Cuentos, Emilia Pardo Bazán

Era la espina, la antigua espina de la juventud, que volvía a hincarse, aguda y recia, en la carne viva del corazón; era la necesidad, mejor dicho, el hambre de amor, de ternura, de delirio, de abnegación absoluta, de sufrimiento, reapareciendo una vez más para envenenar las últimas horas de la existencia, como había envenenado las primeras. "La estéril".

Acurrucada en el suelo, delante de la puerta, a la sombra de la parra, cargada de racimos maduros, dio de mamar con esa placidez física tan grande y tan dulce que acompaña a la vital función. Creía sentir que un raudal tibio e impetuoso salía de ella para perderse en el niño, cuyos labios inflados y redondos atraían tenazmente la vida de la madre. "La advertencia". 


Como última reseña del año, quién mejor que una de las escritoras tótem de la literatura española, una autora que hizo de su literatura no solo arte si no que uso la palabra para darle voz a aquellas que por muchos años estuvieron silenciadas, creando obras que son parte inamovible del canon literario español. Quién mejor que doña Emilia Pardo Bazán para darle un broche de oro a este año de lecturas leyendo una antología deliciosa de sus cuentos. Con mucho gusto os presento la última entrada del blog con: Cuentos de Emilia Pardo Bazán. 

Cómo dije en la reseña del libro de Marisol Donis, mi alma lectora estaba marcada por un pecado imperdonable por no haber leído ningún libro de la Condesa. Y para eso esta aquí está reseña, para expiar mi pecado. Fue a través de la lectura del libro referido, de como doña Emilia fue una gran cronista y seguidora de crímenes reales, el que me inspiró a leer algo de ella. Y como no quería empezar con algún título importante de sus novelas como Los pazo de Ulloa o La tribuna, que las leeré más pronto que tarde, decidí ir por algo más "digerible", dicho sin maldad, y por eso escogí esta edición maravillosa de Penguin Classics. 

Como la mejor discípula del naturalismo de Émile Zola, doña Emilia trajo a la literatura española esa corriente literaria. Son en sus cuentos donde se asemeja al autor francés Guy de Maupassant, uno de sus autores predilectos. A través de sus cuentos la autora es capaz de trasladar un pensamiento y una época con una fidelidad casi científica, con una mirada que no crítica lo que narra, sino que la muestra tal cual es, con toda su crudeza. 

La autora de una biografía de doña Emilia, Eva Acosta, hace una antología de unos 65 cuentos de los cerca de 600 que llegó a escribir y publicar la autora gallega. Un verdadero corpus ilustrativo del mundo creativo de una autora enorme y con una capacidad imaginativa y un estilo tan clásico que cada frase merece ser esculpida en piedra.

En los cuentos de la Condesa de Pardo Bazán hay de todo. Desde una pequeña aldea rural gallega, pasando por las bulliciosas calles de Madrid, lujosos teatros, conventos, paisajes bucólicos, hasta la Castilla de la Reconquista o la América precolombina. Temáticas históricas, realistas, policíacas, intimistas, piadosas, cómicas, trágicas, artísticas, de misterio, navideñas o de terror. Cualquier tema es válido para un cuento. 

Como la longitud de los cuentos varía entre los tres o las dos páginas, el ritmo de estos está tan bien manejado que es sorprendente. Empiezan en ocasiones con la exposición del lugar o los personajes o en otras in media res osea a la mitad, y poco a poco va desarrollando la historia que muchas veces termina de una forma abrupta, con una frase contundente. Muchos de ellos los he terminado con una sonrisa o un pasmo tremendo. Doña Emilia maneja el tempo con maestría, digna influencia de sus maestros franceses y rusos. 

Los personajes están vivos, respiran, sueñan, sangran, aman con tal intensidad que cualquiera diría que doña Emilia ha observado directamente desde las alturas a sus criaturas, capturando sus vidas en el papel. Como no podía ser de otra manera, los personajes femeninos están dotados de una profundidad superior, alejando el estereotipo que los personajes femeninos tenían en la literatura de entonces. Son mujeres poliédricas, con matices, no simples personajes acartonados que lloran o rabian de forma radical. Son personajes complejos, dotados de realismo, una representación fiel del ser humano que es la mujer.

Otra cosa ha resaltar es la tremenda violencia que hay en algunos cuentos. Crímenes rurales, venganzas, pasiones desatadas, sangre derramada, sorprenden por una crudeza que no oculta, la resalta con todo su horror, pues como buena naturalista esto forma parte de la vida y el narrador no debe ocultar nada.

Cuentos de Doña Emilia Pardo Bazán ha sido un verdadero placer. Pues el leer a los clásicos es un absoluto deleite. El castellano de doña Emilia, al igual que sus contemporáneos, es tan delicioso. Como un idioma tan bello, tan rico, tan inmortal, es capaz de trazar unas frases únicas, es una absoluta maravillosa. Un lenguaje rico y delicado, unas frases majestuosas, casi poéticas, deliciosas. Por destacar algunos, lo cual sería difícil pues todos me han maravillado, podría nombrar: El indulto, un crudo relato sobre la violencia sobre la mujer; La sed de Cristo, una parábola religiosa sobre la misericordia; La turquesa, un relato sobre una superstición; El clavo, la historia de una obsesión; La Navidad del pavo, una fábula deliciosa navideña y La cola del pan, una historia tristísima de miseria y muerte. Una autora clásica, unos cuentos inmortales, una lectura maravillosa para finalizar el año. Feliz año y felices lecturas.


Emilia Pardo Bazán (1851-1921)

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