Los años del miedo, Juan Eslava Galán

"En tiempos de la abominable República, los representantes de este órgano legislativo (Cortes Generales) se elegían, como el resto de los sistemas democráticos, por sufragio universal y por elección directa. Franco, en su afán por adaptar la democracia a la idiosincrasia del pueblo español, ha ideado el sufragio corporativo, que otorga la soberanía a grupos de ciudadanos merecedores de la confianza del Caudillo. A cincuenta de ellos los elige directamente, a dedo; otros se eligen desde el tercio sindical, controlado por Falange española, o para ser más exactos por el Movimiento, nueva denominación del que antes se dominaba Partido Único. El resultado es un hemiciclo repleto de vistosos uniformes de procurador civil-guerrera blanca-beige cruzada, cinturón, botonadura y hombreras doradas, camisa azul-de uniformes caquis del ejército con gorras de plato y medallas, de púrpuras episcopales. No hay peligro de que se cuelen elementos liberales o masones". Los años del miedo.



Después de relatarnos la Guerra Civil como no lo había hecho nadie en Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie, Juan Eslava Galán vuelve a hablar de la historia de España posterior a la contienda fratricida, en los duros años de posguerra. En un recorrido por los oscuros momentos donde la dictadura empezó a consolidarse y amarrar las voluntades de los españoles con sus tentáculos, vemos como el férreo ánimo de los españoles se hizo presente para sobrevivir en los tiempos más duros. Con mucho gusto esto es: Los años del miedo de Juan Eslava Galán.

La guerra ha terminado. Francisco Franco, flamante victorioso de la Gloriosa Cruzada de Liberación Nacional, preside el primer desfile de la Victoria. Tras la contienda ya nada le obstaculiza como nuevo Caudillo invicto, los destinos de España ya están en sus manos. 

A lo largo del libro vemos como los españoles van poco a poco despertando de la horrible pesadilla que fue la guerra. Si desde la incansable propaganda del Movimiento en España empieza a amanecer al amparo del glorioso Caudillo, la miseria y el hambre campan por todos los rincones del país. El futuro se ve lejano y difícil, pero la perseverancia del pueblo español, lo hizo crecerse en la adversidad. 

Una de las grandes claves de este libro y será seña en los siguientes, será que el protagonismo estará compartido tanto por Franco y sus secuaces, como de una galería de personas reales, en las que veremos tanto su propia transformación, como la del país. Eslava Galán la da voz a gente anónima como una muestra de la realidad que se vivió en esos tiempos. Así conocemos a Teofilo González un joven que intenta prosperar; doña Petronila Jiménez-Enciso Méndez-Aguilar, duquesa viuda de Pradoancho ejemplo de la nueva casta aristocrática ociosa; Ildefonso López Puerta, mejor conocido como el Chato Puertas y Nemesio Lañador dos estraperlistas avispados y pelotas; don Próculo Orbaneja Ceba beato y melifuo presbítero; Ramón Leyva y Pepe Ayllón, el barbero, los graciosos contertulios de la barbería el Siglo; Diego Medina sufrido chupatintas de Censura y su recto Jefe don Tancredo Rivas; la Uruguaya madame de una famosa casa de lenocinio y el Piojo y el Burro Mojao dos pícaros buscavidas. A través de estos personajes vemos una radiografía sobre la sociedad de la posguerra, desde los desarraigados, los buscavidas y sinvergüenzas, hasta la más alta y rancia sociedad, pasando por la mojigata iglesia.

