Colección particular, Juan Marsé

Cuando Marés empezó a hablar, yo miraba a través de la ventanilla del Lincoln una gigantesca nube de plomo en forma de puño alzándose iracundo contra el cielo desde el horizonte borroso del mar, muy lejos del puerto, allá en los confines del Oriente. Pensé en el destino incierto de la señora de ojos de china bajo la lluvia, y pensé en el destino cumplido y atroz de la furcia cuya cabeza cercenada y calva yacía enterrada debajo de nosotros: vida y muerte extrañamente juntas, fundidas en la misma soledad y en la misma fiebre adolescente, en una sola carne de mujer soñada, sojuzgada y al fin destruida. "Historias de detectives".

Axilas sin depilar con sabor a marisco. Volcanes florecidos. La capacidad de adhesión de las caderas. El pelo resbaló otra vez mientras liaba distraídamente un pitillo con rápidos dedos de perdularia, de un color de la de mosca.
─¿Qué programa tenemos hoy, tío? ¿Te paso algo a máquina o vuelvo al agua?
Deslenguada vagabunda; inteligente y lúcida sobrina. Errante disposición física, siempre. "Parabellum".



Leer a Juan Marsé  es como ver una vieja fotografía. Ver cómo esa parte de la historia se ha quedado paralizada, guardada para siempre como un mosquito atrapado en ámbar. La imagen de un tiempo que ya fue, pero que vive para siempre anclado en la memoria, sonidos, olores, sensaciones, sueños que nunca moriran. La escritura de Marsé está llena de esa nostalgia, esa memoria inamovible de un tiempo oscuro, pero tan lleno de una luz oculta. Por eso es uno de mis escritores favoritos, por su manejo del castellano digno del mejor orfebre, por ser el mejor narrador de su generación. Unido por mi adoración a Mishima, después de la lectura de los cuentos del genial japonés, voy a reseñar un libro de cuentos del autor barcelonés. Una lectura maravillosa. Esto es: Colección particular de Juan Marsé.

Marsé por encima de los calificativos de escritor o novelista, fue un narrador. Porque la línea que une al novelista con el narrador es muy fina. Por eso Marsé supo definirla muy bien. A pesar de centrarse en la novela, Marsé escribió a lo largo de su vida algunos cuentos, unos publicados en un libro y otros en algunas revistas en las que colaboró. Reunidos por el propio autor, estás nueve piezas vienen a representar las claves imprescindibles de la obra marseniana. Es decir, la inventiva para sobrevivir a la oscuridad, esa Barcelona eterna que vive en el recuerdo, un humor desenfadado, un erotismo palpitante, todo ello hilado por la sempiterna memoria, siempre inamovible, siempre viva.

Los tres primeros cuentos fueron parte de un libro independiente, ahora recogidos juntos a sus hermanos. Historias de detectives es la hija pequeña de esa gran novela que es Si te dicen que caí. Un juego narrativo donde se mezcla una investigación detectivesca con las "aventis", las deliciosas historias contadas por los desgraciados infantes para sobrellevar la dura existencia franquista. El fantasma del cine Roxy es el canto de amor a esas sesiones de cine, con el NODO al principio, dos películas después, con amores imposibles, tiros y besos, aplausos a la protagonista, tan bella como inalcanzable y abucheos al malo maloso. Un guionista y un novelista (trasunto de la mala relación del autor con la gente del cine), discuten un guión para una película. Una historia que se emparenta con la magistral novela Un día volveré. Teniente Bravo es la conversión de un chiste a literatura. Un grupo de cadetes hacen la mili en Ceuta y ven, entre asombrados y divertidos, como el homónimo teniente de las ve y se las desea con un potro de gimnasia. En estos primeros cuentos se ven todo el encanto y la imaginería de la obra del barcelonés. 

Los siguientes cuentos no fueron recogidos en ningún libro hasta esta recopilación. Parabellum y El pacto vienen a ser la misma premisa. Siendo el primero un resumen bastante completo, pero con los nombres cambiados de la novela La muchacha de las bragas de oro, cuentan esa poca vergüenza que tuvieron muchos cuando le vieron las orejas a la democracia y temerosos de algún tipo de represalia, guardaron los trajes extremistas por otros más relucientes y democráticos. 

La liga roja en un muslo moreno fue una participación con otros autores. Aquí Marsé da rienda suelta a su erotismo, que a veces roza lo pornográfico, pero tan sugerente como excitante. Una historia donde se mezclan la locura lasciva, la fantasía masturbatoria, la sensualidad del roce de la piel, con un cortado de por medio 

El caso del escritor desleído es un homenaje kafkiano a Juan Carlos Onetti. Un pobre escritor empieza a sentir que no lo leen y para ello traiciona sus principios y empieza una carrera televisión para darse difusión. Un alegato aterrador de como los medios de comunicación embrutecen a las masas y da la sensación de que si no apareces en pantalla no eres nadie. Divertidas son las alusiones esperpénticas a dos mediáticos escritores. 

Noticias felices en aviones de papel es el mejor cuento de la antología. Un relato tan humano donde se dan la mano la nostalgia, la solidaridad y el poder evasivo de la memoria. Seguimos al pequeño Bruno, hijo de una mujer encantadora y un padre ausente y hippie, que entabla una relación de amistad con su vecina de arriba. La señora Pauli, polaca huida de los nazi afincada en Barcelona, tan alegre como extravagante, tendrá la manía de lanzar cosas por la ventana, sobretodo aviones de papel con mensajes escritos en polaco. Un ejemplo bellísimo del arte narrativa de Marsé.

Colección particular es un bonito homenaje a como la ilusión puede ser una válvula de escape de lo crudo de la vida. El sorprendente Capitán Clay es un prófugo de la dictadura que tiene una curiosa forma de salir airoso y no ser detenido. Con la inseparable compañía de el niño enmascarado, Marsé hace una cruel sátira del férreo control del franquismo y un alegato a no perder nunca la esperanza y evadirse través de la lectura. Conócete a ti mismo, Fritz es un esbozo argumental de un posible guión cinematográfico, que nunca se llevó a cabo. Una historia de espías, nazis ocultos, femme fatales, tiros, giros y mentiras. Un pequeño divertimento para cerrar boca con esta maravillosa antología. 

Leer este libro a sido una auténtica delicia. En estos cuentos se encuentran todos los tropos y las características que hacen inmortal la obra del autor catalán. Un recorrido por el paseo de la memoria, con el majestuoso Monte Carmelo y el Barrio del Guinardo que Marsé hace suyo y hace eterno. Las aventis, el humor, la sensualidad, la guerra inacabable, la imaginación, todo ello escrito en un lenguaje qué, frenado por la extensión de los cuentos, no deja de ser tan bellamente escrito. Maravilloso. Magnífico. Marsé.


Juan Marsé (1933-2020)

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