Al morir don Quijote, Andrés Trapiello

"Al morir don Quijote el pueblo empezaba a despertarse y no se oía ni una voz, ni unos pasos,ni los cascos de las caballerías sobre las piedras, ni el atropellado menudeo de las pezuñas de ls cabras, como caireles. Nada. Solo los gallos. Y algún perro.
Luego sí. A media mañana se oyeron las campanas.
Al morir don Quijote la casa se llenó de un gran silencio, que únicamente se atrevieron a romper seis corderos que se guardaban en el corral. Dadas las circunstancias, habían olvidado echárselos a sus madres, y balaban dolidos y hambrientos.
Al morir don Quijote, y después de las primeras condolencias y la lógica agitación, los amigos allí reunidos, el ama y la sobrina no supieron muy bien qué tenían que hacer, aunque todo lo que fueron haciendo ordenadamente a lo largo del día, como si improvisaran al mismo tiempo el ensayo general y el estreno de aquella triste y memorable jornada, e hicieron cosas que pensaban serían muy necesarias para el alivio del dolor de los demás, aliviándose de paso en el dolor de hacerlas.
Incuso la vida de ese pueblo, al morir don Quijote, quedó durante unas horas como ese mosquito que vemos apresado en un trozo de ámbar". Al morir don Quijote.



Alonso Fernández de Avellaneda, el misterioso autor de la segunda parte apocrifa del Quijote, termina las aventuras del Caballero de la Triste Figura, llamándolo en esta novela con el infame título del Caballero Desamorado, encerrándolo en la Casa del Nuncio, un manicomio de Toledo. Molesto por el ataque feroz y el secuestro de sus dos queridos hijos, Cervantes tomo la pluma en ristre y le ganó en el mejor duelo literario de su tiempo (con perdón de las cuchilladas poéticas de Góngora y Quevedo), publicando sus Segunda Parte igual o más brillante que la primera. Y solo su verdadero padre y cronista de esta verdadera historia, es decir Cide Hamete Benengeli, Cervantes solo hizo traducirlas del arábigo al castellano, pudo darle el final más digno y humano que merecía el Ingenioso Hidalgo. Vencido y melancólico, retorna a su aldea junto a su fiel Sancho Panza, y a pesar de los sueños de salir a los campos junto a él como pastores, la tristeza de la derrota y el peso del año de encierro en su lugar, acabaron devolviéndole la cordura, dejando al caballero don Quijote guardado junto a sus armas y volviendo a ser don Alonso Quijano, el Bueno y templándole tanto el ánimo que su alma ya no aguantaba más el encierro de sus carnes y la entregó al Padre Eterno, muriendo junto a sus seres queridos. Un final acorde a un personaje eterno.

Muerto don Quijote, se acaba la novela, se cierra el libro y se guarda en la estantería hasta la proxima relectura. Por lo tanto los personajes quedan huerfanos de autor al haber acabado la vida del ingenioso manchego. Muerto el caballero, muertas quedaron sus historias. Pero ¿qué fue de la sobrina, el ama, el cura, el barbero, el escudero y el bachiller, al morir don Quijote? Pues a esa pregunta la contestó Andrés Trapiello con una magistral novela, donde sabemos que fue de los personajes del Quijote tras el deceso del Caballero de la Triste Figura. Sin más o presento: Al morir don Quijote de Andrés Trapiello. ¡¡AVISO DE POSIBLES SPOILERS!!

Alonso Quijano, el hombre al que volvieron loco las lecturas, tomó las armas y se echó a los caminos en busca de aventuras como el caballero don Quijote de la Mancha, ha muerto. Este suceso produce una fuerte conmoción entre sus seres más queridos. Quiteria el ama (a la que por fin se le pone nombre), Antonia la sobrina, Sancho Panza el escudero, don Pedro Pérez y maese Nicolás el cura y el barbero y Sansón Carrasco el bachiller, lloran amargamente la muerte del tío, amo y amigo muy querido. 