El nuevo régimen, que empieza ya a consolidarse a base de fusilamientos sumarísimos, control policial, férrea censura y propaganda constante, se sustentó en tres vórtices sólidos. Por un lado el ejército, los generales vencedores pasaron de los cuarteles a los ministerios, con una mentalidad más castrense que política. Por otro la Falange. Con el mito de José Antonio elevado al Ausente, Serrano Suñer, el cuñadísimo de Franco, creo un partido político con el Caudillo a la cabeza, donde todos los estamentos políticos, desde los alcaldes, hasta los funcionarios, debían jurar fidelidad al nuevo Movimiento Nacional. Y la tercera pata la Iglesia. Parapetándose bajo el ala del bando nacional, la Iglesia se convirtió en el aparato de control de masas del régimen, en el llamado Nacionalcatolicismo, donde los dogmas y reglas estrictas de la Santa Madre Iglesia controlaban las vidas de todos los españoles, con una férrea censura moral. 

Y encima de esa pirámide estaba Franco. Aquel oscuro generalito, de pequeña estatura y voz de flautín, acabó acaparando en su persona todas los poderes del estado, siendo elevado al altar de los héroes nacionales. El retrato que del Caudillo nos da Eslava Galán es de un hombre acomplejado, sin formación, con mentalidad de militar, que de pronto se vio rodeado de aduladores que le regalaban los odios con alabanzas que rozaban el ridículo. El culto a la personalidad del Caudillo lo llevo a estar en todos y cada uno de los rincones del país. Franco era omnipresente, e incansable, pues el mito de la luz eterna de su despacho del Pardo, lo ponían como trabajador infatigable, que apenas dormía. Su esposa, Carmen Polo de Franco, la Señora, se aprovechó de su nuevo estatus de Primera Dama, para enriquecer su persona a base de lujosos "regalos".

Otro personaje recurrente es el aspirante al trono en el exilio don Juan de Borbón. El conde de Barcelona vive una existencia relajada en su exilio portugués en su lujosa casa de Villa Giralda en Estoril. Allí se rodea de una corte de pelotas monárquicos, que con su dinero mantiene a la ex familia real, mientras sueñan con la restauración del heredero en el trono y la caída de Franco. Don Juan jugará a dos bazas, adulando a Franco por la espalda y dando falsas esperanzas a sus leales súbditos de su futuro entronización.

En la España de Franco no se pasaba hambre, pero lo que la propaganda no consiguió ocultar es que no en todas las casas había pan. La picaresca tan española campaba a sus anchas, dando rienda suelta a los ingenios más agudos. El estraperlo era el pan de cada día, los avispados negociantes se aprovechaban de la incipiente corrupción del sistema, para enriquecerse a costa de la pobreza y la necesidad. A lo largo del libro eslóganes, fragmentos de anuncios y canciones salpican el relato. 

Mientras las heridas de la guerra empezaban a cicatrizar, en Europa los tambores de guerra resonaban con ruidosa fuerza tras la invasión de Hitler a Polonia. Los países europeos se enfrascaban en una guerra que pronto se tornaría mundial. Los dos grandes aliados de Franco, Hitler y Mussolini, enseguida volvieron sus ojos a España para ver si se unía o no a su lado en la contienda. Franco, que un pelo de tonto no tenía, supo jugar bien sus cartas y marear al Führer en un juego de tira y afloja. Eslava Galán tiene un libro donde habla pormenorizadamente sobre este episodio histórico que leeré muy pronto.

Los años del miedo es un libro duro y necesario. Juan Eslava Galán vuelve a demostrar que es uno de los mejores conocedores de la historia patria. Desterrando cualquier elemento que enturbie el relato, Eslava Galán cuenta la historia sin sentimentalismos, tal cual fue, con su humor y su crudeza. Muestra como poco a poco los tentáculos del régimen fueron estrangulando la sociedad, con un férreo control de la moralidad y un exacerbado culto al Caudillo. Una España en ruinas que soportaba con resignación una situación dolorosa, pero con la esperanza de un futuro mejor. Un libro tan bien escrito, como todos los del autor, con su lenguaje desenfadado, culto, cómico, las divertidas notas al pie y unas magníficas fotografías. Seguiremos con la historia reciente de España  en el siguiente libro de Eslava Galán. 


Juan Eslava Galán (1948-)

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