La casa al final de Needless Street, Catriona Ward
Un viejo refrán dice: "fui buscando cobre y acabé encontrado oro". Pues precisamente eso mismo me ocurrió con la novela ha reseñar. Como estamos en el mes del horror me dije que era una buena época para leer novelas de terror, aunque pienso que todo el año es bueno para leerlo. Pues tras la lectura inquietante de la novela de Paul Tremblay, he leído un libro que... me ha dejado muy sorprendido, para bien. Porque lo que yo creí que sería una historia de terror, ha acabado siendo algo mucho más original y sorprendente. Sin más preámbulos os presento: La casa al final de Needless Street de Catriona Ward.
Catriona Ward es una de las principales autoras del género de los últimos tiempos. Junto a nombres tan importantes como Grady Hendrix, Paul Tremblay, Joe Hill, Stephen Graham Jones, Mariana Enríquez, Junji Ito entre otros. Ellos han forjado una nueva generación de escritores de horror al amparo del siempre genial Rey del Terror.
Pero en esta novela Ward nos regala una novela que se aleja de los elementos propiamente del terror. A cambio teje una historia llena de misterio, tensión, suspense y unos giros inesperados que dejarían pasmado al mismísimo M. Night Shyamalan.
Como no quiero arruinar la experiencia intentaré contar a grosso modo la historia. La narración se centra en tres personajes. Ted es un hombre bastante extraño. Con un aspecto imponente, su gran envergadura, obesidad y una larga barba rojiza le dan la una apariencia llamativa. Pero tras esa mole de esconde un niño tímido, que vive en una casa vieja y destartalada con su hija Lauren, a la que ve de vez en cuando.
Olivia es la gata casera que vive en casa de Ted. De un color negro como la noche con un ligero mechón blanco, Olivia nos cuenta sus pensamientos como sus lecturas de la Biblia, sus observaciones sobre como se comporta su querido Ted, al que está ligado por un cordón desde que la acogió siendo una cachorro y sus admiración/ amor con la gata atigrada y silvestre que se pasea por los alrededores de la casa de Ted.
Dee solo tiene una misión en la vida: encontrar a la persona que se llevó a su hermana pequeña Lulu. En una vacaciones familiares su hermana desapareció y empezó para la familia un verdadero calvario de desesperación para encontrar a la niña. Dee centrará toda su existencia en la búsqueda del responsable, movida por los años trascurridos y la desesperación ante la inacción de la policía, que la llevará hasta la obsesion. Tras descartar a los principales sospechas, la única linea de investigación que le queda le llevará a un pueblo llamada Needless Street y a una casa: la de Ted.
Todo lo que podáis imaginar que puede tratar la historia se queda en nada, ante la increíble maquinaria de suspense y giros inesperados que nos presenta Catriona Ward. Tú cómo lector puedes hacer en tu cabeza un idea de por donde puede ir la narración pero es tan sorprendente, tan inesperado e incluso, tan inquietante algunas veces que te deja en shock.
Ward no escribe una novela de horror en ningún caso, pero si hay momentos, cuanto menos inquietantes. Tampoco es un thriller policía al uso. Lo que si podría definir con bastante acierto la obra es: suspense psicológico. Ward entreteje una obra oscura, siniestra, maravillosamente inquietante, donde todo no es lo que parece. Una novela coral donde los personajes nos hablan directamente a nosotros (a excepción de Ded que en sus capítulos el narrador es omnisciente), y los vemos por dentro, entrando en sus entrañas rotas y tristes.
La casa al final de Needless Street es un portento novelesco. Catriona Ward ha escrito una historia original, única, absorbente y sorprendente. Ward es capaz de llevarte de la mano a través de las voces desgarradas de sus personajes, a través de una historia que pega fuerte, te enmaraña en una tela de araña de giros insospechados y tremendamente maravillosos. Me gustaría poder hablar más largo y tendido de la historia, pero sería estropeados la experiencia. Que en mi caso a sido increíble. No podía dejar de leer. Cada vez era una sorpresa constante, un "no me lo puedo creer" y en la mayoría eran "joder esto no lo vi venir. Que grande la autora". Solo puedo decir que fui por cobre y acabé encontrado oro de 24 quilates. Bravo por Catriona Ward.
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