Trapiello centra la acción de la novela en los cuatro personajes que más afectó la muerte del Ingenioso Hidalgo.

En primer lugar está Quiteria, el ama. La que fuera la más preocupada por devolver a sus cabales a su señor fue sin duda Quiteria. Sufriendo los locuras de don Quijote y viviendo un sinvivir con sus salidas, sin saber que sinsabores estaría soportando el bueno de su señor, su muerte le causará una tremenda pena. Pues detrás del cariño de amo y sierva se ocultaba un amor apasionado que jamás fue correspondido. 

Antonia la sobrina, la muerte de su tío le produce sentimientos encontrados. Habiendo sido casi criada por él, al estar perdido su padre en las Américas y su madre muriendo de pena por la falta del marido, siempre quiso a su tío como a un padre. Cuando las locuras de éste empezaron a moverlo a salirse a los campos armado de pies a cabeza, Antonia, al igual que Quiteria y sus amigos, se esforzó en traer de vuelta a su señor tío y que descansará los años de vejez que le quedaran en paz y sosiego. Muerto su tío la pena se le mezcla con un resentimiento por sentir que ha desperdiciado su juventud en ese pueblo, mientras su tío malgastaba su hacienda en comprar libros y hundir la economía del hogar, y encima no poder disfrutar del amor de aquel que no la corresponde, el bachiller. Antonia se nos presenta como resentida y amargada, siendo la comidilla del pueblo, donde la llaman la Quijota, con un temperamento muy fuerte. Y para más inri, en el testamento de don Quijote pone una clausula donde dice que si se casa con un hombre que lea libros de caballerías perdería toda su hacienda. 

Sansón Carrasco apareció en la vida de don Quijote atraído por la locura de su vecino. el joven bachiller quedo admirado por las extravagancias de don Quijote y siendo participé de los complots de sus amigos, se embarcó en una búsqueda para derrotar al Caballero de la Triste Figura, primero como el Caballero de los Espejos y luego como el de la Blanca Luna. Al morir don Quijote, este cae en la tristeza de sentirse responsable de haber privado al mundo del hombre más aguerrido, valiente y sobre todo libre que jamás piso la tierra. Pues el bachiller comprende que tras la fachada de loco gracioso de su vecino, se ocultaba un hombre repleto de virtudes que insatisfecho con su vida de hidalgo ocioso, tomo las armas y se echó al mundo para cambiarlo gracias a la utopía del caballero andante.

Pero al que más afecto la muerte de don Quijote fue sin duda al bueno de Sancho Panza. El parlanchín, refranero y glotón escudero siente como una losa el fallecimiento de su amo. Con una amargura que le quema el alma, apaga todo su buen ánimo y lo envuelve en una melancolía que lo vuelve taciturno y triste, dejando asustado a su mujer Teresa y sus hijos, pues sus lozanas carnes se pierden ante la falta de apetito. Aquel pobre labriego movido por el loco de su vecino a recorrer los caminos, siendo apaleado, manteado, apedreado por la recompensa del gobierno de una ínsula, que solo quería volver a su casa y dejarse de ir de la Ceca a la Meca, acabó cogiéndole el gusta al viaje y a la aventura, sintiéndose morir al perder una parte de su ser, pues llegó a intimar tanto con su señor que la barrera de caballero y escudero se rompió dando paso a una fiel amistad, que la muerte ha roto de forma inmisericorde. Sancho ha perdido la mitad de su vida, pues su querido amo ha muerto.

A partir de la presentación de los personajes, empiezan a sucederse una serie de tramas que afectan a los sufridos dolientes quijotescos. Quiteria, no aguantando más el dolor por la perdida de su amado señor decide salirse del pueblo. Antonia, desesperada  por no poder amar a su Sansón como ella quisiera, ahogada por las deudas de su tío y encima asaltada por los requiebros del señor Del Mal, notario y acreedor de don Alonso, quien la amenaza con perderlo todo si no accede a sus propósitos de matrimonio, y los de Cebadón, el ganapán que trabaja en su hacienda quien la acosa para que caiga en sus encantos zafios y vulgares. Antonia, llevada por el desasosiego, acabará cayendo en la tentación y se acostará con el mozo, quedando embarazada de él.

