"Es una conclusión comúnmente aceptada que la guerra civil española fue una lucha entre extremos llevada a cabo por fanáticos apasionados de la derecha y de la izquierda, por fascistas contra comunistas, por católicos militantes contra ateos convencidos, por separatistas contra centralistas, por campesinos hambrientos contra terratenientes. No es difícil encontrar los conflictos amargos que parecían hacer la guerra inevitable en los años anteriores a 1936. Sin duda, la guerra civil no era una sola guerra sino muchas, que coexistieron y se solapaban de tal manera que acentuaron el odio". Las tres Españas del 36.
Paul Preston vuelve a relatarnos sobre la Guerra Civil pero esta vez se centra en desmentir la idea de que el conflicto fue entre extremistas tanto de derecha como de izquierda. Sin más preámbulos esto es:
Las tres Españas del 36 de Paul Preston.
En este ensayo innovador, el hispanista inglés nos habla de esa otra España, la que acabó convirtiéndose en la España actual. A través de mini biografías de nueve personajes clave del conflicto, vemos cómo las distintas ideologías, personificadas en los personajes históricos, fueron la semilla que acabo germinando en el conflicto.
Francisco Franco, José Millán Astray, José Antonio Primo de Rivera, Pilar Primo de Rivera, Salvador de Madariaga, Julián Basteiro, Manuel Azaña, Indalecio Prieto y Dolores Ibárruri "la Pasionaria", son los personajes históricos biografiados.
Franco y Millán Astray representan al ejército. Los dos militares hicieron de la violencia su sello en sus épocas africanas, siendo explotada durante la guerra y la posterior dictadura. Franco, con su talante gallego discreto y siempre calculador, supo afianzarse en el poder con una inteligencia basada en una manipulación total de sus subordinados. Franco se mantuvo tantos años por como supo manejar los tiempos y siempre usar la carta ganadora.
Franco, el discreto encanto de un dictador.
Por otro lado José Millán Astray es el eterno subalterno. Un mutilado de guerra, perdió un ojo, un brazo y una pierna, siempre estuvo a la sombra de Franco. Durante la guerra fue el que elevó a su amigo a tener todos los poderes. Un cadáver andante, el novio de la muerte.
José Millán Astray, el novio de la muerte.
José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, intentó traer la ideología fascista en España. Con un porte atractivo, José Antonio no tenía las dotes oratorias de sus admirados Hitler y Mussolini, pero lo compensaba con un fuerte ideario político. Pero la verdadera relevancia de José Antonio le vino con la muerte. Cuando fue fusilado durante la guerra por el bando republicano, enseguida fue elevado a los altares como el primer mártir de la causa rebelde. Franco al carecer de ideología propia, supo valerse de la perdida del líder falangista y adueñarse de ella, uniendo los restantes grupos fascistas en un solo partido: Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, la FET y de las JONS, que luego sería el Movimiento Nacional. José Antonio, fue el Héroe Ausente, utilizado por Franco y los suyos como elemento de unión político en la futura dictadura. En todas las escuelas el retrato del Ausente y del Caudillo presidían las aulas.
José Antonio Primo de Rivera, el Ausente.
Pilar Primo de Rivera, la hermana del Ausente, fue la dirigente de la Sección Femenina, una organización de adoctrinamiento hacia la mujer donde se exaltaban los valores de la dictadura. Pilar representaba todo lo que la dictadura veía en la mujer, es decir: abnegada ama de casa, cuidadora madre. La mujer queda relegada a mera comparsa del hombre, siendo la que cuida al hombre en calidad de madre y esposa.
Pilar Primo de Rivera, el ejemplo de mujer en el franquismo.
Salvador de Madariaga es el ejemplo de intelectual comprometido. Un hombre de una gran altura de miras que vio todo desde un prisma tan elevado como la sabiduría. Ministro durante la República, huyó al exilio ante la inminente derrota. Furibundo detractor de la Unión Soviética, ejerció una gran oposición al régimen franquista como trabajador de la Sociedad de Naciones. Madariaga representa una España más reflexiva y moderada. Un Quijote moderno que tuvo enfrente los inamovibles molinos del fanatismo.
Salvador de Madariaga, un Quijote de la política.
Julián Besteiro presidente de las Cortes Españolas y del PSOE y la UGT, fue como una isla solitaria en un mar embravecido. Antimarxista declarado, siempre estuvo encontra de que los comunistas intentarán instalará la dictadura del proletariado y convertir España en satélite de la URSS. Por eso a lo largo de la guerra tomó algunas decisiones cuanto menos cuestionables. Un pacifista que vio sangrar su patria.
Julián Besteiro, la tristeza de un pacifista.
Manual Azaña es la gran representación de los ideales republicanos. Preston nos lo presenta como un intelectual, un hombre de letras que se desvivió para mejorar España, pero que fue incapaz de controlar las fuerzas reaccionarías. En mi caso solo puedo ver un hombre de intenciones nobles, pero que tomó una serie de medidas muy radicales sin sopesar las consecuencias.
Manuel Azaña, un hombre de ideas mal ejecutadas.
Indalecio Prieto fue la cara moderada del PSOE. Con una mentalidad más liberal siempre tuvo enfrente la oposición del radical y reaccionario Francisco Largo Caballero.
Indalecio Prieto, la cara moderada del socialismo.
Dolores Ibárruri se ganó a pulso el mote de "la Pasionaria". Mujer de fuertes convicciones, se erigió como la voz de los silenciados. Con sus apasionadas arengas, insufló el ardor en la batalla, discursos ardientes que subían la moral a unos soldados paupérrimos y desangelados. Dueña de una oratoria inflamada, se convirtió en la oposición al franquismo en el exilio junto al dirigente comunista Santiago Carillo.
Dolores Ibárruri, Pasionaria de acero
Las tres Españas del 36 de Paul Preston es un más que un ensayo sobre la "otra" España, es una retrospectiva sobre los hombres y mujeres que fueron clave en la contienda. Tras la lectura de
Arquitectos del terror y
La Guerra Civil española han convertido a Paul Preston en uno de mis lecturas predilectas a la hora de introducirme en el convulso mundo de la Guerra Civil. A pesar de que se nota la ideología del autor, eso no impide que sea riguroso a la hora de contar los acontecimientos. Paul Preston es un conocedor vastísimo sobre esos primeros años del siglo XX en España. Y sus libros han sido un auténtico descubrimiento. Junto a los libros de Juan Eslava Galán se han convertido en mis lecturas compulsivas de los últimos meses. Y aun me quedan varios libros suyos por leer que pronto serán reseñados aquí. Para mí, estos dos autores son los más adecuados, más amenos, más legibles para entrar en la historia reciente española. Sin ninguna duda.
Paul Preston (1946-)
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