, donde deberían estar sus órganos hay un feto. 

Elena Blanco y su compañero Ángel Zárate ya han visto el horror mismo, pero esto es demasiado brutal. Mientras intentan descubrir quién es ese hombre y por qué ha merecido una muerte tan horrible, reciben desde Galicia otro macabro llamamiento. Ha aparecido otro hombre muerto en las mismas circunstancias, con el vientre abierto y un feto dentro. ¿Quién está matando a estos hombres y por qué les introduce los fetos? ¿Habrá más muertes antes de lo cacen a tiempo? 

Al grupo, Orduño, Reyes, la hacker Mariajo y el forense Buendía se les unirá Manuela, una joven tímida pero muy eficiente que sustituirá a Buendía cuando se jubile. Cuando descubran que el primer muerto era un policía infiltrado en una comisaría sospecha mandarán a Reyes, la sobrina del comisario Rentero, quien demostrará que está en el equipo no por enchufe si no por sus propios méritos, pero lo que no sospechara es que en la comisaría de Villaverde, donde conoce a Fabián, un policía jovial y a Ángel Cristo el jefe, son miembros de un grupo de policías corruptos que tienen amedrentados a varios locales de prostitución y a los narcos, conocidos como la Sección. Pero lo más siniestro será cuando descubran que tras la Sección se oculta un grupo que parece obrar en la sombra que se hace llamar el Clan. Y hasta aquí, para saber más tenéis que leerla, os aseguro que no os defraudará.

Las madres es brutal, desgarradora, cruda, sanguinolenta, sexual, adictiva. Los Carmen Mola han abierto los sellos del infierno en la trama más endiablada de la saga. Los de la BAC se habían enfrentado a demonios con forma humana en las anteriores, monstruos que se esconden entre nosotros capaces de hacer auténticas barbaridades capaces de erizar la piel del mismo Satanás. Pero lo que se enfrentan aquí es algo más peligroso, y eso que solo vemos la punta del iceberg. 

Elena se encuentra en esta novela en la hora más baja de su novelesca vida. Y mira que la pobre lo ha pasado mal. Tras perder a lo que más quería y reecontrarlo trasformado en un ser sin alma, parece que está empezando a ver la luz junto a Zárate. Una relación cimentada en los vaivenes de la pasión desenfrenada y los reproches por no hacer vida juntos, ahora la relación entre los dos parece volverse más cercana, pero hay una pequeña grieta que irá volviéndose más grande entre los dos. Elena ha encontrado un propósito en la vida, cuidar de la Nena. Tras sacarla del averno la niña, que se llama Mihaela, empieza a desarrollar una pequeña confianza hacia Elena. ¿Será esta niña rota la que ayude a recomponer el alma de Elena? 

Ángel Zárate no está tan segura. La Nena le trae funestos recuerdo de lo que pasó con Chesca y lo que tuvo que hacer, cosa que puede costarle el puesto. Pero no solo rondará la cabeza la relación con Elena. Una pregunta atormentará a Zárate que lo llevará a la boca del lobo poniéndole en un peligro inimaginable: ¿Quién estuvo detrás de la muerte de su padre?

Por otro lado tendremos a Orduño y Reyes. Empezando por esta, la que se incorporó como nuevo miembro de la brigada, se ha ganado el puesto con creces. La joven dicharachera sobrina del comisario va a demostrar con creces porque es digna del puesto. Orduño, quien tiene una relación con una mujer llamada Marina a quien conoció en le caso de la Red Púrpura, pero tras un encuentro tórrido con Reyes, empezará a verla con otros ojos. 

Esta cuarta parte ha demostrado porque la saga de la inspectora Blanco ha sido un rotundo éxito: una trama vertiginosa que te engancha sin soltarte, unas escenas macabras y gráficas que muestran lo más monstruoso del ser humano, sexo, mucho sexo, unos dilemas morales que ponen en una encrucijada a los protagonistas y un pozo de podredumbre y corrupción, profundo y oscuro. Los Carmen Mola han ido aumentando la intensidad con cada novela de la serie y estoy deseando leer el último, que seguro va a ser espectacular. ¡Carmen Mola, mola mazo!


Antonio Mercero (1969-), Jorge Díaz (1962-) y Agustín Martínez (1975-).

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mala letra, Sara Mesa

Danza macabra, Stephen King

Paperbacks from hell, Grady Hendrix