Sansón solo piensa en cuando saldrá la segunda aventura del Ingenioso Hidalgo, escrita por el autor arábigo Cide Hamete Benegeli y traducida por Miguel de Cervantes. Para su sorpresa Sancho le pedirá algo insólito: movido por la nostalgia de sus aventuras con su amo y la vergüenza de no saber leer, le pide que le enseñe para poder degustar la primera parte de sus aventuras. Sansón se verá en la encrucijada de enseñarle a leer y que pueda satisfacer su melancolía y que al hacerlo descubra como lo retrata el libro como un necio y glotón. Al final accederá sorprendido de la gran agudeza y discreción del escudero pues aprende con mucha rapidez.

Antonia pedirá al bachiller que busque al ama, la cual la encontrará en una posada donde una serie de imitadores del Caballero de la Triste Figura pueblan los caminos a imitacion de su héroe. Sansón convence al ama de volver pues la sobrina la quiere como a una madre y la necesita. Retornada Quiteria, Antonia le cuenta su desgracia y le dice que lo mejor es contarle a Sansón su amor. Coincidiendo los dos solos Antonia y Sansón acaban teniendo un momento íntimo, tras lo cual Antonia tomará la decisión de no contar que el hijo que espera es de otro y que parezca fruto del encuentro entre los dos, y se casarán en secreto.

Tras muchos sucesos, al pueblo acabaran llegando los Duques que se burlaron de don Quijote y Sancho, los cuales fueron al pueblo para volver a hacer comedia con ellos, pero se les agua la fiesta al enterarse de la muerte del hidalgo. La Duquesa le hace saber a Sansón que ya ha salido la segunda parte la cual lee con fruición y se la cede a Sancho, la cual también la lee con mucho gusto. Estos descubren que el autor Cervantes vive en la pobreza y deciden ir a Madrid para conocerlo, no sin antes vengarse de los Duques quienes se marchan burlados del pueblo. En Madrid se enteran de la muerte del escritor y deciden volverse a su pueblo tras conocer a la familia de Cervantes. En el pueblo, Antonia y Sansón ven que en España no les queda nada mas que hacer, pues Antonia lo pierde todo por casarse con Sansón y este pierde su herencia siendo repudiado por su padre, y toman la decisión de marchar a las Indias para en aquellas tierras empezar de cero, siendo acompañados por Quiteria y Sancho. La novela finaliza con los cuatro personajes cervantinos marchando al Nuevo Mundo en busca de un futuro favorable.

Al morir don Quijote es un canto de amor a la novela más grande y más universal de la historia. Trapiello ha creado una de las continuaciones del Quijote más tiernas y enternecedoras de cuantas intentaron continuar las andazas del valeroso hidalgo. Con un ejercicio de justicia al narrar que fue de aquellos que sobrevivieron al Ingenioso Hidalgo, el autor hace un juego de metaficción emulando el que hizo Cervantes con su Segunda Parte. Si don Quijote supo de la existencia del libro que recogía sus aventuras, aqui Sancho y el bachiller conocen la continuacion escrita por el Manco Inmortal, incluso se dice que el autor alcalaíno había escrito una tercer parte titulada El final de Sancho Panza. 

El homenaje a la novela cervantina es simplemente magistral. Con manejo del lenguaje propio del Siglo de Oro y una narración brillante, nos traslada a aquel pueblo del que no quiso acordase Cervantes (o Benengeli), mostrando como la muerte de don Quijote les afecta en mayor o menor medida los personajes. Trapiello escribe a la manera cervantina con un respeto casi sacro y los personajes vuelve a hablar como lo hacían en la obra cervantina, de forma realista y humana. 

Trapiello escribió una segunda parte contando las aventuras del cuarteto en las Indias a la cual ya estoy deseando hincar el diente. 



Andrés Trapiello (1953-)

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